Dos reflexiones
Primera Reflexión: Claudia Sheinbaum.- Como uno más de los cientos de militantes en el Movimiento Estudiantil de 1968, observo la elección de la Dra. Claudia Sheinbaum como una presencia del 68 y los movimientos estudiantiles posteriores en los escenarios de la vida nacional. Sin desconocer la militancia de quien será la primera mujer Presidenta de México, me parece que Claudia Sheinbaum se forjó como luchadora social en las trincheras universitarias, en las grandes lides que han protagonizado los estudiantes mexicanos a partir de tantos Movimientos, pero con particular importancia el del 68. Es cierto que para ese entonces la Dra. Claudia Sheinbaum era una niña de seis años. Pero su familia es de izquierda militante y en ese ambiente creció quien sería después líder estudiantil y posteriormente líder político al lado de Andrés Manuel López Obrador. Su personalidad y capacidad políticas (entiéndanse con ello su habilidad y honestidad, su compromiso con la izquierda, en la lucha social) se fue configurando hasta llegar a ser la Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, puesto que desempeñó a satisfacción de los chilangos como lo demuestra la amplia victoria de Clara Brugada, militante de Morena y quien sucede en el cargo a Claudia Sheinbaum. Por no mencionar la aplastante votación que esta última obtuvo y que la llevó a la Presidencia de la República. Desde el punto de vista académico, Claudia Sheinbaum es hija de la UNAM, aunque hizo estudios de posgrado en la mítica Universidad de California, en Berkeley, el campus en donde la huella de Herbert Marcuse es aún notable. Fue el filósofo mencionado quien, decepcionado por la inmovilidad política de la clase obrera norteamericana, fijó sus ojos en los movimientos estudiantiles hasta llegar a pensarlos como la nueva vanguardia de los pueblos en lucha. Discutible tesis, desde el concepto mismo de vanguardia, pero sin duda una de las corrientes que han forjado a las izquierdas y creado contextos de lucha, en los que Sheinbaum participó. Forjada en las disciplinas de las ciencias físicas y del medio ambiente, no faltará quien piense que está lejos de las ciencias sociales y del humanismo. Pero no es así. Desde el contexto familiar en el que creció, Claudia Sheinbaum aprendió que toda ciencia tiene sentido cuando se crea conocimiento en bien de la humanidad. Entre las distinciones que ha recibido como académica está el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en memoria de la gran humanista que fue la monja poeta, verdadera precursora de lo que hoy llamamos feminismo. Claudia Sheinbaum fue la primera mujer en obtener un grado de Doctora en Energía en la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Así que en su condición de mujer y de militante de izquierda Claudia Sheinbaum ha sido una pionera. Su currículum académico puede leerse en línea y no deja duda de su trayectoria intelectual. Cuando se anunció su triunfo electoral sin precedentes por la abultada votación a su favor (casi 36 millones de votos: 35. 954,000), pensé en lo que gritamos en las calles de la Ciudad de México, en aquel 1968 histórico, mientras la represión caía sobre nuestros hombros: “Somos un chingo y seremos más”. Y ese es el tamaño de la responsabilidad que asume Claudia Sheimbaum, una responsabilidad tan grande como la esperanza de que se teja el camino hacia lo que buscamos en aquellas luchas estudiantiles legendarias de los años 1960: un país sin desigualdad social, sin prejuicios de ninguna clase, un país en donde todos seamos Pueblo, pero Pueblo Libre. Ese es el tamaño del compromiso de la nueva Presidenta Electa de México.
Segunda Reflexión: Pablo Salazar Mendiguchía.- Con Pablo Salazar Mendiguchía nos conocemos desde nuestros años mozos, aunque él es bastante más joven. Llegaba Pablo a casa de mis padres junto con un grupo de jóvenes chiapanecos que se iniciaban en la vida política. Su presencia en esa casa-allá en la Colonia El Retiro-era frecuente pues aquel grupo buscaba la conversación con ese gran Mentor de la juventud chiapaneca que fue el Maestro Andrés Fábregas Roca, republicano español, exiliado en tierras mexicanas. El camino del tiempo llevó a Pablo a la vida política activa hasta llegar a ser Gobernador del estado de Chiapas (2000-2006). Fue el primer político chiapaneco en derrotar al todo poderoso en aquellos años, PRI, al lograr una amplia alianza de partidos. Además, Pablo Salazar fue el primer político evangélico (cristiano) que llegó a ocupar un puesto tan importante como el de Gobernador de un estado de la República. Y es probable que, hasta esta fecha, sea el único político evangélico en haber ocupado una gubernatura en el país. Fue un excelente Gobernador y su sexenio pasa a la historia política de Chiapas como un período excepcional de logros. Sobre todo, logró pagar la deuda del estado y entregar el poder con finanzas sanas. Habilitó el aeropuerto que hacía mucha falta y con ello detonó una dinámica económica y social que le hacía falta a Chiapas. Su programa de construcción de carreteras hasta hoy no tiene parangón e incluye la autopista Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal de las Casas, nervio vital de las comunicaciones en el estado. Creo las Universidad Intercultural de Chiapas (tan necesitada hoy de atención) y la Universidad Politécnica. Utilizó al deporte-sobretdo el futbol-para lograr una reorganización de la vida social. No saqueó a la entidad. No hizo ostentación del poder. Logró el diálogo político en un estado tan complejo como Chiapas. Hace unos días, Pablo me envío su texto titulado El Territorio del No Poder (Puebla, Editorial Lapizlázuli, 2024). Leí el texto “de un tirón”. Su Índice no está dividido en capítulos sino en secciones: Introducción, Dos Expresidentes, Con Calderón, Nunca, Andrés Manuel López Obrador, La Política como Circunstancia, La Noticia Buena y la Mala, El Humor Irreverente, El Poder Desgasta, Pero Desgasta Más el No Poder, Los Regalos, “Lo Quiero Cerca de Mi”, Las Tres Columnas y el Efecto Tlacoache y Querido Gobernador: Dos Puntos (texto, una suerte de Colofón, muy interesante, escrito por Sarelly Martínez). El texto de Pablo Salazar es de lectura obligada no sólo para los chiapanecos y chiapanecas sino para todo quien se interesa en la dinámica de la vida política. Con un lenguaje ágil, sin pretensiones, Pablo Salazar hace pública la vida pública en un estado como el de Chiapas y en un país como México. No rehúye de hablar de temas tan incómodos como la traición y lo hace sin denostar a nadie. Pero reconoce con ello que un político de su honestidad debe estar preparado para el mal agradecimiento y salir fortalecido con ello, dejando incólume a las convicciones propias. Muestra como la irreverencia juega un papel en la vida política y lo hace en renglones abarrotados de afecto hacia Javier López Moreno. Demuestra los lados más siniestros de la derecha mexicana sin usar adjetivos calificativos sino simplemente describiendo a los personajes que le hicieron un daño profundo al país. Su texto es chispeante, valiente, ilustrativo. Es un excelente documento para quienes estamos interesados en el análisis socio político de México.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala (muy destruido). A 23 de junio de 2024
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