Río revuelto
Ecuador ahora permite el ingreso de personal del FBI y la DEA para enfrentar al narcotráfico. No dudaría que esto pudiera ser la antesala de la llegada de militares norteamericanos. Esta consecuencia de la toma de la estación de televisión supuestamente por narcotraficantes, la cual desencadenó, como una Blitztkrieg las acciones policiacas y militares del Estado en forma de guerra interna en todo el país. Si alguien deseaba obtener un pretexto para cambiar la política de seguridad en ese país, ya lo tiene. De ser así, tal parece que resulta más fácil llevar a cabo una decisión -sin consulta social, sin discusión en los congresos, es decir, “sin el pueblo”- que tenga efecto psicológico, como puede ser un hecho mediático para justificar el uso de la fuerza, o el de la guerra, como en Israel, o como en la guerra contra Afganistán, o Irak. La lista puede incluir a Vietnam, hasta el incendio en el Parlamento alemán el 27 de febrero de 1933, pasando, incluso, por Peral Harbor. Y si vamos más atrás en el tiempo, aparece el pretexto que necesitaba el presidente Polk para iniciar la guerra contra México.
Más aún, la variable de la presencia militar norteamericana ha sido un elemento que ahora se vuelve coyuntural porque el presidente Rafael Correa logró cerrar las bases militares del Pentágono; sin embargo, en la nueva coyuntura, se abre la posibilidad de que se vuelva una presión para reinstalarlas… como consecuencia de violencia del narcotráfico.
La violencia del narcotráfico que se traduce en la inseguridad social se vuelve más interesante cuando se usa como arma electoral. En México, nos enteramos en estos días -en un año electoral-, de ciertos sucesos con tinte violento y con un alto impacto social, sobre todo si se repite -como ocurre- todos los días, usando para ello la mentira, la incertidumbre, y, sobre todo, el miedo. Pareciera parte de una campaña en marcha. Los medios de información antigubernamentales han explotado sobremanera la violencia en medio de la guerra de información, desinformación y contrainformación que se ve también en las redes de internet. Tanto la propaganda como la “intoxicación informativa” -propagación deliberada de falsas noticias-, son partes de un conjunto de acciones usadas por la CIA en el mundo, como lo escribieron los exagentes Marchetti y Marks en su impactante libro
No es que se niegue la violencia, pero hay de violencias a violencias. Una guerra psicológica o política, como se le denominó la ejecutada contra el presidente Salvador Allende, echada a andar en México no sería la primera. En caso de ser cierta esta hipótesis, tendríamos que recordar que desde la presidencia de la República se ha advertido de las notorias actividades -incluidas mucho dinero, programas, medios, informadores- de agencias que pululan en el hemisferio y en México, las cuales funcionan como tentáculos del departamento de Estado. Una de ellas es la USAID, vieja conocida de algunos países y que está detrás de las actividades de una parte de la oposición, como se rebeló desde la mañanera.
Y que se muere el maese José Agustín. Chale, ni pedo, me dice mi amigo, jalándole a su toque. Se ha muerto uno de los pocos rebeldes de la literatura, el que no cabía en el lugar donde otros se dan su taco; con él lenguaje groserías, real, alucinado, pedas, exceso, sexo, y, sobre todo, rock, la adicción de la que él tampoco pudo librarse. Como pocos ¿no? Neta, qué bien, un escritor roquero. Stoniano como pocos. Como tenía que ser. Ni modo que Beatles. Sin él, no hubiéramos podido acceder a ser otros… No se vale…
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