El Deporte como espectáculo
La inauguración de los actuales juegos olímpicos que se celebran en la ciudad de Paris, ha levantado diversos comentarios desde los que alaban lo sucedido hasta quienes critican el montaje espectacular que se exhibió. En efecto desde el desfile de las delegaciones deportivas por el río Sena-que costó millones de euros descontaminar-hasta un misterioso personaje sosteniendo la llama olímpica al que no se le veía el rostro y que venía saltando por los tejados de Paris para terminar con el encendido de la flama por un grupo de atletas de todo el mundo, dentro un globo que se elevó por los cielos parisinos, todo, rompió con los protocolos acostumbrados. Más todavía, fue la demostración clarísima de que las Olimpiadas finalizaron como contienda deportiva entre aficionados para convertirse en el mayor espectáculo mundial. Es decir, ha desaparecido el deporte amateur cediendo el espacio al deporte- espectáculo como uno de los grandes negocios actuales. El mismo globo que sostiene la llama olímpica es una suerte de fraude y anuncio de la llegada de una nueva era en el deporte: no contiene ninguna llama sino dos centenares de focos LED sostenidos en la canastilla del globo. La llama real es apenas un pequeño pabilo encerrado en una cajita de cristal que al apagarse al final de los juegos, se terminará para siempre anunciando la victoria de los grandes empresarios del deporte-espectáculo. El deporte, como una contienda de habilidades, sólo existirá en las calles de los barrios, en los campos de los entornos rurales, quizá en los patios de las escuelas o en torneos como el futbol callejero que celebra un encuentro mundial de migrantes. El deporte como un ámbito de expresión de las emociones humanas sobrevivirá en rincones apartados del planeta, lejos del bullicio fáustico del deporte-espectáculo. Los atletas son ya trabajadores del espectáculo que compiten en el mercado para vender su fuerza de trabajo que representa su habilidad particular. El deporte-espectáculo magnificará los nacionalismos aprovechando los dueños del negocio los sentidos de pertenencia de las sociedades humanas para imprimir mayor ganancia a sus bolsillos. Nada sorprende. Es la característica básica del régimen económico que impera en el mundo y es ingenuo pensar que el deporte se salvaría de servir como un medio para concentrar riqueza. Es bastante probable que el deporte-espectáculo, el tráfico de drogas y la venta de armas se erijan como los más jugosos negocios de nuestra época. Por supuesto, el deporte-espectáculo tendrá también un rol en las contiendas y conflictos políticos, como lo demuestra la actitud actual del Presidente Francés, Macron, que al perder frente a la izquierda francesa aprovecha los juegos olímpicos para ganar tiempo mientras prepara su siguiente maniobra. Por supuesto, el deporte-espectáculo seguirá atrayendo a las masas y llenando los estadios debido al simbolismo de las competencias y a que ofrece un ámbito peculiar para la manifestación de comunidades de identificación y la oportunidad de dirimir rivalidades. Será importante al final de los actuales juegos olímpicos analizar la información de las ganancias que dejará a quienes controlan todo el aparato del llamado “olimpismo”. Es por demás interesante ver el proceso en que los grandes equipos profesionales, por ejemplo, de basquetbol, irrumpen en las olimpiadas dejando en la “banca” a los jóvenes que practican el deporte por afición. Pero el espectáculo exige que un “estrella” como LeBron James, que gana millones de dólares, aparezca como un “deportista olímpico” representando a los Estados Unidos. Las mismas gimnastas son profesionales bastante alejadas del olimpismo cuyo significado era el de “amateur”. Los nuevos trabajadores del deporte-espectáculo, los que no cobran ya sueldos de ensueño en equipos profesionales, recibirán sus salarios en forma de “becas” para garantizar su dedicación exclusiva a la actividad para la que tienen habilidades. Con las Olimpiadas de Paris, ha muerto el olimpismo que ya venía agonizando. De hoy en adelante las olimpiadas se erigen como el punto culminante del negocio del deporte-espectáculo, junto con los campeonatos mundiales de futbol y otros. En 1896 se celebraron en Atenas los primeros juegos olímpicos del modernismo; en 2024 se decretó la muerte del olimpismo en Paris, para consolidar al negocio del deporte-espectáculo que tuvo su embrión y consolidación con la modernidad.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 29 de julio, 2024
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