Los enojados
Por Miguel Ángel Zebadúa Carbonell
Parecido al intenso, permanente y sucio asedio contra el gobierno de Venezuela de parte de sectores de la derecha y ultraderecha, empujados por organizaciones, medios de prensa, chayoteros, ONGS, intelectuales y por Estados Unidos, algunos periodist@s no les alcanza la saliva ni la voz para esconder su cómoda máscara ya descubierta entre los que se beneficiaban con lana del poder público usando lengua, saliva y pluma, para servir de cortesanos al rey hoy ya muerto. Sin sonrojarse ni un segundo, y rasgándose las vestiduras, acuden a lo que para ellos podría ser el juicio de la historia: ¡reclamar la libertad de expresión!… -ignorada mucho tiempo por ellos.
Muchos de ellos no hacen fila para poder hacer lo que antes no podían hacer: criticar sin línea al gobierno en turno. ¿Qué sentirán hoy tras décadas de mentir, acondicionar y moldear las percepciones de los mexic@nos? Me refiero a muchos medios masivos como televisa, la principal escuela. Como dijo Lincoln: “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Si el acuerdo migratorio con Estados Unidos lo aprecian como una derrota del actual gobierno, habría que escarbar en el baúl de la historia si Santa Ana fue más entreguista que todos los antecesores neoliberales juntos -desde de la Madrid hasta Peña. Entre sus virtudes “mexicanas” se cuentan nada más el petróleo privatizado, los ferrocarriles, los teléfonos, la minería, las aereolíneas –Mexicana y Aeroméxico- y, no lo creerá…, lo bancos.
-Es que, un país sin bancos propios, ¿qué es pues? ¿Una colonia, un protectorado? –me dice una atenta estudiante. -Entregado ya el país, no hubo necesidad de disparar ningún tiro –le digo.
En mucho, la herencia del saqueo hecho por una camarilla política representó por el enriquecimiento, corrupción, ostentación, una cleptocracia –gobierno de los ladrones-, cuyo único fin único de gobernar fue hacer de la política un negocio. En muchos años lo que pasaba en las entrañas de los neoliberales, beneficiados por las privatizaciones del sector público, ha sido lo que Susan Strange caracterizó como “el capitalismo de casino”. Las consecuencias de todo ello se ven ahora.
Por eso, al ya no tener esos privilegios sus baterías están ahora dirigidas hacia tratar de desprestigiar al gobierno actual. La estrategia es, mediante el miedo y el terror, el “migrante delincuente” y el ejército agredido, y los homicidios y la violencia permanente, darles prioridad sobre, por ejemplo, las becas a estudiantes, reparto de las ventas de autos para beneficiar a los sectores más pobres. El blanco de los francotiradores medios masivos es la clase media lejana con la baja pero cercana con la alta.
Frente a la unidad pedida, se respondería con división. El otro campo de batallas más claro lo son las redes, donde sin tregua alguna se dan con todo. Hay allí mucho germen detenido dispuesto quizá a no quedarse sentados.
En Chiapas mucha gente espera no sea con fotos en primera plana de periódicos de algunos políticos, la forma de poder convencer si el símbolo electoral de la 4ª transformación es en serio o una continuidad de lo anterior, en un estado donde las “transformaciones” políticas y sociales han sido contenidas por unos amigos y parientes quienes se han rotado el poder político. Pero esperemos que esto sea sólo “una cosa del pasado” y entonces la utopía negada por siglos, será para los chiapanecos un derecho. Porque aquí también, la llegada de “los extraños” migrantes, el histórico racismo guardado contra los indígenas, podría no seguir escondido.
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