Los 80
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Andrés Fábregas en Paquimé, Casas Grandes
El próximo 14 de febrero cumplo los 80 años. En estos días que he pensado en ello se agolparon en mi mente varios recuerdos. Así, hace 50 años, cuando contaba con los 30 años de edad, en los inicios de 1975, Ángel Palerm nos convocó a Roberto Varela (ya finado), a su hijo Juan Vicente Palerm (que radica en los Estados Unidos), a José Lameiras (ya finado) y a mí, para plantearnos que, en la recién fundada Universidad Autónoma Metropolitana, se habían abierto tres “Campus” (Unidades): uno en Azcapotzalco, otro en Xochimilco y otro Iztapalapa. El propósito-nos explicó Palerm-es crear en los alrededores de la Ciudad de México, entonces Distrito Federal, una serie de Campus universitarios para descongestionar, sobre todo, a la UNAM. Cada uno de estos “Campus” tendría vida propia, con su Rector y con distintos esquemas educativos. La Rectoría General de la nueva Universidad se situó en Tlalpan, en la Colonia Ex-Hacienda de San Juan de Dios, en territorio del entonces Distrito Federal. El Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez fue el primer Rector General de la UAM. En la Unidad Iztapalapa de la UAM, la División de Ciencias Sociales y Humanidades quedó bajo la Dirección del destacado filósofo mexicano Luis Villoro Toranzo quien se acercó a Palerm para solicitar su auxilio en la creación de un Departamento de Antropología que se vendría a unir al de Economía y al de Sociología. El motivo de habernos congregado a cuatro de sus discípulos fue el de encargarnos el diseño de un Plan de Estudios para la licenciatura en Antropología que tendríamos que presentar primero al propio Ángel Palerm para una discusión detallada antes de entregarlo a Luis Villoro. La estrategia de Palerm al convocar a cuatro de sus discípulos con diferentes orientaciones y formaciones era evidente: lograr un plan de estudios plural que presentara al futuro estudiante diversas opciones no sólo temáticas sino teóricas. Así, Roberto Varela en ese momento aún era sacerdote jesuita, había estudiado en Francia con los antropólogos estructuralistas y además tenía una interesante experiencia como antropólogo al haber radicado varios años en la India; Juan Vicente Palerm seguía la orientación teórica de su padre especializándose en el estudio del campesinado y en los esquemas metodológicos de la ecología-cultural; José Lameiras, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia era un excelente etnógrafo, un maestro del trabajo de campo y buen conocedor de la historia de la antropología en México: por mi parte, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia combinaba las influencias de Ángel Palerm (la ecología-cultural y el evolucionismo multilineal además del marxismo), Lawrence Ktader (el marxismo) y Guillermo Bonfil (las teorías anti colonialistas, la articulación de étnia y clase social y el trabajo de campo). Palerm nos hizo trabajar en días muy intensos hasta que logramos diseñar un Plan de Estudios dividido en semestres que hacían un total de 5 años. El requisito para graduarse era presentar una tesis resultado de un trabajo de campo en una investigación original. Convenimos en que el Departamento se anunciaría oficialmente como de Antropología Social y tendría varias especializaciones en antropología política y antropología económica, por ejemplo. El trabajo de campo era un requisito indispensable y se estableció desde el primer semestre durante las vacaciones de verano. Los estudiantes tendrían que incorporarse a un proyecto de investigación a cargo de cualquiera de los docentes del Departamento de Antropología. Aquel inicial Departamento es en la actualidad uno de los más importantes no sólo en el país sino en América Latina y con seguridad el plan de estudios original ha sido modificado. En 50 años han ocurrido cambios muy importantes en la antropología, no sólo en México sino a nivel mundial. Guardo un recuerdo muy agradable de aquellos días en la UAM-Iztapalapa: las clases en las aulas, los trabajos de campo en la región de Jalapa-Coatepec, el trato tan cordial con Luis Villoro dado que fui el primer Jefe del Departamento de Antropología de la UAM-Iztapalapa, aunque el Primer Coordinador lo fue Roberto Varela. Las reuniones departamentales de trabajo con Luis Villoro fueron verdaderas lecciones de cómo manejar una institución académica. Villoro fue un excelente Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades y lo hubiéramos querido de Rector de la UAM-Iztapalapa, a lo que él se negó atendiendo a su decisión de acompañar a los movimientos sociales que buscaban un cambio en el país hacia una sociedad de justicia, igualdad y paz. Recordé también en estos días de intensa actividad, la experiencia en el trabajo de investigación de la Frontera Sur y cómo le dimos forma a ese concepto. Fue una gran experiencia con un equipo formado en su mayoría por estudiantes que recién se habían graduado o que estaban redactando sus tesis para graduarse. Abarcamos a los estados mexicano de la Frontera Sur y nos introdujimos a un primer acercamiento a Belice y a Centroamérica en general. Logramos converger en un análisis que implicó proyectos de investigación en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Gracias a los resultados de ese amplio proyecto que pueden consultarse en las publicaciones que aparecieron en la serie Cuadernos del CIESAS del 124 al 129 publicados en 1985, se fundó el CIESAS-Sureste justo en el año de 1985. En febrero de ese año cumplí los 40 de edad. De manera realmente accidental tuve la oportunidad de encargarme de la reestructuración del Instituto Chiapaneco de Cultura desde 1989 hasta 1994. Fue otra