El enemigo interno

Anuncian incremento de patrullaje y vigilancia en Tapachula. Foto: Icoso

Por Miguel Ángel Zebadúa Carboney

Patrullas y motos de tránsito de pronto aparecen  movilizados por las calles creando asombro y desconfianza. Salen de las sombras del poder. Mueven la cabeza para todos lados. Como águilas cazando. ¿El motivo? Ir contra todo motociclista que, según la autoridad primor (ex priistas y morenistas), ¡aparente ser un delincuente! A algunos el ceño se le frunce. A otros no. Lo ven necesario. Normal. Piensan es una medida para volver a la ciudad a la “normalidad”. Ha iniciado la persecución. Buenos contra “malos”.

Ayer en la noche una patrulla de tránsito detenía sobre el libramiento norte a dos motociclistas. Las luces azulrojo intermitentes daban la señal: el gobierno trabaja. No se trataba de un normal accidente o miserable atropellado una víctima más del libramiento de la muerte. De haber conocido las normas, los agentes no debieron haber detenido a esas personas, sencillamente porque es una vía rápida. Sin preocuparse los agentes interrumpieron el cause nocturno de los automovilistas quienes continuaron lento su trayecto hacia el oriente. Seguramente se preguntaron por qué Tránsito detiene su camino. Pero en realidad los agentes no hacían señas, no estaban orientando la serpiente mecanizada sobre el pavimento. Se habían detenido para detener a dos motociclistas. Es posible entonces que se haya violado la ley.

De pronto las destruidas calles de la ciudad son invadidas por autos de color azul, camionetas pick up ahora con la consigna de apañar a todo sospechoso montado en una máquina de dos ruedas…, y, de paso, también a los de a pie. Una pauta generadora de más miedo y desconfianza. La orden de perseguir a todos los motociclistas accionó una forma de criminalizar al motociclista bajo el pretexto de la permanente inseguridad –una muerte inaceptable pero no la única-, y entonces todos cabemos en el mismo costal. Pero la pregunta es por que no se hizo esto antes. Acaso sólo por un hecho lamentable y la presión de algunos empresarios en automático se implementa una medida punitiva. Como si antes de ese episodio la ciudad no hubiese sido víctima del delito.

Una decisión como esa debió plantearse al Congreso local para que la comisión de seguridad –suponemos existe  debido a la constante inseguridad- pero no porque sólo un grupo de personas resulte afectada, presione para que de la noche a la mañana sin preguntarle a toda la población  –contrario al sentimiento de 4ª Transformación de transparentar todas las decisiones-, porque contrariamente el libre tránsito se pone principalmente a la disposición de las percepciones conservadoras. Es como si sólo una clase social fuese la afectada de la violencia, cuando ciertamente son todas. Y así no es cómo se resolverá el problema de la inseguridad. ¿Y que sucede con los autos con vidrios polarizados o sin placas? Pero si hace tiempo el miedo se volvió cotidiano y el vecino ya no te ve como antes, la calle se volverá una cacería donde la desconfiada ha parido a la paranoia. Domingo 14 de julio concentración motos, la pochota 5 de la tarde.

 

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