Dos medallas: mayores responsabilidades
Recibir el honor de Dos Medallas, al Mérito Ciudadano y reconocimiento del trabajo académico, otorgadas por los Ayuntamientos Constitucionales de Tuxtla Gutiérrez y de Chiapa de Corzo, entraña responsabilidades mayores además de las emociones particulares que producen. Las Medallas “Joaquín Miguel Gutiérrez” y “Ángel Albino Corzo” llevan el nombre de dos personajes claves en la historia de Chiapas y de México y por ende, de América Latina. Joaquín Miguel Gutiérrez nació en el pueblo de San Marcos Tuxtla –que hoy ostenta su apellido- el 21 de agosto de 1796, es decir, en pleno período colonial en lo que era la Capitanía General de Guatemala. Como todos los liberales de su época, Joaquín Miguel Gutiérrez, fue masón de rito yorquino, mismo al que perteneció Vicente Guerrero con quien tuvo amistad. Después de los estudios básicos se trasladó a Ciudad Real, la actual San Cristóbal, para ingresar al Seminario diocesano en dónde estudio leyes de 1810 a 1814. En un contexto muy complejo, Joaquín Miguel Gutiérrez, junto a Fray Matías de Córdoba, Matías Ruíz y Fray Ignacio Barnoya firman el Plan de Chiapa Libre y posteriormente, pero sin la anuencia de Barnoya, firman la federación de Chiapas a México. En su natal San Marcos Tuxtla, en 1821, se casó con Manuela Palacios (quizá pariente de mi bisabuela Otelina Palacios). Joaquín Miguel Gutiérrez fue siempre un liberal convencido y un personaje que gobernó a Chiapas en un primer período que abarcó el año de 1832 y en un segundo, de 1833 a 1835. Por supuesto, fue miembro del Congreso Constituyente Mexicano de 1824. Tuvo una vida política intensa siempre al servicio del estado de Chiapas y de México. Consecuente, Joaquín Miguel Gutiérrez luchó contra los ejércitos centralistas del Presidente Anastasio Bustamante. Murió durante una batalla en Tuxtla ocurrida el 8 de junio de 1838. Por cierto, la casa de mis abuelos en las que pasé gran parte de mi niñez estaban detrás del Callejón de la Catedral, y varias veces, Don Antonio Puig y Pascual, mientras caminábamos para abrir la librería El Progreso, me señalaba el techo de la Catedral y me comentaba que allí había sido tocado por las balas enemigas Joaquín Miguel Gutiérrez, cuyo cuerpo inerte cayó precisamente en el Callejón. Al recibir de manos de Carlos Morales, entonces Presidente Municipal de Tuxtla Gutiérrez y cuadro político de primer nivel, la Medalla que lleva el nombre del prócer tuxtleco, sentí una emoción muy especial y los recuerdos de mi abuelo hablando de Joaquín Miguel Gutiérrez volvieron a mi mente. Son ocasiones que no se olvidan. Pero esas emociones se agolparon de nuevo al recibir de manos del Presidente Municipal de Chiapa de Corzo-recién instituido-la Medalla Ángel Albino Corzo. El Presidente Municipal, Límbano Domínguez Román, me la colgó del pecho y me dio un abrazo que me recorrió todo el cuerpo. Me emocionó aún más saber que el primer personaje que recibió la Medalla Ángel Albino Corzo fue Carlos Navarrete, mi maestro y gran arqueólogo con trabajos básicos para comprender la historia de Chiapa de Corzo, hoy con el apellido del ilustre liberal. Don Ángel Albino Corzo nació en Chiapa el 1 de marzo de 1816. Participó en el Primer Congreso Constituyente Mexicano, promulgó las Leyes de Reforma y juró la Constitución de 1857. Fue Presidente Municipal de Chiapa además de ejercer como Tesorero del estado de Chiapas y llegó a ser Gobernador del estado en 1855 cuando la capital estaba en San Cristóbal. Como Gobernador Constitucional del estado de Chiapas cubrió el período –con algunas interrupciones-que abarca los años de 1857 a 1861. Entre 1860 y 1863 encabezó la lucha armada contra las fuerzas conservadoras y también comandó las fuerzas chiapanecas que combatieron a los invasores franceses.
Durante la segunda invasión francesa dirigió la batalla en Chiapa de Corzo los días 20 y 21 de octubre de 1863, venciendo a los imperialistas y desterrándolos del territorio mexicano. Por sus méritos de militar y político en defensa de los intereses de México y de Chiapas fue nombrado por los Gobiernos de Tabasco y de Chiapas como “Benemérito del Sureste”. Murió asesinado el 12 de agosto de 1875 a los 59 años de edad. Al dirigirme con mi esposa Conchita Santos a Chiapa de Corzo el sábado pasado 19 de octubre para recibir la Medalla “Ángel Albino Corzo” recordé la emoción que me recorría cuando de niño, a bordo del Ford de mi abuelo, pasábamos el puente colgante y podíamos observar la entrada al Sumidero de las aguas del Río Grande que asemejaban a una multitud agolpándose. Las maderas del puente colgante crujían al paso lento del vehículo. Y al bajar hacia Chiapa y entrar a la valla de palmeras a la entrada de la ciudad, una emoción muy particular me alegraba ante el verdor y el ondear de las palmas. Mi vida de niño y adolescente está muy unida a Chiapa de Corzo, a los clavados en la poza de Cahuaré, a la navegación en el río con mi abuelo. Aún resuenan en mis oídos los sonidos de los remos largos con los que se impulsaba a los añejos cayucos en los que nos paseábamos por el río. Toda esa emoción concentrada, más la compañía de mi esposa, me llegó esa tarde en la que recibí el inmenso honor de portar la medalla Ángel Albino Corzo. Y como dice la canción de Joan Báez y Mercedes Sosa cantada también por Violeta Parra: “Gracias a la Vida, que me ha dado tanto”.
Joaquín Miguel Gutiérrez y Ángel Albino Corzo son precursores de la Chiapanequidad, la unidad en la variedad, el rechazo a la desigualdad social y a toda forma de colonialismo, lo que son luchas muy actuales del pueblo Chiapaneco. Inmensa es entonces la responsabilidad de llevar en el pecho dos medallas que honran la memoria de tan ilustres personajes. Mil gracias a los Ayuntamientos de Tuxtla Gutiérrez y de Chiapa de Corzo por ese privilegio.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 27 de octubre, 2024.
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