experiencia plena de enseñanzas al lado de personajes de Chiapas, algunos icónicos, como el Dr. Jacinto Arias. En ese Instituto de Cultura se iniciaron antropólogas como Xóchitl Leiva, Carolina Rivera Farfán o Rosalva Aída Hernández Castillo al igual que antropólogos como Miguel Lisbona, Jaime Torres, Carlos Uriel del Carpio, Juan Pohlenz o Economistas como Daniel Villafuerte. Hubo un Centro de Escritores con magníficos resultados bajo la Dirección de Jesús Morales Bermúdez; José Luis Ruiz Abreu dirigió uno de los programas editoriales más importantes de los que se han hecho en Chiapas. Los intelectuales indígenas lograron desarrollar un Programa de Difusión Cultural de gran peso en Chiapas además de editar una revista tan singular, tan original, como Nuestra Sabiduría. Enrique Pérez López logró traducir al tzotzil la novela de Ricardo Pozas, Juan Pérez Jolote. Thomás Lee hizo importantes contribuciones a la arqueología de Chiapas. Recuerdo que fueron años intensos, sin tregua. Tuve el apoyo de una persona excepcional como secretaria: la señora Yolanda Rayo y en el contador Ohnán Molina a un eficaz, leal y honesto Administrador. Los Encuentros de Intelectuales Chiapas-Centroamérica nos congregaron a lo más importante de la intelectualidad crítica centroamericana con los intelectuales de Chiapas. Es uno de los períodos de mi vida que recuerdo con mayor alegría. En el corto período de gobierno de Eduardo Robledo se fundó la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas que emanaba del legendario e histórico Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, el ICACH. La UNICACH surgió en los inicios de 1995 cuando cumplí los 50 años. Fui el primer Rector de la UNICACH mientras José Antonio López Chavarría fungió como el Abogado General. Hoy la UNICACH es una Universidad estratégica bajo la Rectoría de una destacada arqueóloga chiapaneca, Fany López Jiménez. Durante el gobierno de Ruiz Ferro tuve que abandonar Chiapas. Creo recordar que fue en el año de 1997. Ingresé al Colegio de Jalisco cumpliendo los 52 años de edad. Inicié junto con un grupo de colegas el estudio de la región Norte de Jalisco, un proyecto que nos dejó importantes lecciones. Pero, además, hacia 1998, abrí en México el campo del estudio antropológico del mundo del deporte, analizando a la afición del equipo de futbol Chivas Rayadas de Guadalajara. Escribí Lo Sagrado del Rebaño. También, en ese período en el Colegio de Jalisco, trabajé junto a mi amigo y colega, el antropólogo español Pedro Tomé, con quien hicimos un trabajo comparativo de la Sierra de Ávila en España y Los Altos de Jalisco en México. Resultaron tres libros: Entre Mundos, Entre Parientes y Regiones y Fronteras. Fue un período de lo más interesante en mi vida académica. Al regresar a Chiapas iniciando la segunda mitad del período de gobierno de Pablo Salazar cumplía los 59 años. A iniciativa del Gobernador Salazar Mendiguchía fundamos la Universidad Intercultural de Chiapas, en 2005, justo al cumplir los 60 años. Fui el primer Rector de esa Universidad hasta que el Gobernador Juan Sabines tuvo a bien destituirme y me vi obligado a regresar a Jalisco pasando antes por el CIESAS-Sureste, mi antigua fundación e incorporándome en Guadalajara a la Unidad Occidente del CIESAS en donde permanezco como Investigador Titular además de fungir como docente en el Programa de Posgrado y colaborar también en el Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Guadalajara. En el año de 2022, cuando cumplí 77 años, tuve el alto honor de recibir por parte del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) el Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales en reconocimiento a mi trayectoria como antropólogo. Recibí el Premio en uno de los Auditorios de la UNAM. Fui el primero de quienes recibieron distinciones en esa ocasión en pasar al estrado para recibir el Premio. La ovación que me recibió realmente me estremeció. Me sentí muy honrado y recordé a mis maestros, al gran Guillermo Bonfil, con quien aprendí a trabajar las técnicas etnográficas y a interesarme en el destino de los pueblos indígenas. En ese breve instante en que recibía tan alta distinción pasó por mi mente lo afortunado que he sido al tener una familia, mis hijas y mi esposa, tan solidarias, tan importantes como cobijo a una trayectoria académica como la que me ha tocado desarrollar. Recordé a Lawrence Krader, a Ángel Palerm, a Pedro Armillas, a Phil Weigand, grandes maestros que me labraron como antropólogo. Y tantas peripecias y sucedidos más a lo largo de 80 años dedicados a la antropología de México, de Chiapas, de Latinoamérica. Gracias a Chiapas Paralelo por permitir la publicación de este esbozo biográfico, que, espero, pueda ser de utilidad para quien se interese en la trayectoria de la antropología en México. 80 años son al mismo tiempo muchos y pocos. Siempre la vida será corta. Pero que fortuna es vivir, haber nacido en México, en Chiapas, tener una familia solidaria y contar con amigos y amigas. Vaya mi recuerdo de José “Pepe” Lameiras, Brigitte Boehm, Victoria Novelo, Armando Vázquez-Ramos, Roberto Varela, Víctor Esponda Jimeno, Virgilio Caballero, Isac Teitelbaum, Gastón Kerriou, amigos y amigas entrañables que ya no cumplieron los 80 años. Tuve la fortuna de vivir al Movimiento Estudiantil de 1968, estar en el Jueves de Corpus, presenciar la Revolución Cubana del Che Guevara y esa excepcional generación de jóvenes que le pusieron el cascabel al gato imperialista. Que fortuna vivir el México actual. Así que, ¡como han pasado los años! Y con todo, ¡gracias a la vida!
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 10 de febrero de 2025
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