Chiapas: la sociedad del 8 por ciento

Eduardo Ramírez y la dirigencia nacional de MORENA. Foto: Cortesía

Por Daniel Villafuerte Solís[i]

En los primeros días del mes de diciembre tendremos cambio de gobierno en Chiapas, la pregunta es si también habrá cambio de actitud, de estrategia, de políticas social, (salud, educación, recreación, deporte), política económica y ambiental, como para considerar que el rumbo de la historia tenderá a cambiar o seguirá por el mismo sendero: el de la corrupción, la impunidad, la simulación, en una palabra: la sentencia de Lampedusa (hacer que las cosas se muevan para permanecer en el mismo lugar).

Se ha dicho que comenzará una nueva ERA, pero no se sabe de qué, el hacia donde, con qué y con quién. Dos preguntas para comenzar a imaginar el Chiapas de los próximos seis años: ¿Quiénes conducirán la nueva ERA? ¿Cuentan con todas las herramientas la disposición y el imperativo moral para transformar una realidad compleja, llena de carencias elementales y de violencia?

Muchos chiapanecos imaginaron un cambio significativo con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno federal y Rutilio Escandón en Chiapas. Al gobernador le sonrió la fortuna, se cobijó bajo la sombra de López Obrador, no tuvo que hacer campaña para reunir los votos para su elección; los programas sociales y la reducción de la pobreza en 9 por ciento fue obra del gobierno federal, ningún mérito en este rubro para el gobernador chiapaneco.

Fuera de los programas sociales, importantes para amortiguar las grandes carencias, prácticamente no hubo dinamismo económico durante seis años consecutivos, los previos al sexenio de Escandón y dos de su gobierno (2015-2020)[ii]. El año 2014 fue un punto de inflexión donde se observa el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en términos reales, el cual alcanzó 374 691 millones de pesos. A partir de ese año comienza una tendencia a la baja que se prolonga hasta el 2020; la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19 profundizó aún más la crisis económica, el PIB cayó en -3.3 por ciento en 2020, y a pesar de que Chiapas creció en 2021 en 4.8 por ciento y en 5.5 por ciento en 2022, no fue suficiente para alcanzar la cifra registrada ocho años atrás. La contribución de Chiapas al PIB nacional fue de 1.5 por ciento en 2022, lo que revela una débil estructura y poco dinamismo a lo largo de los años. Un dato relevante es el PIB per cápita que en 2022 fue de 62 902 pesos, frente a 319 098 de Nuevo León y 394 082 de la Ciudad de México, esto significa que en Chiapas es cinco veces inferior con relación al primero y seis veces con respecto al segundo, una gran asimetría difícil de superar[iii].

Estas cifras explican, en alguna medida, la alarmante pobreza que impera en la sociedad Chiapaneca. Los datos del CONEVAL del año 2022 revelan una disminución de la pobreza general en 9 por ciento, con respecto a 2020; sin embargo, la pobreza extrema sólo disminuyó en 1 por ciento. Aún con la caída de la pobreza general, que no es una cosa menor porque significa en números absolutos 379 mil personas, la pobreza alcanzó a poco más de 3.8 millones de personas.

El CONEVAL también desvela un dato de gran relevancia, y es que sólo el 8 por ciento de la población chiapaneca es considerada no pobre y no vulnerable, un indicador del drama que vive la entidad. Una sociedad donde sólo el 8 por ciento de la población está libre de carencias muestra una sociedad profundamente injusta y vulnerable, carente de poder en todos los órdenes: económico, social, político. Una sociedad donde el 92 por ciento no tiene poder para vivir dignamente es una sociedad expuesta a los desastres, a sufrir enfermedades, a la emigración, a ser cooptada por la delincuencia, a sufrir las consecuencias de una mala nutrición, a la privación de acceso a la educación, como sucede con niñas y niños que tienen que generar un ingreso para ayudar a la familia, a través de una actividad informal, o pidiendo limosna en las calles.

Una sociedad donde sólo el 8 por ciento de la población está libre de pobreza y no es vulnerable genera las condiciones de posibilidad para la ruptura del tejido social. En el presente, el sentido de la comunalidad se ha deteriorado por la emigración, la violencia política y criminal, así como por el mercado que ha exacerbado el individualismo y pervertido el sentido de las relaciones de solidaridad.

