Trump y Chiapas, el impacto devastador a las remesas
La historia nos ha enseñado que un dirigente autoritario siempre hará lo que quiera. Y más si lo que piensa es respaldado con un amplio apoyo popular. Ahora; imagine ese poder y ese apoyo en manos de alguien que dirigirá el país más poderoso del mundo.
El poder total y absoluto incluso lo vemos y lo sentimos desde un presidente municipal o un gobernador, que pocas veces respetan los equilibrios democráticos y; solo hay algo que los detiene: la Constitución Política. La ley limita un poder casi absoluto a un periodo de tiempo. Es decir, el poder tiene fecha de caducidad.
Es más, si usted está enojado o preocupado cuando ve a un gobernante designar en los puestos públicos a personas no calificadas, sin perfil y sin experiencia; nomás vea las designaciones de Trump; hay extremistas de derecha, simpatizantes antiinmigrantes y; por si fuera poco, en la embajada en México veremos a un experto no en diplomacia, sino en guerra contrainsurgente.
Recordemos que México recibe las tres amenazas que el -dentro de pocas horas- presidente americano ha declarado; esas amenazas son en términos económicos, militares y de migración. Solamente en este último tema; si comienzan las deportaciones masivas que prometió; imaginemos el efecto que tendrán sobre “las remesas” en un país donde desplazaron desde hace rato al petróleo como fuente principal de divisas. Ahora, ese efecto imagíneselo sobre nuestras comunidades, cuya liquidez para el consumo depende de ellas.
Entonces, ¿Quién o qué detendrá a Trump en el último periodo de gobierno al que tiene derecho constitucionalmente?
¿Qué hacer cuando Donald Trump nos recuerda nuestros propios y últimos años políticos?
Es decir, en México como en cualquier país democrático, nuestras instituciones públicas nacieron para crear contrapesos, para evitar dictaduras, así tengan estas fechas de caducidad; especialmente para eso son los organismos autónomos. El problema es que esas instituciones solo funcionan si se entiende para qué fueron creadas y, sobre todo; cuando nuestros políticos garantizan su autonomía.
¿Cómo nuestro país puede ayudarse si nuestro régimen de gobierno está socavando a sus propias instituciones?
Trump genera incertidumbre. Como también la genera nuestro gobierno nacional porque no tiene -o al menos no ha hecho público- un plan de contingencia ante las amenazas. La incertidumbre se incrementa porque existen las dudas sobre si pondrá en marcha todas las medidas que dice que hará tan pronto asuma la jefatura de la Casa Blanca.
Incluso, en el propio país americano están haciéndose la pregunta básica: ¿Cómo detenerlo? También las maneras de hacerlo desde las propias instituciones. Un asunto tienen claro los americanos, eso es que ante las amenazas; se tienen que preservar los equilibrios institucionales. ¿Habrá ese tipo de equilibrios en México?
Es bastante evidente que las decisiones de Trump tendrán un impacto sobre el nivel de las remesas. En Chiapas estas son importantísimas. Nuestro país solo es superado por la India en números. Para nuestra entidad, las remesas representan casi el 16 por ciento del PIB y en este indicador, Chiapas supera a cualquier otro estado del país, esto de acuerdo a cifras del INEGI.
De hecho, Chiapas entró por decirlo de algún modo, “de la noche a la mañana” al escenario de recepción de remesas. Es decir, dieron un salto espectacular en solo cuatro años.
Con esos datos piénselo un poco más. ¿En un hogar, para qué se usan las remesas? Seguramente se contestará, para alguna de estas tres cosas: ahorro, inversión o consumo. Y más; de acuerdo a las condiciones socioeconómicas de Chiapas, seguro pensará usted qué; en nuestro estado, preferentemente las familias utilizan las remesas para el consumo.
Ahora bien, ¿Qué pasaría si de golpe o porrazo comienzan a disminuir sus niveles de recepción? ¿Qué sucedería si en una entidad como la nuestra, donde representan una fuente para el consumo, de repente se suspenden?
Todo indica que no tendremos más que hacerles frente a los efectos de las decisiones de Trump de recibir a los deportados y, también que tendremos que experimentar una reducción de las remesas que el país y Chiapas reciben. Estamos hablando de una reintegración de los migrantes a sus familias, a sus comunidades. Pero esa reintegración será; respecto a Chiapas, en un contexto económico adverso -por eso se fueron los migrantes- pero que actualmente, habrá que agregarle los problemas de seguridad.
Esas condiciones harán que el éxodo hacia el norte continúe. El problema de pobreza sempiterna que sufre el estado -que además tiene la condición no solo de expulsor, sino también de receptor y de tránsito- no hace pensar un escenario diferente a esa diáspora, a pesar del obstáculo que representarán Trump y sus duras políticas.
Aceptémoslo, para los americanos los chiapanecos como parte geográfica centroamericana solo nos ven como una región que expulsa migrantes, mientras que el resto de nuestro país nos ve como una carga fiscal. En ese sentido, si las medidas que tome Trump son inevitables, nuestra capacidad de respuesta institucional será limitada.
Lo deseable es echar a andar algún mecanismo de cooperación regional con Centroamérica. Mejor afrontar juntos lo que viene, que separados. Tenemos retos casi similares en materia de infraestructura, oportunidades productivas, de inversión y comerciales.
X: @GerardoCoutino
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