Cine y educación; propósito de la 76 Muestra Internacional de Cine en la Universidad Autónoma de Chiapas

El cinematógrafo llegó a México en los últimos años del siglo XIX mitigando la monotonía de la vida porfiriana; desde sus orígenes fue uno de los entretenimientos más populares. Los escritores José Juan Tablada y Luis G. Urbina se complacieron por la proyección de películas en una ciudad ávida de espectáculos. Según Ángel Miquel[1], Tablada y Urbina valoraban las posibilidades del cine en el ámbito de la diversión pública y el registro la realidad e intuían el reto que la naciente cultura de la imagen en movimiento imponía a la palabra impresa. Amado Nervo, al ver la película Gran lucha pugilística entre Corbett y Fitzsimmons, en 1897, dijo que ese espectáculo eliminaría el interés por los libros. A finales de los años veinte, las proyecciones mudas fueron remplazadas por las sonoras en las que se cantaba y se recitaban poemas.

En la actualidad, pese a la difusión del cinematógrafo y de la televisión, el libro tiene vigencia; lejos de constituir una enemistad con la lectura y la escritura, el cine es capaz de hermanarse con ellas ampliando la visión del espectador y favoreciendo la articulación de su ámbito local con la cultura universal. Muchos filmes han surgido de los relatos literarios y se estructuran de acuerdo con una lógica visual. Néstor García Canclini[2] señala que en vez de seguir oponiendo los libros a la televisión o a las pantallas inalámbricas, convendría ensayar formas diversificadas de fomentar la lectura y la capacidad crítica en el mundo digital en sus múltiples oportunidades, en las páginas encuadernadas, en las pantallas públicas y en las personales. En las pantallas, dice Canclini, proyectamos nuestros miedos sociales y culturales; son más que escenas de la comunicación no sólo porque trasmiten productos de la cultura y representaciones de la sociedad; son, asimismo, lugares en que las generaciones teatralizan competencias, en el doble sentido de lo que nos habilita para actuar y nos confronta.

En occidente y en algunos países latinoamericanos, el cine ha sido utilizado para conseguir mejores resultados en el aprendizaje de diversas disciplinas. Entre los investigadores que han recurrido a él se encuentra Maximiliano Ekerman[3], quien analiza la contribución del cine en la enseñanza de la Historia en una escuela secundaria de Argentina. María González García[4] es otra investigadora que propone al cine como recurso en una escuela primaria de España para el aprendizaje de las competencias básicas de relación y adaptación de los niños al mundo cambiante e interconectado.

Maximiliano Ekerman propone educar la mirada mediante películas como Dans la maison de Francois Ozon y El club de los poetas muertos de Peter Weir, entre otras. En la Universidad Autónoma de Chiapas, este adiestramiento de la percepción visual en favor del desarrollo humanístico de los jóvenes estudiantes de educación media y superior se fortaleció con la 76 Muestra Internacional de Cine que se llevó a cabo recientemente en el Auditorio de “Los Constituyentes”; destacan en esta actividad el buen trabajo del capital humano de la Secretaría de Identidad y Responsabilidad Social Universitaria  (SIRESU) bajo la dirección de Mónica Guillén, así como la entusiasta labor del crítico de cine Gustavo Ruiz Trujillo.

[1] Ángel Miquel. Disolvencias. Literatura, cine y radio en México (1900-1950). México: Fondo de Cultura Económica. 2005.

 

[2] Néstor García Canclini (2008). “Libros, pantallas y audiencias: ¿qué está cambiando? Comunicar”. Revista científica de comunicación y educación. Vol. 15. No. 30. 27-32.  [http://www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=30&articulo=30-2008-05]

 

[3] Maximiliano Ekerman. “La utilización del cine en la escuela secundaria para la enseñanza de la Historia reciente: un desafío metodológico y conceptual”. Clío & Asociados. Vol.19 s.n. 438-454. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.8107/pr.8107.pdf

[4] María González García. “Cine y literatura para el aprendizaje de las competencias básicas: vínculos semióticos y educativos.” Educatio Siglo XXI. Vol.33. no.1. Pp.175-193.

 

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