Vale la pena reiterar que la reducción de la pobreza general en 9 puntos porcentuales fue obra del gobierno federal, por lo que es importante preguntar ¿qué hizo el gobierno del estado que está por concluir para mejorar las condiciones de vida de la población? No existen evidencias de los méritos del gobierno de Escandón. Las encuestas colocan al actual gobierno de Chiapas como uno de los peor evaluados, con 8.9 por ciento de aprobación[iv]. En una evaluación anterior obtuvo sólo 3.9 por ciento, que lo colocó en el lugar 32 de las entidades federativas, pero a pesar de que en la última evaluación presentó una mejoría mantuvo el lugar 31 en el conjunto de las entidades federativas.

La encuesta de Arias Consultores coloca a la inseguridad como el principal problema de Chiapas, con más del 64 por ciento, incluso por arriba de Guanajuato y Michoacán, esto se debe a la gravedad de la violencia criminal, principalmente en las regiones de la Selva, Sierra y Fronteriza, también presente en Los Altos, Centro y Frailesca. Lo anterior se correlaciona con el rubro de credibilidad, donde el gobernador se encuentra en el último lugar, pues el 93.5 por ciento de los chiapanecos encuestados considera que miente, y el 81.3 por ciento opina que se revoque su mandato, aunque a estas alturas no tiene sentido esta acción, lo preocupante sería que ocupe un puesto de responsabilidad en el gobierno federal.

Los indicadores arriba presentados llevan a considerar el nivel de confianza de los empresarios para invertir en Chiapas, en este tema el 64 por ciento de los encuestados considera que está mal. En los rubros de economía y empleo, la opinión es mala en 82 por ciento, con lo que la entidad ocupa el lugar 31 en el conjunto de las entidades federativa, lo que guarda congruencia con el tema de los empresarios. En obra pública ocupa el lugar 26, en este eje no hay méritos relevantes, salvo los puentes construidos en la capital, Tuxtla Gutiérrez, y Tapachula. En materia de salud, la calificación lo coloca en el lugar 32.

Otros rubros no fueron tomados en cuenta en la encuesta de Arias, pero si se hubieran evaluado seguramente obtendría el último lugar. Por ejemplo, en educación superior se ha visto un impresionante retroceso, no sólo por la falta de presupuesto, sino también porque al frente de las universidades estatales se impusieron rectores a modo, sin aprobación de la comunidad universitaria, cuyo desempeño ha sido desastroso, con repercusiones en la calidad de los programas educativos, falta de apoyos a la investigación, carencia de plazas, bajos salarios y prestaciones, acoso laboral sistemático que ha llevado al despido injustificado de personal académico.

Del número de alumnos que ingresa al sistema educativo, menos del 8 por ciento se inscribe a una licenciatura. La matrícula de educación superior en Chiapas (ciclo 2023-2024) es de 126 432 alumnos, de los cuales 53.5 corresponden a educación pública y el resto a planteles privados, esto significa que sólo 67 598 alumnos cursan alguna licenciatura en instituciones públicas. Quienes estudian posgrado sólo representa el 13 por ciento de la matrícula de educación superior[v].

Chiapas se encuentra en el nivel más alto del índice de rezago social que incluye, sobre todo, educación, salud y vivienda. El rezago educativo ha aumentado a lo largo de 6 años (2016-2022): de 30.2 por ciento en 2016 a 31.1 por ciento en 2022, lo que traducido en número de personas significa pasar de 1 millón 563 mil personas a 1 millón 7762 mil; en el acceso de a los servicios de salud es aún más grave: en 2016 era de 15 por ciento y en 2022 66.1 por ciento, esto significa que el número de personas con esta carencia pasó de 779 mil a poco más de 3 millones[vi].

En resumen, el panorama no es nada halagüeño, la nueva ERA comenzará el 8 de diciembre y los retos son enormes para superar la sociedad del 8 por ciento. Se necesita un giro radical en la forma de hacer política sobre la base de un diagnóstico que vaya más allá de lo institucional para poder observar el fondo de las cosas. Chiapas está lleno de heridas profundas que necesitan ser curadas para restaurar el cuerpo social. Es difícil que la “chiapanequidad” pueda salvar a Chiapas.

NOTAS

 

[i] Profesor e Investigador. Observatorio de las democracias: sur de México y Centroamérica (ODEMCA). Correo electrónico: gasoda2000@gmail.com

[ii] Véase INEGI: https://www.inegi.org.mx/programas/pibent/2018/#tabulados

[iii] https://beta.cuentame.inegi.org.mx/explora/economia/pib_per_capita/

[iv] https://revista32.mx/2024/09/23/asi-van-32-gobernadores-agosto-2024/

[v] https://planeacion.sep.gob.mx/Doc/estadistica_e_indicadores/EstIndEntFed2023/07_CHIS.pdf

[vi] Véase CONEVAL. Medición de la pobreza, anexo estadístico entidades federativas: https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/AE_pobreza_2022.aspx

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.