Regresito a la escuela
Poco se escribe y poco se dice que en Chiapas por fin los niños volverán a clases. Siempre el acento, grave, cae en la palabra Adulto. Es en la esfera de los bigotes y las zapatillas donde se toman las decisiones. La nota es si se vendieron o no se vendieron los maestros, si los líderes fueron comprados con millones de pesos.
Lo cierto es que niños y niñas se sentirán felices de cargar de nuevo sus mochilas y pegar el grito de alegría a la hora que suene la campana del recreo. Pero no sólo ellos, también los profesores anhelan las aulas tras tantos meses de espera, tras tanto sol y lluvia y mosquitos y hambre y desvelos. Ellos y los padres de familia. ¡Me alegra mucho!
No ha sido inútil la espera. El magisterio de Chiapas dio la batalla, al principio en solitario, y luego con el apoyo del pueblo. Esa vía, la de paro, estaba agotada. El gobierno mostró nula disposición para dialogar sobre la Reforma Educativa que, a decir de verdaderos conocedores, era una pifia, una torpeza del gobierno de Peña Nieto. Un presidente, lo sabemos todos, tremendamente ignorante, inculto y traidor a la Patria.
¿Podía Peña encabezar una reforma educativa? ¡Sí! Convocando para su elaboración a gente capacitada. Podemos hacer una lista de hombres y mujeres del arte, de la ciencia, doctores en educación, destacados profesores; observar ejemplos de éxito en otras naciones y adaptarlas a las distintas regiones de México… Pero no, el presidente no pensaba en Educar al país, sino de controlar al magisterio. Muchos todavía no lo entienden, los que sólo juzgaron a los maestros.
Ahora el río está revuelto para ver con claridad y juzgar con puntería.
Lo cierto es que los niños y sus familias tienen derecho a saber lo que ha pasado, que sus maestros les cuenten esta parte de la historia. Y mientras lo hacen, que también se entreguen con amor a la enseñanza, que cada uno, desde su aula, comprenda la importancia de su tarea para luchar contra el rezago educativo que sufre Chiapas. Que les lean cuentos, que les enseñen con juegos, que se hagan niños un poco. Que les devuelvan lo que los adultos y sus pleitos les han quitado.
Ya vendrá el momento de reconsiderar, de reemprender la lucha con otras estrategias, de integrar a otros actores de la sociedad y, en todas las decisiones que tengan que tomar, no sean las familias las que tengan que pagar los patos rotos.
Que la lucha siga siga, ahora con el regreso a clases. Y, recuerden profes queridos, a nuestros gobiernos les incomoda un pueblo educado y bien informado. Sólo la ignorancia puede perpetuar la injusticia. En sus manos, las de ustedes, hay buena dosis de esa medicina para curar a México.
Pero entiendo que regresan marchitos a las aulas, algunos desesperanzados. ¿Quién estimulará y enriquecerá su espíritu, su imaginación, su creatividad? Es un tema del que también habría que escribir.
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