Conectar con las ausencias
La ausencia no existe por sí misma, sino al resistirnos al olvido:
nosotros la sostenemos con nuestros recuerdos, constituye lo que somos.
Su tiempo es indefinido.
Delmar Penka
En esta ocasión escribo estas líneas acompañada del tic-tac del reloj y de un concierto de grillos que cantan con esperanza, aunque la lluvia demora en llegar el canto es hermoso, una melodía que me hace evocar los días lluviosos. Hoy quiero compartir una breve reflexión que me ha dejado la lectura del libro Ch’ayet K’inal, Las formas de la ausencia, del autor tenejapaneco Delmar Penka. Obra que tuve la oportunidad de comentar el pasado 7 de junio en el marco del V Coloquio Historia y Sociedad en la literatura en Chiapas en San Cristóbal de Las Casas. Agradezco a Delmar por la distinción y la confianza.
El libro corresponde al género del ensayo creativo, es un texto bilingüe, escrito en tseltal y en español. El tseltal es la lengua materna del autor. Su contenido se integra por siete apartados o senderos, como me he atrevido a nombrarlos, cada sendero nos hace referencia a una forma de la ausencia: Ch’aybil biluletik, cosas perdidas; Te stsaltomba o’tanil, el duelo; K’ubul ay te jna, lejos de casa; Scha’ta jbajtik ta patil, reencuentros postergados; Pojbil ch’ulel, alma despojada; Tup’en k’ajk, fuegos extintos y Jeltesel ta ot’an, resurgir adentro.
El estilo de Delmar es además de ameno, ágil, cálido, con una narrativa y sensibilidad que nos lleva a adentrarnos a las historias y hasta visualizar a los personajes y a los escenarios que relata. La cosmovisión de su terruño tseltal se hace presente y nos recuerda que la mente y el corazón están vinculados en el tema de las ausencias.
Además de compartir sucesos de su espacio íntimo familiar, con su bisabuela Venancia, su abuela Antonia, su tía Delia, su prima Florencia, su primo Josué y su amigo Humberto, Delmar también nos presenta temáticas como la migración, la violencia, el machismo, las desapariciones, el suicidio, la familia, la matria, las redes de apoyo y cómo la ausencia se hace presente no solo en lo individual sino en lo colectivo.
¿Con qué resuenan cuando leen, escriben o escuchan la palabra ausencia? ¿Alguna ocasión se han preguntado cómo las ausencias forman parte del entramado de nuestras vidas, de nuestro día a día? Este libro nos invita a pensar, repensar y conectar con la ausencia, el hilo conductor de este libro, de ahí que su autor nos va llevando a estas formas de cómo se hace presente.
La obra permite volver la mirada a nuestro interior, a indagar desde los distintos significados que le damos a la ausencia. En lo particular, me hizo resonar con la nostalgia, la añoranza, el dolor, las coincidencias, el agradecimiento y la búsqueda interior.
De los senderos, los tres que resonaron más en mí fueron El duelo, Reencuentros postergados y Resurgir adentro. La escritura es una bella y valiosa manera de poder conectar con las demás personas, los corazones, las emociones y lo que nos mueve en lo cotidiano. Les comparto unas frases del sendero Resurgir adentro, que me parece una manera de apapacho al corazón, “La ausencia existe para no olvidar de dónde venimos y con quién hemos compartido lo que en el presente ya no está. Así descubrimos que la ausencia nos ha hecho un poco más fuertes, un tanto más sensatos, un poco menos muertos. La ausencia jamás es aprehensible, sino emocional, sensorial y sensitiva. Encontrarnos con ella es un ejercicio personal” (Penka, 2024, pp. 239-240).
Recomiendo ampliamente la lectura del libro, lo pueden conseguir en las librerías del Fondo de Cultura Económica. Es muy probable que como me sucedió a mí, sientan que su piel se pone chinita, que su corazón late más rápido o que se les hacen algunos nudos en la garganta y el río interior que llevan en sus corazones fluye por los ojos. Es importante dejar fluir ese río y luego verán cómo el corazón lo agradece. Ésas son también una forma de conectarse con las ausencias.
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