El frío de la momia
Casa de citas/ 708
El frío de la momia
Héctor Cortés Mandujano
México es paradisíaco e indudablemente infernal
Malcolm Lowry en una carta a su editor
El caso Lowry (Secretaría de Cultura, 2018) es un libro de cuidada edición (pasta dura, a colores, tamaño carta) donde diez autores y un ilustrador, Patricio Betteo, revisan pormenorizadamente la vida y la obra del escritor inglés Malcolm Lowry (1909-1957), quien aunque en vida sólo publicó dos libros (Ultramarina y Bajo el volcán), su viuda y otros especialistas dieron a conocer otros libros que dejó sin concluir: Oscuro como la tumba en que yace mi amigo, Ferry de octubre a Gabriela, Piedra Lunar y En lastre hacia el Mar Blanco.
El libro es un documento que podrá leer quien nada sepa de Lowry, y aprenderá mucho, pero también será una delicia para quienes ya lo hayan leído no tan a fondo como quienes escriben: Patrick Deville, Tanya Huntington, Ernesto Lumbreras, Isaí Moreno, Antonio Ortuño, Eduardo Antonio Parra, Francisco Rebolledo, Daniel Salinas Basave, Martín Solares y Juan Villoro.
En “El amigo mexicano”, Ernesto Lumbreras cita la idea de Aldous Huxley sobre el indio mexicano (p. 59): “No tiene muebles, su casa deja pasar el viento y a la lluvia, no tiene provisión de agua, ni chimenea, ni mudas de ropa. Pero ahorra laboriosamente, centavo a centavo, para poseer antes que otras cosas, una pistola, para que pueda, si la necesidad surge, asesinar a un prójimo”.
Antonio Ortuño, en “Gusano”, escribe (p. 90): “El Infierno, se sabe, está ubicado en el mismo lugar que el Paraíso. Sólo que cuando estás en el Infierno tienes que trabajar”.
Daniel Salinas Basave escribe “Falso epistolario a Malcolm Lowry”; en una de esas cartas falsas, con datos reales, escribe Arthur Osborne Lowry a su único hijo (p. 113): “Nunca pensé que pudiera existir sobre el planeta un niño que conscientemente deseara convertirse en un borracho. Eso le decías a tus hermanos y tus compañeros en la escuela. Que tú de grande serías un borracho”. Y eso fue, claro, entre otras cosas. También fue el autor de un libro que ahora es un clásico: Bajo el volcán, publicado en 1947.
En “Pasaporte al volcán”, Tanya Huntington dice que Bajo el volcán (p. 161): “No sólo es el título más conocido de Malcolm Lowry, sino uno de los más aclamados de las letras inglesas: fue clasificado por Modern Library como el onceavo de los 100 títulos más importantes del siglo XX”.
Escribe Juan Villoro en “ ‘Mezcal’, dijo el cónsul. Bajo el volcán de Malcolm Lowry” que la novela, cuya trama se desarrolla en México (en Cuernavaca, específicamente) y cuyo protagonista está, como el autor, “enamorado” del mezcal, la comenzó Lowry (p. 210) “a los 27 años. Cuando la terminó, tenía 35”.
Malcolm, nos informa Villoro, fue alcohólico, incapaz de trabajar en algo que no fuera su obra (lo mantuvo siempre el padre); se sometió a terapias salvajes (de la estricnina a los electrochoques), se encerró 21 días en una habitación sin ventanas, “con un foco rojo encendido permanentemente”; pasó también por (p. 198): “el incendio de su casa, el continuo extravío de manuscritos, sus problemas con las justicia mexicana, la expulsión de Canadá […] y la muerte por ingestión de barbitúricos en 1957, a los 48 años”.
Bajo el volcán es, pues, una novela escrita con toda la pasión de un hombre consagrado a la escritura (y al alcohol). Leerla es una experiencia de la que no se sale incólume.
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El oro puede fabricarse a voluntad y muy fácilmente,
partiendo del plomo combinado con ciertas sustancias
cuya clase y proporciones son desconocidas
Edgar Allan Poe,
en “Von Kempelen y su descubrimiento”
Julio Cortázar tradujo los 67 cuentos que escribió Edgar Allan Poe. También los ordenó temáticamente; por eso, el volumen número uno (al que ya me referí en alguna Casa de citas anterior) tiene los cuentos góticos, de terror, de personajes enfermizos que son característicos de la personalidad literaria de Poe.
Cuentos/ 2 (Alianza Editorial, 1970), de Edgar Allan Poe, con prólogo, notas y traducción de Cortázar es un compendio de historias poco conocidas que buscan ser graciosas (no siempre lo consiguen), exclusivamente descriptivas o parecen ensayos para llegar a las otras historias. Es bueno, de todos modos, hallarse con estas historias poco sazonadas, a medio hacer…
En “Conversación con una momia” vemos esta veta humorística (aquí sí lograda) de Poe (p. 115): “¿Qué debo pensar al descubrir que permiten que tres o cuatro fulanos me arranquen de mi ataúd y me desnuden en este maldito clima helado?”.
“La isla de las hadas” es uno de los cuentos descriptivos. Lo logra (p. 180): “Me gusta mirar los valles oscuros, las rocas grises, las aguas que sonríen silenciosas, los bosques que suspiran en sueños intranquilos, las montañas vigilantes que lo contemplan todo desde arriba”.
Dice en “El hombre que se gastó”, al ver un hombre guapísimo (p. 231): “Los hombres tan apuestos no abundan tanto como las razones o las zarzamoras”.
“El hombre de negocios” hace la diferencia entre ser inteligente o genio y hábil, capaz de vender piedras a las montañas (p. 475): “Para mí, lo más odioso en esta tierra es un hombre de genio. Los genios son una colección de asnos redomados; cuanto más geniales, más asnos; y no hay ninguna excepción a la regla. Imposible hacer un hombre de negocios de un genio”.
En la notas finales, Cortázar dice que los mejores cuentos de Poe (p. 488) “son los más imaginativos e intensos”. Los del volumen uno.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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