Salvemos el agua
Leticia había puesto mucha atención en lo que había escuchado en las noticias de la televisión referente a la escasez del agua que se hacía presente en muchos lugares. Observaba los rostros de Lucia y Joaquín, su mamá y su papá, que habían retomado el tema diciendo que en algunos municipios cercanos a donde vivían la gente tenía carencia de agua. Seguía atenta en la conversación, mientras degustaba la sopa que le habían servido para la comida. A su lado derecho estaba sentado Daniel, su hermano menor quien apenas iba a cumplir los cinco años. Leticia era un par de años mayor que él.
Al terminar de comer Lucia levantó los platos y vasos, Joaquín se dispuso a lavarlos. Mientras Leticia veía a su papá lavar los trastes seguía pensando en el tema del agua, se le vinieron a la mente algunas de las recomendaciones, reusar el agua que saliera de lavar los trastes para depositar en la taza del baño. Evitar desperdiciar agua al lavarse las manos, a la hora de bañarse, al lavar los coches y al limpiar las banquetas.
Leticia fue a buscar a Daniel, quien quitado de toda preocupación estaba sentado coloreando un libro de cuentos que había encontrado en su cuarto, tenía las crayolas y colores regados al lado de la mesita en que se apoyaba.
La mente de Leticia estaba buscando de qué manera su familia y ella podrían ayudar a que el agua no se acabara, al ver a Daniel se le vino a la mente que podría poner algunos letreros y pegarlos en ciertos lugares. Daniel sería su aliado, aunque aún no leía ni escribía le pediría apoyo con algunos dibujos, él era muy bueno en eso. Y al final le diría a su mamá y papá que les ayudaran a pegar los letreros en las calles de su colonia .
Cuando Daniel se percató de la llegada de Leticia levantó la vista y le dijo,
—¿Leti quieres colorear conmigo? Ven, siéntate, aquí hay más colores.
—Bueno, un ratito, Dani quiero que me ayudes a hacer algo.
Daniel la quedó mirando, hizo una pausa y preguntó
—¿Tienes otro libro de cuentos para colorear? ¿O en qué te ayudo?
—Tengo un plan para que ayudemos a que el agua no se acabe. A mí me da mucha tristeza que hay mucha gente que no tiene agua, ni para bañarse, lavar su ropa, regar sus plantitas. No quiero que nos pase eso.
Daniel se dio cuenta que el rostro de su hermana estaba triste, a él no le gustaba verla así.
— No te pongas triste, yo te ayudaré para que no se acabe.
Leticia le explicó el plan que tenía. Mientras ella escribía los letreros, Daniel haría unos dibujos para poner en cada uno de ellos. El primer letrero que hizo Leticia decía Salvemos el agua, Daniel le puso unas gotitas de agua que estaban tristes.
—Oye Joaquín, pero qué silencio hay en la casa, qué travesuras estarán haciendo Dani y Leti.
—De seguro están entretenidos jugando, no te preocupes Luci, voy a buscarlos.
Al caminar rumbo a los cuartos Joaquín escuchó la conversación,
—Están quedando bien bonitos los dibujos Dani, voy a remarcar los letreros con las crayolas —dijo Leticia.
—Vaya, vaya, si que están entretenidos, a qué están jugando, ¿me invitan?
—Papá, Leti tiene una gran idea para que el agua no se acabe. ¿Nos ayudarás?
Joaquín escuchó y antes de que respondiera Leticia le dijo,
—Sí, papá, escuché hoy en las noticias que el agua se puede acabar, pero todos podemos hacer algo para ayudar, Dani me está ayudando, mamá y tú también lo pueden hacer.
En eso estaban cuando Lucia se asomó al cuarto,
—¿Hay reunión de familia y no fui invitada? ¿Y estos dibujos? S-a-l-v-e-m-o-s e-l a-g-u-a.
Leticia les explicó a Lucia y Joaquín el plan que había pensado de cómo podían ayudar. Sin dudarlo, se unieron al trabajo de Leticia y Daniel. No solo les parecía una muy buena idea sino que también era importante que desde la niñez se escucharan y respetaran las voces, opiniones y propuestas de cada niña y niño, sobre todo cuando se trataba de abonar para el cuidado de los recursos naturales.
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