Luchar contra el glifosato sin tocar el capital
Por Fernando Pérez[i]
De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, “el glifosato es el ingrediente activo en algunos productos herbicidas como Roundup. […] Estos productos contienen una combinación de glifosato y otros ingredientes que mejoran la absorción de glifosato en las plantas”[i]. Roundup es un herbicida que fue fabricado por Monsanto, pero después de su venta en 2018 quedó en manos de Bayer, otra empresa de capital transnacional. En la página oficial de Bayer se menciona que Roundup “es un herbicida sistémico para el control de malas hierbas vivaces y anuales en cultivos, forestales, praderas, áreas no cultivadas, jardinería exterior doméstica, pastizales, canales de riego y linderos”[ii]. Es decir, este tipo de producto químico es utilizado para fumigar desde el jardín de una casa o la parcela de un campesino hasta un campo de cultivo industrial. Sin embargo, más allá de sus funciones en el campo en general y en la agricultura en particular, el glifosato no solo es un producto que causa daños a la salud humana y ambiental, si no también es una mercancía producida por el capital para reducir las pérdidas de dinero generadas por las malezas, las plagas y enfermedades que se desarrollan en el proceso de producción agroindustrial.
El uso del glifosato como herbicida para plantaciones agrícolas fue impulsado por Monsanto desde la década de 1970, pero a mediados de la década de 1990 su uso se intensificó en los campos de cultivos genéticamente modificados, principalmente en Estados Unidos. En la primera década del siglo XXI, este tipo de cultivo se propagó rápidamente a varios países del mundo, entre ellos México. De 2012 a 2022 la superficie cultivada con semillas transgénicas pasó de 163,5 a 202,2 millones de hectáreas, un aumento del 23.6% en diez años. De los 27 países que producen plantaciones transgénicas sobresalen Estados Unidos con 74,7 millones de hectáreas, Brasil con 63,2 millones de hectáreas y Argentina con 23,5 millones de hectáreas, los cuales concentran casi el 80% de la superficie total. Los cultivos que abarcan las mayores superficies de este tipo de producto son la soya, el maíz y el algodón con 98,9, 66,2 y 25,4 millones de hectáreas, respectivamente[iii].
En México, aunque los ensayos autorizados de organismos genéticamente modificados tienen registro desde 1988 con una variedad de cultivos, fue a partir de 2005 que se aprobó la siembra comercial de algodón y soya transgénicos, bajo la cobertura de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados publicada por el gobierno de Vicente Fox y del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. De 2005 a 2017 las empresas que lideraron las solicitudes para este tipo de cultivo fueron Monsanto, Bayer, PHI-Pioneer, Syngenta y Dow AgroSciences, cuya siembra principal fue el algodón[iv]. De hecho, para 2018, de acuerdo con los registros de AgbioInvestor GM, en el país se sembraron 243 mil hectáreas de este producto transgénico, pero para 2020 la superficie sembrada empezó a descender debido al decreto presidencial del gobierno de la 4T.
Es necesario mencionar que la patente del glifosato como sustancia activa fue propiedad de Monsanto hasta el año 2000, pero a partir de ese año esta fue liberada en el mercado y aprovechada por otras grandes empresas de capital transnacional como Dupont, Syngenta, BASF y Dow AgroSciences, las cuales dominan el mercado de semillas y herbicidas a nivel mundial[v]. De esta manera, a Roundup se sumaron otros herbicidas como Faena, Cacique 480, Lama, Eurosato, Agroma, entre muchos otros, por lo que la producción de alimentos en general y de transgénicos en particular se convirtió en un gran negocio para el capital agroindustrial. Solo por poner un ejemplo, “el glifosato se utiliza en la agricultura industrial en cantidades de 1.5 a 4.3 kg/ha”,[vi] lo que significa que solo en 2022, en plantaciones transgénicas, se usaron entre 303 mil y 868 mil toneladas de glifosato. Aparte de estas grandes empresas también existe una cadena de empresarios en todo el país que se dedican a comercializar dichos productos en el mercado y son quienes regularmente lo venden al consumidor final.
Sustituir el glifosato como mandato presidencial
El 31 de diciembre de 2020, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto presidencial “para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente”[vii]. El decreto estableció un periodo de transición para lograr la sustitución total del glifosato hasta el 31 de enero de 2024. El argumento científico es que “dicha sustancia química tiene efectos nocivos en la salud, tanto de los seres humanos como en algunas especies animales, y ha sido identificada como probable carcinogénico en humanos por la Agencia Internacional de Investigación de Cáncer”[viii]. En este decreto, el Presidente encargó a las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de Salud, y de Agricultura y Desarrollo Rural, así como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, promover las reformas jurídicas necesarias para evitar el uso de glifosato como sustancia activa de agroquímicos y de maíz genéticamente modificado.
