Antes y después de las promesas

Casa de citas/ 722

 

Antes y después de las promesas

Héctor Cortés Mandujano

 

Y Babilonia, tantas veces destruida,

¿quién la reconstruyó tantas veces?

Bertolt Brecht

1

 

Fuera de las explicaciones fáciles (los transportaron, les pagaron, etcétera), no es fácil entender la pasión que siente la gente común por las, los políticos: ¿por qué les gritan con la admiración llorosa con que se le grita a una cantante popular, a un actor famoso? ¿Por qué se quieren sacar fotos con él o ella? ¿Por qué la, lo quieren fotografiar? ¿Qué les hace soportar horas de sol, lluvias, traslados que supongo serán incómodos hasta sus lugares de origen? ¿Verlos nada más es una suerte de amuleto, una solución para algo?

Las y los políticos, cuando son candidatos, como es el caso en este libro, no han hecho nada sobre la materia para la que concursan, sólo promesas: venden humo. ¿Cumplirán lo que dicen? Quién Sabe. En el beneficio de la duda oscila el porvenir de la gente, pues como dice D. H. Lawrence: “El futuro se agota día a día”.

¿Qué prometen las, los políticos? Lo mismo de siempre: seguridad perfecta, paz inmarcesible, mejor educación, economía maravillosa…

¿Por qué la gente quiere seguir oyendo las mismas promesas?

Hay, también, una respuesta simple.

 

2

 

Chiapas, elecciones 2024 es un libro sobre el encandilamiento que producen las, los políticos (uno en especial, es evidente). La gente es la protagonista en la mayoría de las fotografías. La portada podría ser el de un fan de algún grupo musical, la concentración tumultuaria de la primera foto evidencia el sol y antes la lluvia. Ahí están, esperando, como si lo que fueran a decirles cambiara su pobreza, lo gris de sus vidas, la realidad de violencia generalizada, de escasas oportunidades para estos rostros que son el envés de la alegría…

¿Los ricos irán alguna vez a los mítines?

 

3

 

El enorme trabajo de los fotógrafos no sólo está en el retrato de gente de diversas comunidades chiapanecas, sino en la selección del instante, en la intuición para oprimir el obturador y lograr que el tiempo se detenga para contarnos lo que pasó.

Ilustración: HCM

René Araujo, Jacob García, Jesús Hernández, Salvador Vázquez y Raúl Ortega (con la colaboración de Juan Morales, Fabián Salgado y Manuel Velasco) hicieron una primera selección de mil 600 fotos, y luego Raúl y Jesús forzaron la máquina para que, con sólo un 8% del material conseguido, un centenar de imágenes, este libro de prodigios pudiera contar la historia de las elecciones 2024 en Chiapas. Una labor titánica, un resultado memorable.

 

4

 

Jacobo Grinberg escribió: “Una persona sólo es una forma que se mueve; cuando habla, mueve la boca y sus palabras son lo que son para mí. Yo soy el que da el merecimiento, sólo yo”.

Las, los chiapanecos vieron a tres personas y decidieron que una de ellas decía lo que querían oír, aunque cada cual oyó y entendió lo que quiso. Hubo una candidata casi invisible, una que medio hizo campaña y uno que parecía estar en todas partes, hablar en todos los medios, convocar a todos los partidos, llenar el foro que le pusieran. Él ganó, claro. El libro, aparentemente mudo, dice eso, lo grita. La historia no la contaron los fotógrafos, sino la realidad.

 

 

5

 

Este libro de fotografías es un mundo en cada página: hay gente enmascarada y parachicos, que también se tapan las caras; jóvenes que se pintaron rostros felinos; hay los que siguen usando cubrebocas, lo que evidencia que aún el miedo vive en vidas y corazones de mucha gente.

Hay varias instantáneas dónde es difícil determinar el género de la persona fotografiada (no importa saberlo, por supuesto: es signo de los tiempos) y una infinidad de jóvenes, y niñas, niños, que ya están en la fila de lo que será su futura concurrencia a similares concentraciones políticas: están bebiendo del espejo…

 

6

 

Las, los candidatos a la presidencia de la República vinieron a Chiapas para apoyar a sus compañeros de fórmula y el libro registra la cercanía (y lejanía) de las personas que encarnaban, supongo, las ilusiones de sus adeptos. La candidata que apenas salió a la puerta de su casa, la que se tomó selfies y estuvo en alguna recepción modesta, y el candidato ganador, con la candidata ganadora, recibidos como héroes…

 

7

 

Lo que más me gusta del libro es la gente común. Parece que tomaran las concentraciones como posibilidad de reír, bailar, gritar, sin mucha conciencia de que están apoyando a un candidato.

Lo más importante para ellas y ellos es no dejar de vivir. Esto es parte de sus vidas y, mientras esperan o algún político habla desde arriba de un templete, la mamá acaricia a su hijo, el papá da la mamila a su bebé, los novios se besan, surge un romance entre dos personas que se encontraron de casualidad entre el tumulto, dos personas se abrazan…

Es esta la existencia de los pobres quienes, como dice Eduardo Galeano, “no tienen tiempo para perder el tiempo”. Y bailan como si estuvieran no en un mitin público, sino en una fiesta organizada en su patio. Y ríen. Gritan. Viven.

Es lindo pensar que en ellos florece el amor y que, como escribió José Revueltas, “El amor nos iguala y nos hace seres humanos. Hace que una mariposa se pose sobre un cactus o que un león se deje acariciar de una serpiente”.

Qué bueno. Que sigan vivas y amando, que sigamos viviendo ahora que ya no hay candidatos, sino un ganador. Y esperemos que lo que dijo sea lo que haga, que nuestro futuro sea mejor que este presente ominoso, que los tiempos oscuros que vivimos… Ojalá.

 

[Texto de presentación del libro Chiapas, elecciones 2024, de Raúl Ortega, Jesús Hernández et al. Unach, 2024.]

 

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