1968: Los sobrevivientes. La lucha sigue
Viajando en auto con mi hija Mariana escuchábamos en la radio el Programa “Astillero Informa” al momento en que una voz de mujer, muy conmovida, protestaba por el retiro en la Facultad de Derecho de una placa en Memoria de Roberta Avendaño, “La Tita” quien fuera dirigente del movimiento estudiantil de 1968. Me conmovió escuchar la voz después de tantos años de Ana Ignacia, “La Nacha”, Rodríguez, miembro que fue del Consejo Nacional de Huelga y una de las más destacadas dirigentes de aquel Movimiento Estudiantil de 1968. La Nacha” protestaba con la energía que la ha caracterizado desde sus días de dirigente estudiantil hasta hoy que tiene 80 años, varios de ellos pasados en prisión, gracias a un régimen que la condenó por abrazar las causas de una lucha democrática. Según se desprende de lo que denunciaba con energía, la “Nacha” exigía que una placa colocada en la Facultad de Derecho de la UNAM, en memoria de Roberta Avendaño, “La Tita” otra destacada mujer dirigente en el Consejo Nacional de Huelga, fuese colocada de nuevo pues fue retirada coincidiendo con una nueva Directora de la Facultad de Derecho. Mientras escuchaba la voz de aquella legendaria compañera del 68, me pregunté a mi mismo ¿se ha derechizado la UNAM?; las Facultades y Escuelas que sostuvieron el Movimiento Estudiantil de 1968 tuvieron su centro en la Ciudad Universitaria y en el conjunto Politécnico de Zacatenco del IPN. La primera fue invadida por el ejército, violando la Autonomía Universitaria en un caso que tiene parangón-toda proporción guardada- con la Invasión de la Embajada de México por las fuerzas policiacas del Ecuador, cuyo gobierno se revela como peor que el encabezado por Pinochet en Chile. Así mismo, el ejército mexicano atacó las instalaciones de Zacatenco cuyos estudiantes defendieron por horas a sus aulas. Obedecían las ordenes del Comandante y Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz. Lo menos que uno espera como sobreviviente de aquellos días, es que las autoridades Universitarias reconozcan y respeten la importancia que tuvo el Movimiento Estudiantil de 1968 en el siglo XX para lograr una sociedad democrática en México. Uno se pregunta cómo es posible que autoridades universitarias se atrevan a retirar una placa que recuerda a una de las dirigentes más claras del 68 como lo fue Roberta Avendaño, “La Tita” que murió en un hospital de Guadalajara un 9 de agosto de 1999. Ana Ignacia Rodríguez “La Nacha” se pasó 16 años en la cárcel. Hoy es una sobreviviente de la tarde/noche de Tlatelolco y miembro activo del Comité 1968 junto a compañeros como Félix Hernández Gamundi, también sobreviviente de aquel memorable 1968. Junto a ellos, recuerdo a compañeras y compañeros de la Escuela Nacioal de Antropología e Historia (ENAH) quienes lucharon codo con codo en las calles de la ciudad de México y que hoy ya no están entre nosotros: Brigitte Boehm, Pepe Lameiras, Viki Novelo, Virgilio Caballero, Adolfo, “Fito” , Sánchez Rebolledo, Abraham Carro; así mismo, a los maestros que nos acompañaron: Guillermo Bonfil, Ángel Palerm, Mercedes Olivera, Margarita Nolasco, José Rendón, entre los que recuerdo. A la compañera Adela Salazar se le sentenció a 10 años de prisión. Todas fueron acusadas de sedición, homicidio, robo y por supuesto, disolución social. La “Tita” alcanzó a escribir un libro de lectura obligada: Testimonio de la Cárcel, de la Libertad y del Encierro, (México, La Idea Dorada, 1998). Las mujeres tuvieron una destacada participación en el Movimiento Estudiantil de 1968 como fue ampliamente documentado desde 2007 y luego en 2018 a través de videos y la publicación de testimonios, como el de Mirtu González, precisamente la moderadora del mitin en el edificio Chihuahua en aquella tarde del 2 de octubre de 1968. A quienes les interesen estos testimonios de los sobrevivientes sugiero ver los videos fácilmente localizables en youtube. Cierro este texto uniendo mi voz a la de la “Nacha” para que la placa en memoria de Roberta Avendaño, la “Tita” sea devuelta al sitio de honor que le pertenece en la Facultad de Derecho de la UNAM. Es oportuno recordar el poema de Rosario Castellanos:
Memorial de Tlatelolco:
La oscuridad engendra la violencia/y la violencia pide oscuridad/para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche/para que nadie viera la mano que empuñaba/el arma, sino solo su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, quién?/Quién es el que mata?/¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?/¿Los que huyen sin zapatos?/¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?/¿Los que se pudren en el hospital/¿Los que se quedan mudos para siempre, de espanto?
¿Quién, quiénes? Nadie/Al día siguiente, nadie/La Plaza amaneció barrida, los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo/Y en la televisión, en el radio, en el cine, no hubo ningún cambio de programa/ningún anuncio intercalado ni un minuto de silencio en el banquete/(Pues prosiguió el banquete).
No busques lo que no hay: huellas, cadáveres/que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa/A la devoradora de Excrementos. No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 8 de abril de 2024
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