La noticia fue bien recibida por organizaciones campesinas y urbanas que trabajan con prácticas orgánicas y agroecológicas, organizaciones ambientalistas y un sector de la academia que lucha por la producción de alimentos libres de agroquímicos industriales, por la continuidad del sistema milpa y la conservación de los maíces nativos en distintas partes del territorio nacional. De hecho, el decreto presidencial fue producto de la lucha de estos sectores, entre otros, que se aglutinaron en la Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria y la Reactivación del Campo Mexicano Sin Maíz no hay País desde 2007, y que luego se sumaron al Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024 impulsado por el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador[ix]. En este proyecto se planteó la necesidad de buscar la autosuficiencia alimentaria y revertir los efectos de las políticas neoliberales implementadas por los gobiernos del PRI y del PAN.
Más allá de cumplir con una promesa de campaña la decisión del Presidente parecía coherente e irreversible. El 13 de febrero de 2023 el Presidente emitió un nuevo decreto -que sustituyó al anterior- en el “que se establecen diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado”.[x] En este nuevo decreto, el fin del plazo para el periodo de transición se fijó para el 31 de marzo de 2024. Sin embargo, faltando cinco días para la conclusión del plazo, las secretarías de Economía (SE), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) anunciaron que “el Ejecutivo Federal, por conducto de las dependencias que suscribimos, determinó continuar en la búsqueda de alguna alternativa de herbicida de amplio espectro y de baja toxicidad que sustituya al glifosato y que permita mantener la productividad de quienes optan por este insumo”.[xi] Este comunicado generó polémica y confusión en algunas instituciones públicas y en varios círculos de organizaciones campesinas, urbanas y académicas del país porque echaba abajo años de lucha contra dicha sustancia química.
Por su parte, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) manifestó su apoyo al gobierno federal para mantener el uso del glifosato en la agricultura mexicana[xii]. Lo mismo hicieron las empresas productoras y comercializadoras de este producto químico industrial. Por el contrario, la titular del CONAHCYT, en una conferencia de prensa conjunta con la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), expresó que “un comunicado no tiene capacidad para derogar [el decreto] y las instancias que lo emitieron carecen de atribuciones para ello”. Además, comentó que el Conahcyt “cumplió con lo mandatado en el decreto: las opciones al químico para el agro ya están disponibles, se comunicaron a las dependencias y la producción de alimentos no ha disminuido”.[xiii] En el mismo sentido, el Subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria “aseveró que la tarea de buscar opciones al químico no sólo era de CONAHCYT, sino también de la Sader” y “desde la Subsecretaría se ha honrado el decreto, pero la Secretaría ha quedado a deber”. También “aseguró que el Consejo Nacional Agropecuario, los productores de agroquímicos y Bayer-Monsanto hicieron una intensa campaña mediática y bajo su presión se quiso “engañar la decisión del presidente”[xiv].
Incluso, la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País no solo rechazó la ampliación del plazo de vencimiento para el uso del glifosato, sino que dio un paso más adelante enfatizando que: “El decreto no se refiere a sustituir el glifosato por otro producto específico, sino a cambiar el modelo agroindustrial de producción de alimentos”.[xv] No obstante, nadie conoce mejor el propósito del decreto que quien lo expidió. En este sentido, la defensa al decreto presidencial se vino abajo cuando el mismo Presidente, en su Conferencia de Prensa del 1 de abril, confirmó que dentro del gobierno había posiciones encontradas, por lo que la decisión que tomaron fue que el cumplimiento del decreto quedaba en pausa hasta que se encuentre un sustituto al glifosato en México. Con este anuncio se confirmó la pugna interna que existe al interior del partido gobernante Morena en torno a la prohibición del uso del glifosato en el territorio nacional.
