Nuestra realidad
Tenemos que ser claros. Hay más programas sociales, pero también hay más remesas, y en especial, mucho dinero que proviene de delincuencia. Hay muchos pobres, en particular los del campo en donde habitan las comunidades y pueblos originarios. Por ello hay tanta migración, y por ende se ha venido construyendo un nuevo proceso que nos denigra como pueblo. La gente va teniendo poder, por lo que le quita a quienes trabajan, ya sea por derechos de piso, ya sea por el nuevo agiotismo que significa prestar dinero para que la gente se vaya a trabajar fuera de comunidad. Si alguien presta 200 mil pesos, en un año puede duplicar la deuda.
Ahora existen comunidades enteras que armadas, pueden atacar a otras, o la que tiene el agua, puede cerrarle, un recurso que es público y que ahora es privado y es fuente de poder.
Las carreteras son territorios de crimen organizado y son tantos los retenes de migración, policías, ejército, guardia nacional y gente vestida que son sicarios y no policías. Viajar en autobús es un martirio. Salir de Chiapas a cualquier lugar y hacerlo en autobús es casi como ser no mexicano, delincuente. En las madrugadas te ponen una luz intensa, te tratan con desprecio y mucho más si la piel es morena.
Hablemos de la realidad que hoy sufre el pueblo en Chiapas. Vive entre fuegos y entre violencias que nadie quiere o puede detener. Todo esto nos afecta mucho. No podemos pensar que a corto plazo las cosas van a mejorar, pero si podemos pensar que, si no se le ponen altos, viviremos peor que cualquier infierno imaginado.
Ya lo hemos dicho, toda violencia en Chiapas se tiende a normalizar, quizá el problema social que nos ata, que nos lleva casi a la parálisis es normalizar, porque al final, como forma de resistencia, ante el problema buscamos la mejor forma de hacer una vida cotidiana “normal”. Las familias ahora usan diversas formas de comunicación: ¿estás bien?
Hoy tenemos claro que el poder lo tiene la 4 T. durante muchos años, ese poder se construyó con la lucha de movimientos como el campesino-indígena, y el magisterial, sin dejar de mencionar al EZLN y las llamadas autonomías; o a las y los estudiantes de las Normales y escuelas con fuerte conciencia social. La 4T de alguna manera ha traicionado su origen, y prefirió la vía del control desde la Presidencia, desde el caudillo y no, como creo, debería de ser, que es la sociedad y sus realidades quienes ponen la agenda y dialogan. Nunca la figura presidencial puede estar por encima que las y los desaparecidos, o la muerte por el crimen organizado, y mucho menos dejar de escuchar a las víctimas.
Sin embargo, hoy gran parte de esa historia, de esos procesos están mediatizados por MORENA y el próximo proceso electoral.
Hay una vía política de relaciones entre el poder establecido y los actores sociales en lucha, y que demandan de la autoridad política gobernabilidad, lo cual, debemos ser claros, esto no ha sido la norma. Hoy se prefiere repartir, que provocar eso que se ha dado en llamar la Revolución de las conciencias, la cual debiera tener como base empleo, educación, producción de alimentos, una salud integral, y en especial, un trabajo extraordinario en recuperar ya sea conservando y/o restaurando bosques, ríos, pensando en la importancia primaria del agua, de los ciclos de lluvia, y que la tierra se reconvierta en su esencia primaria que es la vida.
En ese contexto de violencia criminal, de lucha por el poder, de crisis ambiental y efectos del cambio climático. Se trata de pensar que se debe acortar la brecha que nos ha hecho tan desiguales, pero también el ser excluidos y pobres. Sí, algunos dirán que en Chiapas ahora hay menos pobre o somos menos “desiguales”. No ponemos en la variable que los dineros vienen de las remesas, o de programas compensatorios y del narcotráfico. Ello nos lleva a una realidad de mano de la violencia. Tener más en ese sentido no se comparte, nos lleva a tener un nuevo tipo de elite a corto plazo.
No, no se trata de polarizar la arena política, se trata de recuperar la esencia de los diversos y complejos actores sociales, ya sea dialogando, negociando, para acordar un verdadero tránsito democrático, pero fomentando y respetando tanto la participación comunitaria, así como la autonomía, diversidad y pluralidad, de los procesos históricos que son parte de la identidad chiapaneca en cuanto a sus movimientos sociales.
Cada territorio tiene actores, demandas, formas de acceder a la justicia. Chiapas requiere romper los ciclos de impunidad, dando respuesta a las madres buscadoras, apoyar a las y campesinos que producen para la vida, promover la pluralidad de quienes luchan por proteger derechos humanos, pero también a la naturaleza y nuestra madre tierra. Debemos construir un programa mínimo que nos lleve a un gran Acuerdo para transformar a Chiapas en territorios de paz y trabajo, de lucha y dignidad y de participación crítica, libre y constructiva.
La paz que necesitamos tiene que ver con desarme y desmilitarizar. Una entidad llena de retenes, llena de personas que no nos dan tranquilidad, sino que abonan al control de la violencia. Chiapas en particular ya es una fosa de muerte: migrantes, sicarios que matan y mueren por una causa que no lo es (matar por eliminar al otro, nunca es una causa). Traigo una cita del discurso de Federico Engels a la muerte de Carlos Marx, un 14 de marzo de 1883:
“Marx descubrió la ley de desarrollo de la historia humana: el simple hecho, hasta ahora oculto por un sobrecrecimiento de la ideología, que la humanidad debe primero que nada comer, beber, tener refugio y vestir, antes de poder seguir la política, la ciencia, el arte, religión, etc. ; que, por lo tanto, la producción de los medios materiales inmediatos, y por consiguiente el grado de desarrollo económico alcanzado por un pueblo determinado o durante una época dada, forman la base sobre la cual las instituciones del Estado, las concepciones legales, el arte, e incluso las ideas sobre la religión, de las personas afectadas tienen Por lo tanto, deben explicarse, en lugar de viceversa, como había ocurrido hasta ahora”.
Y más adelante Engels nos dice: “Pero Marx era antes que nada un revolucionario. Su misión en la vida era contribuir, de una u otra manera, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones del Estado que había puesto en marcha, para contribuir a la liberación del proletariado moderno, que fue el primero en hacer consciente de su posición y necesidades, de las condiciones de su emancipación”. Esta realidad no era o es tarea de una persona, sino de quienes, ya sean las clases, sus diversos estamentos, las y los jóvenes, sino de una sociedad que aspira a cambiar lo que no queremos.
Deberíamos detenernos y poner como objetivo un nuevo pacto, un pacto que termine con el régimen de partidos que tenemos, de quitarle la base de relaciones que tiene el narcotráfico con la política. Seguir pensando que, en Chiapas, llegue al poder Eduardo Ramírez en un contexto de debilidad de los contrapesos. Pensar que llegue a Morena al poder por ser la expresión política mayoritaria, solo le abrimos la puerta a que las cosas solo les de más poder a la clase política y eso, ya no más. Una verdadera democracia no es votar, sino tener más justicia, mas conciencia y eso, por desgracia, está muy lejos de nuestro horizonte. Solo la compleja diversidad que hoy caracteriza a Chiapas puede llevar a cabo la transformación, sin caudillos ni mesías.
Correo electrónico: ggonzalez@ecosur.mx
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