Sixto

Sixto Machorro Román
Foto: Facebook

Viendo el mar como hace sus olas, en una pared a un lado de la mesa donde nos sentamos, vimos una lagartija grande que se paró y posó frente a nosotros. Me acordé de ti, mi querido amigo Sixto Machorro Román, dos horas después que supe habías fallecido.

Me acordé porque a Jim Morrison le decías como le conocían en el mundo del rock, el Rey Lagarto, y sé que no crees en estas cosas –usted, siempre tan materialista y dialéctico-, pero de seguro eras tu, amotinado en el espíritu de ese reptil silencioso y altivo.

Sabemos que estamos en una etapa de despedidas terrenales de los viejos camaradas, pero uno nunca espera que suceda tan de prisa, y tan de repente, y tan jodidamente sorpresiva. Los “hubiera” no caben en estos eventos, pero por ahora ya no podremos hablar del mundo político que con tanta pasión hablabas. Una vez le dije a Ricardo que él había sido siempre mi maestro en estos temas, pero cuando te conocí me dijo que tú eras su master, así cerramos un circulo super chido que conservábamos y delineábamos cada vez que íbanos a los bares marginados de las afueras de Xalapa.

Con ambos conocí a profundidad los entresijos de la izquierda veracruzana. También de su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y como cayeron en la cárcel por la consecuencia de su pensamiento social. Cuando discutíamos sobre el troskismo, a Sixto se le incendiaba la mirada y la conciencia. Yo, quizá mas de la línea guevarista, ponía mucha atención a esa línea política del viejo Machorro, la que nunca dejó de ser parte de su forma de concebir el mundo.

Las muertes (y la vida misma) llegan y sorprenden de forma extraña, siempre. No es para menos, no estamos acostumbrados a las cosas que nadie sabe explicar. Por eso inventamos las fantasías más increíbles, para ayudarnos, tal vez, a sobrellevar las incasables dosis de realidad fatídica que vivimos todos los días. Seguramente el maestro Sixto tendría una explicación lógica de todo este asunto. Desde el marxismo hasta el psicoanálisis, otro tema de su incumbencia. Como cuando nos explicaste la innovadora manera de hacer y ser de izquierda del EZLN, en la mirada de un Sub Marcos cáustico y prometedor de una siguiente lucha social, en la que nos inscribimos todos nosotros.

Pero ni modo, ahora estamos aquí, de nuevo, frente a frente, aunque en otras extensiones de la vida (alguna vez platicamos que morir es estar viviendo en los recuerdos, siempre y cuando nuestra acción de vida trascienda y no se olvide). Por tanto, henos aquí, charlando como camaradas, como si nada hubiese pasado, aunque ya pasó mucho y ahora viene el largo recorrido de la memoria. La tuya, mi buen Sixto Machorro Román. Por lo pronto, el “jhonny” se retira momentáneamente, a la espera de una cita más, en cualquier plano donde nos encontremos y en la disposición atenta de hablar de todo lo que importa en esta vida. Dijeran los clásicos: “la lucha sigue”, así que guárdanos un sitio en la grada desde donde ahora observas irónicamente todo lo que sucede alrededor nuestro. Salud, maestro, y hasta siempre mi Comandante.

 

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