Rodando al infinito: el laberinto de la frontera

Guatemala durante cierre de frontera con México en 2021. Foto: Archivo Ángeles Mariscal

Por Omar Vargas Angeles[i]

A la mitad de la ruta

Después del ruido vino el aturdimiento, gritos, gente corriendo. El caos que acompaña cada tragedia. Desde la loma en la carretera se podía observar a lo lejos el camión de carga. La piel todavía se erizaba con la brisa del amanecer, pero sobre el asfalto ya se formaban las características ondas de calor, esas que hacen que las cosas se vean borrosas y como en cámara lenta. El estruendo del tráiler a toda velocidad me sacó del aturdimiento, no era una escena en cámara lenta, estábamos al pie de la carretera circulando por el ínfimo acotamiento y no estábamos solos, miles de personas que integraban la caravana migrante también se desplazaban por ahí. Digo desplazar porque en los últimos años la movilidad de las caravanas migrantes se ha transformado, ya no solo caminan, cada vez más personas usan bicicletas o ruedas para mayor precisión. Eso sí, todos y todas lo más posiblemente apretados contra el acotamiento de la carretera costera número 200 que une la ciudad de Tapachula con el Istmo de Tehuantepec en México. La antigua ruta de “La Bestia” y principal escenario de las actuales caravanas con rumbo a los Estados Unidos.

En realidad, nosotros[ii] llegamos a este punto atraídos por el rumor de que cada vez más y más migrantes comenzaron a circular en bicicleta.  Nos imaginamos esas dos ruedas de un modo diferente, acostumbrados a rodar en solitario. Imaginamos un ejército de bicicletas andando una detrás de otra. Pero no fue así, en el recorrido de esa caravana migrante en agosto de 2024 encontramos muchas bicicletas, pero también triciclos, carriolas, carritos de supermercado y sillas de ruedas. Muchos tipos de uso, sobre todo colectivo, de carga, arriba maletas, niños, mujeres o personas mayores. De a dos, de a tres, de a los que cupieran: el triunfo de la rueda colectiva. El redescubrimiento de una vieja tecnología para enfrentar una realidad relativamente nueva: los controles fronterizos deslocalizados[iii].

 

¿Cómo lo entendemos?

La frontera deslocalizada se refiere a todos aquellos mecanismos de control que los Estados modernos implementan lejos de las líneas que dividen sus territorios. Este proceso implica que a mayor cantidad de flujos migratorios mayor cantidad de controles. Casi un cálculo matemático podríamos pensar, pero lo relevante de la situación no está en una simple suma. Esta política busca ejercer formas de control más sutiles, pero incluso más eficaces para la gestión y contención de flujos cada vez más numerosos. Y, sobre todo, cada vez más diversos, en cuanto a sus lugares de origen, motivaciones, maneras de viajar y estrategias empleadas.

En esta medida, todas estas personas que buscan llegar a Estados Unidos para pedir asilo, refugio o para trabajar ya no pueden solo internarse un poco en México y tomar cualquier bus, camioneta o avión que los traslade hasta la siguiente línea fronteriza. La deslocalización promueve que las personas tengan que invertir mucho más tiempo en conocer y familiarizarse con aquellos territorios por los cuales se desplazan, ya que necesitarán recorrer estas distancias a pie. Por eso las bicicletas son importantes, suponen un medio de transporte que escapa a las normativas que buscan ralentizar el movimiento de estas personas.

Dicha ralentización es coincidente con la tesis de Brown[iv] que propone que históricamente ni el más alto de los muros ha buscado nunca frenar la migración, sino precarizar el trabajo. En este escenario es esperable y hasta lógico, que la diversificación en los controles provoque respuestas estratégicas por parte de las personas. Por eso caminar, por eso las bicis, por eso agruparse, por eso la madrugada y la carretera. Por eso lo colectivo, para enfrentar en conjunto el laberinto que suponen los retenes, agentes migratorios, policías, patrullas, Guardia Nacional, crimen y hasta las condiciones del ambiente. Porque en colectivo se viaja más seguro, aunque lamentablemente nunca con total seguridad.

 

¿Por qué es una tragedia?

