¿Programas feministas?
Se puede elegir el nombre que se quiera, pero en esta campaña en particular es fundamental hablar sobre qué van a hacer ellas, las candidatas presidenciales, con el tema/problema de las mujeres. En el actual contexto de violencia estructural, es indispensable un programa para las mujeres, un programa con perspectiva de género o, mejor aún, un programa feminista. Y aún sin aspirar a verlo como tal -como programa- se tiene que ofrecer, al menos, algunos apuntes.
Como se puede ver, Claudia Sheinbaum es quien ofrece un programa político general que deja ver con claridad lo que empezará a hacer a partir de octubre próximo. La candidata por la Coalición Sigamos Haciendo Historia ha cualificado sus discursos públicos con el manejo de un lenguaje cada vez más preciso, con dominio de temas, problemas y datos duros que le permiten sostener diálogos y entrevistas con mucha seguridad. Será la primera presidenta de México y éste, por sí mismo, es un símbolo que ella misma se reconoce.
El punto más débil del eslabón programático que nos ofrece es, sin embargo, el referido a las mujeres. ¿Qué ofrece Sheinbaum, más allá de haber articulado mes con mes unas ideas-fuerza básicas, de sentido común, que llegan o pueden llegar al amplio público? Dicho sea de paso: meterse al sentido común de la gente, como sabemos, es esencial, ya que los grandes discursos -sobre todo los académicos y no menos los políticos- pueden resultar soporíferos para la inmensa mayoría de la población.
La “República de y para las Mujeres” la llama Claudia Sheinbaum y fue presentada en Querétaro el pasado 6 de marzo, poco antes del Día Internacional de la Mujer. Consta de once puntos básicos, precedido de los resultados obtenidos en la materia en la Ciudad de México durante su gestión como Jefa de Gobierno. Dice: entre 2019 y 2023 hubo una disminución de 33% de muertes violentas, un aumento de 69% de las vinculaciones a proceso por delitos contra las mujeres -un mejor nombre que “delitos de género”-, y un mayor número de detenciones de feminicidas.
La República de y para las Mujeres propone modificaciones legislativas, programas sociales de apoyos económicos y salud sexual y reproductiva; un Sistema Nacional de Cuidados -apoyado en el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia, es decir, aprovechar las instalaciones existentes, por si dudamos acerca de los recursos presupuestarios que sostengan tamaño proyecto-; Centros de Educación Inicial para mujeres de la maquila y jornaleras, así como senderos seguros.
Sheinbaum necesitará precisar el alcance o la novedad de la creación de las Fiscalías Especializadas en Feminicidios, que ya existen en varios estados del país y no necesariamente tienen resultados favorables. Asimismo, abogadas feministas han buscado que toda muerte violenta sea investigada como feminicidio, de acuerdo al protocolo latinoamericano para la investigación de muertes violentas de mujeres como feminicidios. Se requiere, por tanto, diagnósticos precisos de las luchas, las conquistas, las limitaciones, las experiencias todas, para ejecutar acciones con resultados exitosos.
El primero de los once puntos refiere, precisamente, una iniciativa para elevar a rango constitucional la igualdad sustantiva y el derecho a una vida libre de violencia. La igualdad sustantiva -dice Sheinbaum- es más amplia que tener los mismos derechos mujeres y hombres; observar el derecho a una vida libre de violencia, sin todavía profundizar en ello, es un importante punto de partida.
Los datos duros siempre deben ser el sustento de nuestras afirmaciones en problemáticas diversas. En tal sentido, el manejo de las cifras en la administración actual ha sido cuestionado en los últimos tiempos, y hay quienes también han puesto en tela de juicio el descenso de muertes violentas de mujeres en la CDMX. En las entrevistas, en donde se podría abundar en el problema de la violencia contra las mujeres, Sheinbaum podría atajar críticas -de feministas y no feministas-, porque sí se necesita mayor contundencia para aterrizar con precisión que será una prioridad en su gobierno.
Xóchitl Gálvez, a su vez, está muy lejos de ofrecer un programa o una estrategia clara, más allá de dedicarse a reaccionar con golpes flancos débiles de la administración federal que está a punto de terminar. Ha hecho promesas diversas de mantener los programas sociales y de bajar a 60 años el programa de apoyo a adultos mayores. En su punto tres, Sheinbaum ofrece a las mujeres de 60 a 64 años que han dedicado su vida al cuidado de la familia un apoyo mensual equivalente de la pensión de 65 años y más.
Por otro lado, un elemento importante es que, en varios momentos, Xóchitl Gálvez ha referido la importancia de las policías municipales. A más de prometer que ganarán 20 mil pesos mensuales, ha dicho que las llamadas de emergencia de mujeres víctimas de violencia -así se remonten a comunidades lejanas- puedan ser atendidas de inmediato y, con ello, prevenir el feminicidio. “Cuidar a los que nos cuidan”, dice para hablar de fortalecer las policías municipales, pagarles bien, darles tecnología, darles capacitación, darles certificación. Muy bien.
Sugiero, por un lado, partir de todo lo que se ha hecho, a lo largo y ancho del país, en materia de violencia contra las mujeres. En Chiapas, por ejemplo, se han llevado a cabo grandes acciones para afrontar las violencias contra las mujeres y reducir los feminicidios, se ha capacitado a policías municipales, estatales y fuerzas especiales. ¿Se conoce esta experiencia? Ambas candidatas, me parece, coinciden en no partir de cero sino dar continuidad y avanzar en el segundo piso de la IV Transformación -Claudia Sheinbaum- y ver lo que ha funcionado y mejorar, quitando todo aquello que no funciona -Xóchitl Gálvez-.
Confrontar proyecto con proyecto sobre las mujeres, entre las dos candidatas presidenciales, resulta difícil de momento por la mayor sistematicidad de una y la agenda política con carencias de otra.
Pese a todo, la próxima presidenta de México tendrá que precisar mucho más la república de y para las mujeres. Tengo para mí que el nudo central de esta república debe ser el combate frontal de todas las violencias contra las mujeres, la cual debe ser el centro de una concepción política general y sustantiva, para de ahí derivar ejes estratégicos y acciones específicas. Los once puntos que ha establecido, para empezar.
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