Florentino Pérez Pérez

Al entrar en un libro, al empezar a leer un libro uno entra en otra vida, y en otra vida de uno. Así como cuando se queda dormido, se despierta al sueño. Soñar es despertar. Cuando uno entra en un libro se vuelve a animar. Puede estar tendido, y puede estar tendido espiritualmente, de alguna manera derrotado, desanimado, y resucita en otro lado. Cada libro es una segunda oportunidad para el lector. Al leer la primera oración de un libro, algo se abre. Raquel Garzón

A Merly Macias

Poesía es olvidar para poder recordar, escribió Paul Valéry, recordar lo que fuimos y somos; los territorios que nos vieron nacer, la morada que habitamos y nos habita, los aromas de la infancia, la figura de los padres y hermanos, los sueños y anhelos profundos, deseos, amores y desamores que pautaron la educación sentimental.

Todo este universo está en la narrativa de Uvel Vázquez que, con la música de su poesía recrea el mundo, despiertan las emociones que sensibilizan nuestra relación con los otros y nosotros en esta sociedad posmoderna, cosificada, individualista y que está depredando la imaginación y el pensamiento.

Uvel Vázquez es un hombre que ha sobrevivido a las calamidades de su tiempo y de la vida, un ser de la especie del homo sapiens que está en peligro de extinción. Cree en la importancia de la lectura que enriquece el lenguaje y el mundo simbólico para ser y estar en el mundo y poder recrear las cosas cotidianas que se viven.

Conocí a Uvel Vázquez en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Chiapas, en la década de los ochenta, a donde llegó a inscribirse en la carrera de Letras Latinoamericanas y a formarse como lector y escritor. Tímido, pero sociable, carácter afable, caminar sereno y mirada inquieta Uvel escribe de cosas de la vida terrenal. Al evocarlas señala: “acompañaba a mi padre a la milpa. Aprendí a sembrar frijol, cacahuate y algodón, a manejar el machete, el arado, la cultivadora, a uncir los bueyes y a manejar la carreta. Me alegraba la cosecha y también me daba profunda tristeza”.

Al paso del tiempo estos paisajes se quedaron en la lejanía, pero también en la memoria. Uvel aprendió otro oficio en la universidad: leer, manejo del lenguaje y la escritura. Entre los libros que ha publicado están Paradigmas de un mismo paisaje, Plática inconclusa, Relojería erótica y ¿El poeta? Ejercicio del absurdo, Recomendaciones para matar la tristeza y Prohibidas anáforas. Además, tiene varios textos inéditos, entre ellos Preámbulo del alba, La muerte de Clara Isabel, y un libro de cuentos y canciones.

Mientras que el poeta sevillano Cernuda se interroga si le ha cerrado la puerta a la memoria y a la realidad para conseguir adentrarse a donde habite el olvido:

¿He
El
sus
grises, blancas, sin aire.

cerrado olvido

la me

puerta? abre estancias

desnudas

El poeta Uvel Vázquez, al igual que André Breton, piensa todo lo contrario, que uno despierta cuando empieza a soñar. Y empezó a soñar y a dibujar y recrear el mundo lejano y cercano en sus poemas que nos dona, donde inevitablemente la luz que los alumbra desvanece las sombras, así como la música del verso nos acompaña en el mundo que nos habita, entablando un diálogo sublime con la realidad, los sueños y recuerdos, pero sobre todo con la vida.

En la obra poética de Uvel Vázquez, está también el erotismo que transforma y trastocar la falsa moral que nos impone el poder hegemónico, la prohibición del goce y del disfrute del cuerpo y la vida. Esta transgresión del afán de normar, deviene en un placer poético de pecar.

Se cumplen sesenta años de vida fecunda del poeta Uvel Vázquez que los celebra con fiesta de la palabra, la imaginación y la recreación de mundos reales o imaginarios. ¡Felicidades, querido y estimado amigo Uvel Vázquez!