Los grupos de ‘autodefensa’ en Chiapas[i]

Las Autodefensas El Machete. Foto: Chiapas Paralelo

Por Gustavo Castro Soto[ii]

La violencia en Chiapas muestra cada vez más signos alarmantes e indicadores que desde hace años ya se han manifestado en otras partes del país. Muertos, desmembrados, decapitados, cuerpos colgados de los puentes, secuestros, extorsiones, fosas clandestinas, desplazamiento de miles de personas de sus viviendas y secuestro de comunidades enteras por los cárteles de la droga que se disputan el control del territorio. También se registra el uso de bombas, drones, quema de instalaciones policíacas, retenes falsos o camuflados, balaceras en diversos establecimientos, siembra y consumo de drogas escandalosos, desplazamientos masivos de comunidades enteras, extorsiones y levantones de mujeres, reclutamientos forzados, entre otros muchos indicadores, que han provocado en algunos lugares el levantamiento armado de ciertos sectores de la población con el objetivo de ‘defenderse’ y expulsar a los cárteles de sus territorios.

Para entender esta situación, muchos analistas usan los términos de ‘paramilitares’ y ‘autodefensas’ con el fin de adaptarlos a sus narrativas favorables en sus diagnósticos coyunturales. Sin embargo, consideramos que se cae en muchos errores al usar estos conceptos indiscriminadamente.

Entendemos como grupo de ‘Autodefensa’ a un grupo personas, en el ámbito rural o urbano, que se organizan de manera ‘espontánea’, originado por el hartazgo y que de forma armada quieren defenderse de las agresiones del narco. No reivindica ninguna ideología específica, no están en función de construir un proyecto político, no pretende derrocar al gobierno, no busca ampliar su zona de influencia más allá del propio territorio que le están amenazando. No es una guerra continua, permanente, sino de acción-reacción y mecanismos de protección. No se declaran en ‘guerra’ contra los cárteles. Es una reacción frente a las agresiones y que se organiza con un solo objetivo: expulsar al cártel.

Los grupos de ‘autodefensa’ actúan ante la ‘pasividad’ del Estado, la impunidad y la ausencia de las instituciones. No son parte de la estructura del Ejército ni de la policía, ni éstos los entrenan o arman, pero para defenderse lo hacen pese a ellos. Connotan legitimidad y acción positiva por el hecho de defender su vida y hacerle frente a la violencia. Por eso hasta los ‘malos’ usan el concepto.

Los grupos de autodefensa pueden estar conformados por ganaderos, transportistas, productores, generadores de servicios, profesionistas, ex guerrilleros, colonos, organizaciones campesinas, indígenas o urbanas, el ciudadano de a pie, líderes comunitarios, organizaciones gremiales, vecinos y todo aquél que se suma para defender el territorio amenazado por el narco. A mayores expresiones de autodefensa más indica que el Estado está rebasado, que es parte o cómplice de la violencia o que sus estrategias para garantizar la seguridad no son eficaces.

Consideramos que pocas expresiones de “autodefensa” han sobrevivido. Más temprano que tarde han colapsado y ante la pérdida de rumbo navegan según ciertos intereses. Puede ser que también hayan sido cooptados por el Ejército, la policía o el mismo narco, ya que no tienen un proyecto alternativo a largo plazo qué defender y sucumben en un corto tiempo. Los grupos de autodefensa no cuentan con financiamiento, aunque algunos que se cuelgan el mote controlen las remesas para la compra de armas, municiones o droga. Las autodefensas no les une más que el hecho de defenderse, no tienen proyectos o cosas en común más que el hartazgo.

A nadie se le ha ocurrido decir que el gobierno federal esté armando grupos de autodefensa en la lógica de la contrainsurgencia, como lo fueron las Patrullas de Autodefensa Civil en Guatemala. Una de las ambigüedades estriba en que cualquiera que se auto defiende de un enemigo se autodenomina ‘autodefensa’, ya sea narco, civiles desarmados o ‘paramilitares’. O sea, todos se defienden del otro, ya sea el ‘bueno’ o el ‘malo’. Y como es legítima la autodefensa a cualquiera le sirve de justificación para bañarse de ‘bueno’. Ello significa que no es una ‘guerra’, sino ‘autodefensa’, asociada a lo legítimo y positivo. Por ejemplo, en Guatemala, el gobierno y su ejército crearon las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) en la década de 1980 como una fuerza paramilitar contrainsurgente. Al llamarles ‘autodefensa’ y ‘civil’, se pretendió también darle una connotación e imagen positiva.

Así, el concepto ‘autodefensa’ como ‘paramilitar’ se usa de forma indiscriminada y cada quien lo hace a su favor. No existe una definición consensuada, lo que no implica el rigor de caracterizarlo a la hora de elaborar los propios análisis e informes sobre la situación en Chiapas. En México, las ‘policías comunitarias’ fueron legales desde el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940). Sin embargo, fue hasta poco antes, durante y posterior a la ‘guerra sucia’ de la década de 1970, que la falta de procuración de justicia, la impunidad y violencia contra los pueblos indígenas en Guerrero que dio origen al Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria–Policía Comunitaria. Posteriormente, en febrero de 2013 se hicieron más patentes los grupos de “autodefensa” en el estado de Michoacán contra la violencia de los cárteles. Ahora tenemos dos entidades, las ‘policías comunitarias’ y los ‘grupos de autodefensas’. En Chiapas el EZLN se erigió en 1994 como un grupo de autodefensa contra la opresión, la explotación y el robo de los caciques y terratenientes.

Sin embargo, a partir del 2021, muchos grupos armados presuntamente ligados al narcotráfico aparecieron en diversos puntos de la geografía chiapaneca anunciándose en las redes sociales. A inicios de 2023 apareció el primer grupo armado que le declara la guerra explícitamente al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a quienes acusó de acciones violentas contra “la sociedad más vulnerable”. El supuesto grupo -parte de un Consejo Indígena-, afirmó que no permitirían “la entrada de esas ratas”, que se solidarizan con los activistas y autoridades de los municipios de Chicomuselo y de Comalapa quienes son amenazados por la organización “Maíz” del CJNG para formar parte de él por la fuerza, y con el objetivo de mantener el control del territorio. Así, el Cartel de Sinaloa (CDS) inicia la defensa de su territorio. Antes también aparecieron “Los Machetes” en Pantelhó que, al igual que sus enemigos, todos se hacían llamar grupos de ‘autodefensa’.

En el mes de agosto 2023, indígenas tzeltales y tojolabales de 109 comunidades marcharon en Altamirano para exigir el desarme del grupo de autodefensa denominado «14 de agosto» y de los paramilitares. Luego este grupo de autodefensa se movilizó con sus ‘bases’ contra los primeros para exigir el libre tránsito. Otro grupo de ‘autodefensa’ apareció en la comunidad indígena de Pedernal Yashtinin, San Cristóbal de las Casas, para defenderse de la invasión de sus tierras.

En fin, como en el caso del concepto de ‘paramilitar’ que ‘buenos’ y ‘malos’ esgrimen para deslegitimar mutuamente, el concepto de ‘autodefensa’ todos lo usan para blindarse de legitimidad. Por ello es necesario hacer un análisis más minucioso para evitar confusiones y malas interpretaciones de los actores que generan la violencia en Chiapas.

[i] Colaboración del autor para el monitoreo que realiza el ODEMCA con investigadores/as, organizaciones y movimientos sociales que participan en el ‘Foro Social sobre democracias otras’.

[ii] Otros Mundos Chiapas: https://otrosmundoschiapas.org/ Correo electrónico: guscastro@otrosmundoschiapas.org

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