Lord Acton: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”

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La frase de Lord Acton ha probado su veracidad a través del tiempo. En efecto, un problema central de las sociedades contemporáneas es el control social al poder que acumulan quienes controlan la administración pública desde el Estado. Empecemos por aclarar quién fue Lord Acton, autor de la frase que encabeza este texto. El nombre completo de nuestro personaje es John Emerich Edward Dalberg-Acton que ostentó el título de Marqués de Groppoli. Aunque de nacionalidad inglesa Lord Acton nació en el Reino de Nápoles el 10 de enero de 1834, es decir, en el Siglo XIX que fue prolijo para la Ciencia en general y las Ciencias Sociales en particular. Es el Siglo de las teorías evolucionistas en Biología con Darwin y Spencer a la cabeza; fue el tiempo de las grandes discusiones acerca de cómo periodizar la Historia y clasificar a las sociedades. Es el siglo en el que nacen Carlos Marx, Federico Engels, Max Weber, Émile Durkheim, este último fundador   de la Sociología junto con su sobrino Marcel Mauss. En un contexto de efervescencia intelectual como sucedió en el siglo XIX, quien será conocida como Lord Acton tuvo la vocación de historiador y de pensar en los problemas Humanos. Compartió sus puntos de vista con la intelectualidad de su época entre quienes se encontraban Alexis de Tocqueville, el autor de un libro señero: La Democracia en América, referido al contexto político de los Estados Unidos. Cruzó ideas Lord Acton nada menos que con Fustel de Coulanges el sociólogo e historiador de la jurisprudencia francés, autor de otro clásico: La Ciudad Antigua. Agreguemos a estos nombres el de Leopoldo Von Ranke, el historiador alemán exponente de la corriente historicista y metodólogo de la investigación de archivos y el análisis de las fuentes de información. Ignoro si en la actualidad los autores mencionados siguen siendo discutidos en las aulas universitarias, en los programas de posgrado, porque nuestro tiempo enfatiza –bajo las reglas de la economía política capitalista-la “actualidad” y la prisa. En lo particular me siento afortunado de haber tenido Maestros como Luis González y González, Guillermo Bonfil, Rosa Camelo, Carlos Navarrete, Ángel Palerm, Barbro Dhalgren, Phil Weigand, Pedro Armillas, entre otros, que aún veían la importancia de conectar a los estudiantes con los grandes clásicos del Siglo XIX. El propio Lord Acton es un personaje cuya vida intelectual es digna de discutirse en la actualidad y más en estos tiempos en los que la Política ocupa el lugar central en la vida de la Sociedad Contemporánea en su conjunto, en ese contexto de infinita variedad que caracteriza al mundo Humano. En 1859, Lord Acton finalmente se estableció en una suerte de granja de su propiedad localizada en el poblado de Aldenham en el condado de Shropshire, en Inglaterra. Como ferviente católico, Lord Acton dirigió la revista mensual The Rambler, publicación del pensamiento católico inglés. Como historiador, Lord Acton no tardó en chocar con el clero inglés y sus dogmas, revelándose como un pensador original y ágil. Así, en 1870, junto a otros intelectuales, Lord Acton se opuso a que se promulgara la infalibilidad del Papa durante el Concilio Vaticano I. Es en este contexto de un conflicto con su propia Iglesia, que Lord Acton escribió una carta a otro erudito en cuestiones de religión, Mandell Creighton, que vale la pena recordar. Refiriéndose a la infalibilidad Papal, escribió: “Pero si pudiéramos discutir este punto hasta que encontremos que casi estamos de acuerdo, y si estamos completamente de acuerdo, sobre la impropiedad que Carlyle denuncia y el fariseísmo en la historia, no puedo aceptar su canon de que han de juzgar al Papa y al Rey a diferencia de otros hombres, con una presunción favorable de que no hicieron nada malo. Si hay alguna presunción es al revés, contra los poseedores del poder, aumentando a medida que aumenta el poder. La responsabilidad histórica debe compensar la falta de responsabilidad legal. El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre malos, incluso cuando ejercen influencia y autoridad, más aún cuando superas la tendencia o la certeza de la corrupción por la autoridad.” En estos tiempos del genocidio en Gaza, de las trifulcas políticas, de personajes como Donald Trump, del fascismo emergente, en fin, de las turbulencias políticas que agitan al mundo, pensar en la necesidad del control social del poder es una tarea importante. No se ha encontrado aún una forma efectiva en que la sociedad como tal, el pueblo si se prefiere, tenga garantías de un control del poder. En las democracias, está demostrado que la llamada división de poderes, el legislativo, el ejecutivo y el judicial, no opera como un control social, como incluso lo deja a la vista la discusión actual en México acerca de la reforma al Poder Judicial. ¿Cómo controlar al poder desde el pueblo? Es el dilema en contextos tan complejos como los que vivimos. Pero por lo menos la discusión acerca de asunto tan relevante nos obliga a pensar en qué sucede actualmente y la necesidad de una amplia discusión al respecto. La corrupción no se reduce sólo al saqueo del erario público sino, sobre todo, significa la traición a la confianza que la sociedad deposita en quien administrará los asuntos públicos y convierte esa tarea en un medio para satisfacer sus propios fines. Compleja la problemática y por ello la necesidad de darnos cuenta del porqué de las luchas populares que caminan los senderos del planeta.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 13 de julio de 2024

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