Al capital no se le toca
Aunque al final del sexenio de López Obrador el decreto que marcó el plazo para prohibir el glifosato no se cumplió, éste permitió una caída de la siembra de algodón transgénico, al pasar de 110 mil hectáreas en 2020 a poco más de 10 mil en 2023,[xvi] reduciendo así la importación del glifosato en nuestro país. Sin lugar a dudas, esto representó un avance en la lucha contra el glifosato en México, pero no así en la lucha contra el capital, pues resulta que en el ciclo agrícola 2020-2021 nuestro país importó 15.8 millones de toneladas de maíz amarillo, 18.9 millones para el ciclo 2022-2023 y se estima una importación de 21.6 millones de toneladas para el ciclo 2023-2024[xvii]. Todo o casi todo el maíz proviene de Estados Unidos y es transgénico -cultivado con glifosato-, y buena parte de ello proviene de las grandes empresas a las que se les prohibió hacer uso del glifosato en México. Si bien se ha argumentado que la mayor parte de este maíz es para consumo animal, hay una parte que se destina al uso industrial y de una u otra manera llega al consumo humano. Es decir, por un lado el capital pierde, pero por el otro sigue ganando. Por eso, hasta el gobierno de Estados Unidos mostró su desacuerdo al decreto presidencial y presionó a México a través del mecanismo del T-MEC.
Por otra parte, en la búsqueda de alternativas al glifosato, el CONAHCYT “implementó un proceso de validación científica y tecnológica [donde] se validaron 87 planes de manejo agroecológico en 17 mil hectáreas en 22 estados del país, con el trabajo de 18 mil productores de pequeña, mediana y gran escala. Con esta validación se generó evidencia científica respecto a la eficiencia de prácticas de manejo agroecológicas en rendimientos de maíz y otros cultivos prioritarios”.[xviii] También presentó los bioherbicidas comerciales Herbi-O, Herbitech, Zekatryn y Sec Natural como alternativas a los herbicidas con glifosato, así como el Contronat, un bioherbicida desarrollado entre CONAHCYT y la empresa Promotora Técnica Industrial, que el 18 de septiembre de 2024 obtuvo su registro sanitario ante la Cofepris[xix]. Además, la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria impulsó las prácticas orgánicas y agroecológicas en comunidades campesinas donde trabajan con los programas de Producción para el Bienestar y Sembrando Vida.
Con todo lo anterior se demostró que en México sí hay alternativas al uso del glifosato sin poner en riesgo la producción de alimentos en el país. Sin embargo, en los decretos presidenciales emitidos en 2020 y 2023 se refiere en primer orden a sustituir al glifosato como ingrediente activo de los herbicidas que se utilizan en la agricultura mexicana, y no a un cambio del modelo agroindustrial en la producción de alimentos. Ante ello, la búsqueda de un sustituto al glifosato le corresponde más que a nadie a las empresas privadas que producen las distintas marcas de herbicidas que se encuentran en el mercado. El detalle es que en ninguna parte de los decretos se hace referencia a que esto es obligación de las empresas privadas, no se toca directamente al capital. Aún así, sus personeros encabezados por la empresa Bayer-Monsanto y el Consejo Nacional Agropecuario salieron a defender sus intereses particulares y de clase, interpelaron el decreto con el amarillismo de los medios de comunicación masiva e iniciaron una serie de procesos jurídicos bajo la figura de demandas de amparo.
Este escenario de disputa se presentó en los medios de comunicación oficial, y así lo creyeron varias organizaciones sociales, tanto campesinas como urbanas y académicas, como una lucha contra el capital cuando a éste ni siquiera se le tocó. Las grandes empresas privadas no van a invertir su dinero para buscar un sustituto al glifosato porque ya tienen un producto que es muy rentable para ellos. Por el contrario, dejaron que el gobierno federal a través de la inversión pública -o sea con dinero del pueblo- buscara una alternativa y no un sustituto al glifosato. Al final del sexenio, esto no solo les permitió poner en pausa el cumplimiento del decreto presidencial y mostrar el poder del capital en México, sino también contar con un nuevo producto en el mercado para quienes quieran cambiar una mercancía por otra.
De cierta manera, la decisión de usar un herbicida con glifosato o un bioherbecida sin glifosato está quedando en manos de los productores, lo cual no dependerá solamente del grado de conciencia social, ambiental o agroecológica que tengan, sino también del precio de los productos en el mercado y de su nivel de ingresos monetarios. Por supuesto, los empresarios van a seguir produciendo y comercializando los productos con glifosato, y los grandes productores de alimentos, sean transgénicos o no, lo van a seguir utilizando bajo la perspectiva de la rentabilidad del capital.