Quizá debería disculparme por esquematizar una verdad casi evidente. Ningún ser humano debería ser perseguido por su nacionalidad, origen, deseos o necesidad de trabajar y por supuesto, ninguna vida merece ser borrada. Sin embargo, caminar durante días y semanas a un lado de la carretera bajo el inclemente sol, ya es parte de las desdichas. Pero esta es solo la mecánica del suceso, el escenario, las leyes físicas que estudian el movimiento de los cuerpos; la dinámica; las leyes que buscan comprender las causas o fuerzas que lo producen y modifican es lo complejo. Comprender cómo este conjunto de sujetos se aglutinó, decidió formar un colectivo y avanzar de la manera en la que lo hace, es la parte dinámica del fenómeno migratorio contemporáneo y los mecanismos de control a la movilidad de las personas. ¿Cuáles son esas fuerzas que producen y modifican este movimiento?

Podríamos entender ese tráiler como parte de la dinámica que configuran los mecanismos de control de la frontera vertical, una terrible fuerza que modifica las trayectorias de cuerpos que se desplazan por una carretera. Es una tragedia porque, para empezar, esas personas ni siquiera deberían haber estado ahí. En segundo lugar, tampoco deberían tener que lidiar con autos, policía, extorsiones, calor, lluvias o el desgaste en sus cuerpos.  Esta dinámica se instaura a partir de las “nuevas” políticas de contención migratoria, fuerzas que buscan modificar las metas, objetivos, planes y/o deseos de este gran conjunto de personas: el laberinto.

Orillarlas a caminar por ese estrecho acotamiento es una metáfora de la exclusión. La marca simbólica ideal para dejarle saber a los unos y otros que no deberían estar aquí.

Y ahí estábamos, a un lado de la carretera. Nos paramos bajo la sombrita de una palmera. Repartíamos suero, agua, inflamos llantas, parchamos ponchaduras, lubricamos cadenas y no mucho más. Nunca contamos con las sillas de ruedas, no nos imaginamos encontrar esa diversidad de vehículos con ruedas. Y ahí estábamos, sin herramientas y casi inútiles para auxiliar si quiera mínimamente a estas personas que se empujaban a sí mismas con la fuerza de sus brazos. Y así nos sentimos cuando nos relataron aquella historia: silla, mujer y ruedas volaron por los aires afectadas por la fuerza del tráiler, las ruedas perdieron su redondez y su dueña dejó de sufrir bajo el sol. En eso pensaba cuando el inclemente claxon volvió a interrumpir todo, salir del estupor para comprobar que seguíamos rodando junto a la carretera, escuchando historia tras historia, una más difícil que la anterior, tratando de apagar el incendio con una gota de agua.

La verdadera tragedia de este fenómeno es el laberinto legal, la pulverización de los controles que dispersan, ralentizan, detienen y atrapan a las personas; la mecánica de la migración humanizada[v]. Las leyes que regulan el movimiento de estas personas dictadas por la mecánica del filtro fronterizo. Todas las demás fuerzas en estos escenarios modifican la intensidad de la injusticia.

[i] Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA). Doctor en antropología social por el Ciesas Sureste. Lineas de investigación: Movilidad, frontera, mercados de trabajo flexibles.

[ii] Agradezco a la Dra. Carmen Fernández por brindar las facilidades para esta investigación, como parte del Proyecto no. 319125 Pronaii “Justicia espacial para personas en in/movilidad en entidades consideradas temporales, o de paso, y las comunidades que las reciben. Iniciativas desde la Frontera Sur de México” de PRONACE Seguridad Humana, de CONAHCYT. También a los colegas Dr. Rogelio Ramos y Dra. Alma Lizárraga con quienes realizamos el trabajo de campo.

[iii] Salter, M. B. (2004). Passports, Mobility, and Security: How smart can the border be?. International studies perspectives, 5(1), 71-91.

[iv] Brown, W. (2010). Walled states, waning sovereignty. Princeton University Press.

[v] https://www.gob.mx/sre/articulos/mexico-tiene-una-brujula-muy-clara-humanizar-la-migracion-canciller-alicia-barcena-ibarra-345819?idiom=es

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