La cuarta transformación y el Poder Judicial

Gira de Agradecimiento de Andrés Manuel López Obrador – Fotos – Roberto Ortiz (17)

Al momento de escribir esta columna, la Cuarta Transformación lleva alrededor de dos semanas de haber arrancado oficialmente. Todo ha sido novedad, expectativa y en general, buena respuesta a lo que hace el Presidente López Obrador.

Pero a la par del entusiasmo de este arranque, se perfilan ya con claridad un actor y un diferendo que serán determinantes para el éxito de la 4a Transformación: me refiero a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la disputa por los salarios.

Es una realidad que, entre la llamada Alta Burocracia, durante décadas, el asunto de las percepciones ha sido no solo poco transparente sino también atractivo: el poder judicial ha sido espacio al que casi cualquier joven estudiante de derecho aspira a ingresar por la jugosa relación Generosa ingreso garantizado-Alto estatus obtenido-Mediano esfuerzo requerido.

Y me refiero -para bien o para mal, ya depende del lector- a todos los niveles, no solo de los ministros de la Suprema Corte.

Hoy, el nuevo gobierno federal ha puesto el dedo en la llaga y no va a ser un episodio de resolución sencilla: los jueces y magistrados no están de acuerdo en que se cuestionen sus privilegios y esto puede generar turbulencias. Pero en mi perspectiva, y es aquí a donde llevo mi reflexión, el asunto debiera tener una lectura más allá de recortarles sus ingresos porque son muy altos.

En mi opinión, en problema también está en la aplicación misma de la justicia, en la eficiencia del trabajo de jueces y magistrados.

De lo que se trata, en mi opinión, es no solo de ahorrar decenas, cientos o miles de millones de pesos pues eso, en cierto modo, es lo más sencillo. De lo que debiera tratarse más bien de forzar al aparato judicial a ser más eficiente, más servicial y más transparente, de forzarlo a abatir el enorme rezago en resoluciones y sentencias. No solo de abaratarlo. Eso nos ahorraría muchos más millones y permitiría tener un poder judicial más a la altura de las necesidades de nuestro país, tan ávido de justicia.

La batalla del presidente no va a ser fácil. Hoy casi 5 mil integrantes del poder judicial hay promovido recursos legales para garantizar su condición contractual presente porque no están dispuestos a ceder: huele a crisis entre poderes.

Es enorme el reto que tiene enfrente el primer mandatario. Bien valdría la pena repensar la ecuación para ir todavía más al fondo: mucho ofende a México un poder judicial oneroso y privilegiado. Pero más lo perjudica un poder judicial anquilosado, poco eficaz y sin compromiso social. Aunque ganen solo 5 mil pesos al mes pero sigan siendo ineficientes.