La prohibición del uso del glifosato en el territorio nacional parecía ser un buen avance de la Cuarta Transformación en el campo mexicano, pero por el momento no se logró. Ahora le toca al gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo decidir si la pausa al decreto presidencial es temporal y emprende una lucha más frontal contra el capital en beneficio del pueblo de México o si éste se queda en pausa definitiva.
[i] ATSDR Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (2020). ToxFAQs™ – Glifosato (Glyphosate). Disponible en: https://www.atsdr.cdc.gov/es/toxfaqs/es_tfacts214.html
[ii] Bayer (2024). Roundup Ultimate. Crop Science España. https://www.cropscience.bayer.es/Productos/Herbicidas/Roundup-Ultimate
[iii] AgbioInvestor (2023). Global GM Crop Area Review. Gm Monitor. Disponible en: https://fundacion-antama.org/wp-content/uploads/2023/05/Global-GM-Crop-Area-Review.pdf
[iv] Sandoval, Daniel (2017). Treinta años de transgénicos en México (Compendio cartográfico). Centro de Estudios para el Cambio del Campo Mexicano.
[v] Arellano-Aguilar, O. y Rendón von Osten, J. (2016). La Huella de los Plaguicidas en México. Greenpeace. Cd. de México, México.
[vi] Conacyt (2020). Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM. Gobierno de México. Disponible en: https://conahcyt.mx/wp-content/uploads/documentos/glifosato/Dossier_formato_glifosato.pdf
[vii] DOF (2020). DECRETO por el que se establecen las acciones que deberán realizar las dependencias y entidades que integran la Administración Pública Federal, en el ámbito de sus competencias, para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país que lo contienen como ingrediente activo, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la diversidad biocultural del país y el ambiente. 31 de diciembre. Secretaría de Gobernación. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5609365&fecha=31/12/2020#gsc.tab=0
[viii] DOF (2020). Ibídem.
[ix] Proyecto Alternativo de Nación 2018 – 2024. Plataforma Electoral y Programa de Gobierno. Anexo II. Morena. Disponible en: https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/94367/CG2ex201712-22-rp-5-2-a2.pdf
[x] DOF (2023). DECRETO por el que se establecen diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado. 13 de febrero. Secretaría de Gobernación. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5679405&fecha=13/02/2023#gsc.tab=0
[xi] Comunicado conjunto, 26/03/2024. Gobierno de México salvaguarda la seguridad agroalimentaria del país. Secretaría de Economía. Gobierno de México. Disponible en: https://www.gob.mx/se/prensa/gobierno-de-mexico-salvaguarda-la-seguridad-agroalimentaria-del-pais
[xii] Consejo Nacional Agropecuario (27 de marzo de 2024). Consejo Nacional Agropecuario Respalda decisión del Gobierno de México sobre Glifosato. Comunicado. Disponible en: https://cna.org.mx/consejo-nacional-agropecuario-respalda-decision-del-gobierno-de-mexico-sobre-glifosato/
[xiii] Enciso, Angélica (2024). Ampliación de uso del glifosato no es válida, dice el Conahcyt. La Jornada, 28/03/2024. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/2024/03/28/politica/009n1pol
[xiv] Enciso, Angélica (2024). Ibíd.
[xv] Sin Maíz no hay País, 22/03/2024. Posicionamiento: ¡Ni un paso atrás en la prohibición del uso de glifosato!. El Poder del Consumidor. Disponible en: https://elpoderdelconsumidor.org/2024/03/ni-un-paso-atras-en-la-prohibicion-del-uso-de-glifosato/
[xvi] AgbioInvestor GM (2024). GM Área, Cotton, México. Disponible en: https://gm.agbioinvestor.com/gm-production
[xvii] Perea, Ernesto (2024). Dependencia de maíz creció en actual sexenio; México importa 21.6 millones de t en 2024. Imagen Agropecuaria, 18 de septiembre de 2024.
[xviii] Orozco, Delia (2024). Atención al decreto para prescindir del glifosato en México. Resultados científicos: es posible producir alimentos sin agrotóxicos. Alternativas viables al glifosato. Conferencia de prensa. Conahcyt, México. 3 de abril de 2024. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=lv_aGyQN63k
[xix] Conahcyt, 27 de septiembre de 2024. Sí se puede: Conahcyt presenta alternativas y prácticas para prescindir del glifosato. Comunicado. Disponible en: https://conahcyt.mx/si-se-puede-conahcyt-presenta-alternativas-y-practicas-para-prescindir-del-glifosato/
[i] Investigador por México, Conahcyt. Colaborador del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica. Correo: pepe_cielo@hotmail.com
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