El Imperialismo Norteamericano, hoy
Las recientes declaraciones del señor Ken Salazar, Embajador de los Estados Unidos en México, respecto a que se dañarían las relaciones comerciales entre su país y México si se aprueba la reforma al Poder Judicial, nos recuerdan que el Imperialismo Norteamericano es una constante en la historia de Latinoamérica y El Caribe. Uno puede estar de acuerdo o no con las Reformas propuestas como la del Poder Judicial en México, pero es asunto exclusivo de los mexicanos. Las declaraciones de Ken Salazar demuestran que la historia de las intervenciones norteamericanas en los asuntos internos de México en particular y de América Latina y El Caribe en general, es actual, no ha cejado. En México, recordemos las intervenciones de Henry Lane Wilson, embajador de los Estado Unidos durante la Presidencia de Woodrow Wilson quien durante todo el período de la Presidencia de Francisco I. Madero (1911-1913) intervino en los asuntos internos de México. El susodicho embajador incluso solicitó la intervención del ejército norteamericano para invadir a México y fue cómplice de Victoriano Huerta en el asesinato del Presidente Madero y de su hermano Gustavo. Al respecto una de las lecturas que sugiero-fácil de localizar en línea-es: Juan González Morfín, “Intervenciones norteamericanas y amenazas 1914-1919. Invasión que no fue”, en, Revista Intersticios Sociales. Número 19, Zapopan, marzo de 2020. En efecto, en el período de 1914-1919, el Gobierno de los Estados Unidos bajo la Presidencia de Woodrow Wilson intervino constantemente en los asuntos internos de México: desconoció gobiernos electos, ordenó la invasión de Tampico y Veracruz, usó a instancias internacionales fantasmas para justificar la injerencia ilegal de su gobierno en la vida del país, amén de la amenaza de una invasión masiva del ejército norteamericano con el objetivo de anexarse todo el territorio mexicano. Recordemos que antes de este intento, en 1847, el ejército de los Estados Unidos invadió a México y se anexaron todo el suroeste del actual territorio norteamericano: 2 millones de kilómetros cuadrados, es decir, los actuales estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. Remataron en 1853 fecha en la que el dictador y traidor Antonio López de Santa Ana, “vendió” a los Estados Unidos el territorio conocido como “La Mesilla”. En relación a intervenciones de los Estados Unidos en Latinoamérica y El Caribe los casos son interminables, como lo demuestra el golpe de Estado en Perú que destituyó al Presidente Castillo actualmente en la cárcel, ya no digamos el asesinato del Presidente Chileno Salvador Allende electo democráticamente, asesinato planeado por el “genio de la diplomacia” Henry Kissinger; o la invasión de Bahía Cochinos en Cuba-que terminó en un desastre para los Estados Unidos-ordenada por John F. Kennedy; recordemos el golpe de Estado en Guatemala en 1954 contra el Presidente Árbenz, electo en las urnas; en 1983, el ejército de los Estados Unidos destruyó al gobierno democrático de la Isla de Granada y convirtió a esta en un protectorado. Desde 1898, los Estados Unidos se anexaron Puerto Rico, invadieron a Haití en 1915-1934 y de paso, también ocuparon militarmente a la República Dominicana en el período que va de 1916 a 1924. El país que se dice defensor de la democracia en cualquier parte del mundo, apoyó las temibles y terribles dictaduras de Antonio Machado y Fulgencio Batista en Cuba en un período que se extiende de 1925 a 1958. Los Estados Unidos sostuvieron al sanguinario Leónidas Trujillo en la República Dominicana desde 1930 hasta 1961. Igual lo hicieron con el siniestro Francois Duvalier en Haití de 1957 hasta 1971. En Venezuela apoyaron y sostuvieron a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez desde 1952 hasta 1958. En fin, los desvaríos de Ken Salazar-“Un viejo metiche”, según dijo un habitante de la CDMX en entrevista callejera-no sorprenden, indignan.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 25 de agosto, 2024
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