La mujer araña
Casa de citas/ 704
La mujer araña
Héctor Cortés Mandujano
La lengua es un vestido cubierto de remiendos
hechos con su propia tela
Ferdinand de Saussure
El célebre Curso de lingüística general (Editorial Planeta, 1985; traducido por Mauro Armiño), de Ferdinand de Saussure, fue publicado por sus alumnos Ch. Bally y A. Sechehaye en 1916. Reunieron sus apuntes y consiguieron varios más, de otros alumnos, y en homenaje a su maestro, quien murió en 1913 en su natal Ginebra, dieron a conocer este libro, que ya es un clásico.
El libro, lo reconocen sus responsables de edición (p. V del prólogo), “contiene algunas contradicciones, algunos puntos no suficientemente dilucidados”, aunque también “de las ideas expuestas en el Curso ninguna ha resultado tan fecunda posteriormente como la de que la lengua es un sistema de signos arbitrarios”.
El texto está lleno de fragmentos que luego han sido retomados, ampliados, repensados (p. 20): “En la vida de los individuos y de las sociedades, el lenguaje es un factor más importante que cualquier otro” y (p. 21): “No se puede reducir la lengua al sonido, ni separar el sonido de la articulación bucal”.
Aquí aparecen ya las diferencias entre la semiología, que estudia (p. 29) “la vida de los signos en el seno de la vida social” y la semántica, “que estudia los cambios de significación”, dos conceptos que, evidentemente, con el tiempo fueron modificados y precisados.
Los alumnos editores están conscientes de que tomaron apuntes de lo que su maestro decía y aunque el libro es, se supone, el curso de Saussure, pueden que no sean estrictamente sus palabras, pero sí sus ideas (p. 46): “Lo que fija la pronunciación de una palabra no es su ortografía: es su historia”, porque (p. 91) “en cualquier época, y por muy alto que nos remontemos, la lengua aparece siempre como una herencia de la época precedente”.
Las tres consideraciones esenciales sobre el estudio de la lengua son (p. 93): “El carácter arbitrario del signo, la multitud de signos necesarios para constituir cualquier lengua y la resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística”.
Dice, dijo Saussure (p. 202): “Nada entra en la lengua sin haber sido ensayado en el habla, y todos los fenómenos evolutivos tienen su raíz en la esfera del individuo. […] En todo momento se encuentran combinaciones sin futuro que la lengua probablemente no adoptará. El lenguaje de los niños abunda en ellas, porque conocen mal el uso y aún no están sometidos a él”.
No hay un punto de partido de una lengua (p. 259), “no hay ninguna a la que se pueda asignar una edad, porque cualquiera es continuación de la que se hablaba antes de ella”.
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El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto
quemará la aldea para poder sentir su calor
Proverbio africano
Leo, dentro de una colección que se llama Rostros del mal, la historia de Aileen Wuornos, la mujer araña (Emse Edapp, 2022), considerada la primera asesina serial de estados Unidos de América. En estas colecciones no se pone el nombre del autor en la portada; aquí dan el crédito, en la página legal, a alguien que parece un seudónimo: Covadonga D’lom.
El padre de Aileen dejó la casa cuando ella era una bebé (p. 14): “Pudo ser peor. Tiempo después, fue arrestado acusado de abusar sexualmente de una niña de siete años y bajo sospecha de ser el responsable de otra pequeña”; su madre también abandonó a Aileen y a Keith, su hermano, cuando eran pequeños: “Los dejó al cuidado de una canguro y se marchó para no volver”.
Aileen comenzó una vida sexual promiscua desde su adolescencia, luego se casó y divorció, consumía muchas drogas y se emborrachaba; en los días en que mató al primer hombre (un cliente) se prostituía y se había vuelto lesbiana. Al matar por primera vez (p. 46), “había cruzado la línea que separa a la víctima del verdugo y durante los meses siguientes permanecería en el lado equivocado de la carretera”.
En el capítulo 4, “La mujer más odiada de América”, se escribe (p. 81): “La primera asesina en serie de Estados Unidos –según el FBI– no sólo captó el interés de toda una nación por el hecho de ser mujer, sino por tratarse de una trabajadora del sexo que además era lesbiana. Hasta entonces los asesinos en serie habían sido hombres y las prostitutas, sus víctimas”.
Detenida Aileen y acusada por los asesinatos de por lo menos siete hombres, el 16 de noviembre de 1994 (p. 98) “sumaba seis condenas de muerte”. La psiquiatra Elizabeth McMahon, quien la trató durante un año, dijo (p. 99): “Tiene la edad mental de un niño de 5 años. No está capacitada para decidir sobre su propia muerte. Cuando dice que quiere morir, en su mente está buscando una escapatoria a la situación actual, pero no es capaz de entender las consecuencias de ser ejecutada”.
La actriz Charlize Theron produjo y estelarizó la película Monster con la que obtuvo un Oscar en 2003. Aileen vivió en la miseria, pero los productores de cine, de televisión, los dueños de diarios y la serie de libros (como éste) han ganado bastante dinero a su costa. Tyria Joleen Moore, su amante, quien la chantajeó para que se declarara culpable y declaró en su contra, junto con los involucrados en el arresto, habían sido contratados para contar su historia en un libro y una película. Hasta su bar favorito salió beneficiado.
Aileen Carol Wuornos, la mujer araña (le decían así, porque vestía de negro), fue ejecutada el 9 de octubre de 2002. Tenía 46 años.
Sus últimas palabras fueron (p. 102): “Sólo tengo que decir que estoy navegando con la Roca (Dios) y que volveré con Jesús el 6 de junio, Día de la Independencia, como en la película, en una gran nave nodriza. Volveré”.
Vicente Garrido en la adenda final dice que Aillen (pp. 117-118) “se queda muy corta de los (al menos) 31 homicidios cometidos entre 1880 y 1901 por Jane Toppan, la enfermera que, tras su fachada de buenas maneras y empatía por sus pacientes, causó la devastación de muchas familias acomodadas”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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