Veracruz: Tierra de Mar y Río, de Luna y Selva

Veracruz, 500 años después

(A propósito de un libro de Ricardo Pérez Montfort)

Es una Tierra de humedad salada, de montañas selváticas y poderosos ríos. Es un paisaje que se transforma a la luz de la Luna que juega con los espacios prodigiosos del paisaje nocturno o del arrebol furioso. Y como encajes maravillosos en un textil, surge la música veracruzana como un prodigio del talento popular, con cantantes que penetran con la voz el paisaje perfumado de los cafetales y logran el prodigio de hermanar a la Naturaleza con la Cultura. Veracruz, el de las playas lejanas y cercanas; la tierra del “chipi chipi” en la montaña, del verdor multicolor que explota en la selva, del espejo del cielo que son las lagunas; Veracruz, la tierra en donde se inició todo, el primer correr de la frontera colonial, pero también el cimiento de la creatividad de la que nacieron múltiples pueblos. Veracruz, el pueblo de la resistencia ante el imperialismo rapaz, es justo el tema de un texto deslumbrante, el libro de Ricardo Pérez Monfort, Detrás de la verde arboleda (Editorial Ariles, 2024). Los poetas veracruzanos han logrado el prodigio de enlazar a la palabra con el destino y la naturaleza: Detrás de la verde arboleda/la luna en su manto de seda/deja una estela en el Papaloapan/en la ribera de Tlacotlalpan,/noche tras noche mi amor se queda. El texto de Ricardo Pérez Monfort es un libro con el que culmina una obra de investigación profunda de la forja de la Veracruzanidad y de sus enlaces latinoamericanos y caribeños, además de creadora de un eslabón de esa comunidad política que es la Nación Mexicana. Veracruz es el escenario cultural que le permite a Ricardo Pérez Monfort ejercer una vocación de etnohistoriador, de antropólogo con mirada en la Historia, para describir y explicar uno de los procesos de configuración de identidades que le han dado a México su perfil variado, dinámico, asentado en la creatividad de esa entidad que se nos escurre cuando la pensamos y que llamamos Pueblo. Bien explica Pérez Monfort la diferencia entre la creación de estereotipos que le sirven al poder para cobijarse con lo que es la variedad de la Cultura que compone al mosaico mexicano. Son páginas certeras, prosa clara y eficaz, la que Ricardo Pérez Monfiort despliega en las páginas de un libro que marca ya un momento importante en las ciencias sociales del país. Es una narrativa que destila humildad y alegría. No encontramos esa pedantería de quienes, como lo decía Charles Wright Mills, se afanan en construir “la Gran Teoría” que nada explica. Detrás de la Verde Arboleda está la riqueza del pueblo expuesta sin más afanes que la vocación por descubrir quiénes somos, cómo es que se constituyó este país nuestro. Pérez Monfort escribe además con alegría, como teniendo en mente el son jarocho, la picardía de los jaraneros que cantan junto al mar, a la vera de los ríos o a la luz de la luna en medio de la selva. Aquí en estas páginas se resalta el papel de la música y la literatura en los procesos de las forjas de identidades locales, regionales, que en su devenir se articulan para configurar a la Nación. Es un loable esfuerzo por demostrar que los estereotipos son invenciones del poder enraizados en la sociedad del espectáculo que dice Guy Debord. Pero también la literatura, la música, lo que llamamos folklore en su conjunto, expresan y transmiten la complejidad empírica de los procesos que forjan las identidades desde-para decirlo con Guillermo Bonfil-el Pueblo Profundo. Ricardo Pérez Monfort describe a las identidades nacidas en lo local hasta alcanzar lo regional y lo nacional. Digámoslo así: Ricardo Pérez Monfort escribe cómo se desarrolla un complejo de complejos procesos que constituyen los contextos dinámicos que configuran a la Nación en estas nuestras cunas que José Martí llamó Nuestra América.  No se le escapa a Ricardo Pérez Monfort advertirnos del papel que juega el nacionalismo de Estado, que, en mi opinión, contrasta con la fuerza de las identidades populares, de la forja de una comunidad política como es México, asentada en múltiples procesos instituyentes de un Nacionalismo Popular diferente al del Estado. Es decir, leo en las páginas de Detrás de la Verde Arboleda una invitación para explorar con detalle las vinculaciones y desvinculaciones entre Región y Nacionalismo, entre el tejer de las identidades desde el piso popular en contraste con los esfuerzos de los círculos de poder por hacerse pasar como los arquitectos de “lo nacional”. Más todavía, Ricardo Pérez Monfort nos brinda una obra en la que encontramos un ejemplo vasto de procesos forjadores desde un anti colonialismo histórico, de lo que llamamos Latinoamericanidad, de lo que engloba la justa frase de José Martí, Nuestra América. Es así un libro que por sí mismo es aliento en contra del dominio de cualquier índole al tiempo que muestra al talento popular como resistencia ante las adversidades del poder. Cito como una invitación a la lectura de Detrás de la verde arboleda, los renglones finales de la obra, escritos por Ricardo Pérez Monfort y Álvaro Alcántara López, este último, autor de un bello prólogo al libro: “…..y esto es así por al menos tres gestos que el lector podrá reconocer en Detrás de la verde arboleda: primero porque los ensayos aquí reunidos permiten comprender los procesos históricos que han hecho posible la consolidación y continuidad de una tradición musical festiva de alcance regional, a lo largo de dos siglos. Segundo, porque los testimonios que aquí se narran permiten observar a una tradición cultural en el momento mismo en que se reinventaba a sí misma y renovaba su memoria. Y, tercero, porque aún sin proponérselo, estos textos pueden ser leídos como el síntoma de una nostálgica anticipación histórica, dotada de aquel impulso que Walter Benjamín consignara como una de las funciones de la historia y del compromiso social de los historiadores: arrancar a la tradición de las manos del conformismo “que está siempre a punto de someterla”. “ (p. 363).

La Bibliografía que corona al libro Detrás de la Verde Arboleda, es casi exhaustiva. Sólo me atrevo agregar como complementos, a ese libro seminal que escribió José Lameiras Olvera, El Tuxpan de Jalisco. Una identidad Danzante y añado el pecado de citar algo que escribí, Configuraciones Regionales Mexicanas.

       Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 17 de noviembre, 2024

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