¿Golpistas?
Por Miguel Ángel Zebadúa Carboney
Tiempo de canallas. Viejas prácticas golpistas regresan. No se han ido de las costumbres requeridas por la derecha oligárquica. Una fuerte ofensiva para minar el camino construido por el progresismo de la izquierda moderada. Se había intentado en Venezuela, en Honduras, en Brasil –destitución y prisión- mucho antes en Paraguay, mucho después en Ecuador, y ahora en Bolivia. Y mientras la derecha muestra su cara fascista, saqueando, encarcelando, su rostro preferentemente electoral está de regreso en Europa. El golpismo cerrará las posibilidades alcanzadas mediante la desestabilización política y social. Es nuevamente la herramienta de empresarios, agencias norteamericanas, ONGS, y, otra vez, los militares para un borrón y cuenta nueva.
En México los fuertes y consentidos privilegios económicos y políticos que están siendo afectados por el actual gobierno, junto con la secuelas en curso para reactivar la violencia, el miedo y el terror, la desconfianza, el enojo y el rechazo social a un a un año del primer gobierno morenista. Ni la serie de entretenimiento y de moda Juego de Tronos había sido tan recurrida y movilizada por los voceros del viejo régimen para intentar aferrar audiencia del operativo Sinaloa y del discurso crítico al presidente por parte de un militar retirado. El enojo por la cancelación de un Aeropuerto, órdenes de aprehensión, pero revelar públicamente listas de evasores de impuestos condonadas por sus cuates, era demasiado.
No había pasado tiempo en Sinaloa y apareció una masacre contra mormones, y, como la anterior, las fijación se ha centrado en dos hechos violentos, ciertamente el segundo más. Nuevamente las andanadas de los medios privados arremetieron con todo, en un caso comparable a la guardería de Calderón en cuanto a su impacto. El caso es que el tema hacendario por el momento no es tema. La atención es la demanda de seguridad… otra vez.
Insistir en esto no creo sea innecesario. Al contrario. Tendría alguna relación porque limpiar el cochinero de corrupción en todos los niveles gubernamentales parece ser general. Y es que por dónde se le vea la podredumbre brota como una fruta podrida. La oligarquización del gobierno en tiempos del PRIAN no es poca cosa. Nadie creerá que los afectados se quedarán cruzados de brazos. La situación parece haber alcanzado a los militares, los cuales como una corporación necesitada de las requerimientos de la guerra como lo es su modernización bélica, parecen dispuestos a no perder posiciones obtenidas, porque al igual que otras cosas, al actual gobierno le dejaron unas fuerzas armadas encarreradas en sus labores bélicas antinarco, difíciles de parar todo de pronto. Por ello el no regreso a los cuarteles, seguir en las calles y asumir el mando militar y operativo de la Guardia Nacional. ¿Pero en una política de paz? La intensión de la derecha al querer meter al gobierno en la misma lógica bélica calderonista usando la fuerza, mantener el orden a toda costa, incluyendo las muertes entre mexicanos, contradice a la actual política militar. Dos expresidentes son los voceros de la esto, hacen propaganda y están muy activos. (Recordemos que se les retiró su pensión vitalicia.)
No ha sido la primera vez que algunos militares retirados expresen su opinión de forma pública. Justo cuando se esperaba un respaldo y muestra de lealtad militar, ocurrió una crítica, justo cuando lo ocurrido en el norte del país, donde voces separatistas surgen ignorando la historia, lo esperado hubiese sido que el ejército cerrara filas en torno a su comandante, porque en la historia nacional un lugar especial lo ocupa la lealtad al poder civil, en concreto al presidente de la República. En otro momento esa queja militar desde el interior de la SDN sencillamente no hubiese ocurrido. Pero en el inusual y atrevido discurso del general Gaytán la palabra lealtad al presidente en turno no se oyó.
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