Aculturación/Interculturalidad

Consejo Consultivo Intercultural de Chiapas. Foto: Gobierno de Chiapas

En la época de expansión y difusión del capitalismo que se inicia en el actual Continente Americano y El Caribe en el siglo XV, el colonialismo invadió territorios habitados por una multitud de pueblos portadores de una asombrosa variedad cultural. Esos pueblos fueron sometidos, como se ha dicho, a fuerza de espada e imposición del cristianismo. El colonialismo atacó los núcleos culturales: la espiritualidad, la medicina tradicional, los idiomas, dejando intactas otros rasgos culturales que se pusieron al servicio de los nuevos mecanismos de dominio. “La regla del gobierno indirecto” lo llamó Bronislaw Malinowski, uno de los fundadores de la antropología social en Inglaterra. El sometimiento de los pueblos que habitaban originalmente estas tierras, correctamente llamados indígenas en términos de su natividad, los convirtió en Indios, una categoría que, como nos lo enseñó Guillermo Bonfil, surgió en el contexto colonial. Indio es una categoría de la situación colonial, denota así al colonizado y no tiene referencia alguna a la identidad colectiva de ningún pueblo. La prédica el cristianismo fue el primer motor de la aculturación y de los esfuerzos hacer desaparecer a los pueblos nativos como comunidades culturales. No se debe olvidar que el colonialismo-sinónimo de expansión del capitalismo-también transportó a tierras americanas a población africana para satisfacer el brutal propósito de esclavizarlos, sobre todo en las plantaciones y en la actividad minera, aunque también fueron importantes en el contexto del servicio doméstico. La reivindicación dela llamada población afrodescendiente es otro de los hechos más importantes en la vida actual del país.   Este propósito de asimilación al cristianismo de los pueblos nativos-ahora llamados originarios-se continuó aún después de los movimientos de Independencia en el Siglo XIX y se consolidó en el siglo XX con el nombre de indigenismo, proceso en el que jugó un papel central el Estado Nacional Mexicano, mismo que cobijó el Primer Congreso Indigenista Interamericano celebrado en Pátzcuaro, Michoacán, en abril de 1940. La teoría de la aculturación iniciada con Manuel Gamio, continuada con Alfonso Caso y consolidada con Gonzalo Aguirre Beltrán en el contexto nacionalista que enmarcó al Gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas, pretendió desaparecer a los pueblos indígenas como comunidades culturales e insertar una Cultura Nacional, que, creo no exagerar, al decir que se diseñó desde las entrañas del Estado Nacional. Quizá es comprensible el momento nacionalista. Pero no deja de ser una continuidad del propósito colonialista ahora en el contexto de un Estado Nacional que, en el caso de México, comparte frontera con el Imperio Contemporáneo. Pero los pueblos indios resistieron. Incluso reivindicaron la categoría colonial de Indio-como lo señala Jacinto Arias, el importante intelectual tzotzil-y la convirtieron en un móvil, en un bastión, de resistencia. En el caso de México, esa resistencia tuvo presencia armada en el Movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) iniciado el 1 de enero de 1994 y que fue traicionado por los grupos de poder afianzados en el Estado Nacional al no cumplirse los Acuerdos de San Andrés. Pero ese Movimiento Armado tuvo sus antecedentes aún en los días coloniales con rebeliones como la de Oxchuc en el siglo XVIII o la encabezada por el líder Chamula “Pajarito” en el siglo XX. Con todo, el proceso de asimilación que Aguirre Beltrán acepta en su libro El Pensar y el Quehacer de la Antropología en México fracasó gracias primeramente a la resistencia de los propios pueblos indios, resistencia que repercutió en la Antropología con los postulados de Pablo González Casanova y Rodolfo Stavenhagen sobre el colonialismo interno y las teorías de Guillermo Bonfil acerca del Control Cultural y el análisis del México Profundo. En ese marco surgió el concepto de interculturalidad, que incluso Aguirre Beltrán utilizó para denominar como Regiones Interculturales de Refugio a aquellas partes del país en donde la convivencia entre indígenas y no indígenas era característica. De las teorías de la aculturación se pasó a las teorías de la interculturalidad para, primero, reconocer que las relaciones entre culturas indígenas y las llamadas ladinas o caxlanas, era asimétricas. En otras palabras, las relaciones entre los pueblos indios y el resto de la población no eran igualitarias, sino que seguían bajo la égida del dominio de clase y del racismo. Los pueblos indios seguían sometidos. Con las modificaciones a la Constitución Política del País y con sucesivos decretos como el recientemente promulgado, existe un avance notorio al reconocer el actual Estado Nacional Mexicano que los pueblos indios son sujetos de derecho y como tales, tienen la capacidad legal del control de sus territorios y de diseñar sus propias formas de gobierno, amén de administrar sus propios asuntos. Incluye el recibir presupuestos directos por parte del Estado Nacional para que lo apliquen como lo decidan los propios pueblos. Se inicia así un nuevo momento en las relaciones entre el Estado Nacional y los Pueblos Indios. En un estado de la Federación Mexicana como el de Chiapas, escenario de la Rebelión Zapatista de 1994, estas nuevas relaciones son fundamentales. Por vez primera, por lo menos en mi memoria, un Gobierno del estado reconoce los atropellos que se han cometido en contra de los pueblos indígenas y se compromete públicamente, en la voz del actual Gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, a respetar las decisiones de los pueblos indígenas y a propugnar porque en el resto de la sociedad se combata el racismo, la discriminación y la imposición. Con ese objetivo en mente, el pasado vienes 17 de diciembre, el Gobernador instaló el Consejo Consultivo Intercultural que tendrá la importante misión de velar porque la interculturalidad asimétrica pase a ser una relación entre iguales. Compartir esa experiencia con chiapanecos como mi amigo Jacinto Arias, con mi colega del CIESAS y amiga Araceli Burguete y con otros destacados intelectuales y académicos como Enrique Pérez López, sin demérito de quienes más configuran este Consejo que preside el propio Gobernador del Estado y que incluye al Secretario de Educación Roger Mandujano, será una experiencia muy original y confío que importante. Además, fui testigo ese mismo viernes 17 del compromiso público que estableció el Gobernador del Estado para apoyar a la Universidad Intercultural de Chiapas y su nuevo Rector, el distinguido académico tzeltal Javier López Sánchez. Se abre así un capítulo nuevo en la historia de una Institución que es básica en el concierto de la Educación Superior de Chiapas y que fue severamente dañada por varios gobiernos de Chiapas que así expresaron su vocación racista.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 19 de enero de 2025

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