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Noche de paz

Foto: María Gabriela López Suárez

Con cariño para Amparito, Julio, Coni, Carla, Lilián y Ana

Regina se sentó a contemplar el cielo en el jardín de su casa. El aire frío sumado a la abundante vegetación y al paisaje de la bóveda celeste le daba un toque muy especial a la noche. Echaba de menos el paisaje sonoro de los grillos, el silbido del viento se asomaba de vez en vez.

Su memoria no pudo evitar traer a la mente la diversidad de experiencias que había vivido ese año. En verdad que eran muchas vivencias, algunas con tintes de tristeza, dolor, nostalgia, despedidas pero también de alegría, asombro, bellas sorpresas y regocijos en el corazón.

Alba, su hermana mayor, llegó hasta donde estaba Regina, en silencio se sentó a su lado. Sin volver la vista, Regina sintió la presencia de Alba, le extendió la mano derecha. Sintió la calidez de su hermana Alba, le transmitió esa fuerza que solía compartirle desde que eran niñas.

Ambas habían estado juntas en los momentos difíciles y en los alegres, sabían lo que sus corazones sentían. Regina era poco expresiva. Alba conocía que cuando su hermana contemplaba la naturaleza estaba agradeciendo algo a la vida.

Con la voz tenue Regina comentó,

—¿Ya viste Alba cuántas estrellas hay en el cielo?

—Es una inmensidad, ¿te acordás que cuando éramos niñas hasta el cuello nos dolía por contar tantas estrellas?

Regina sonrió y agregó,

—¡Cómo olvidarlo! Hasta nos regañó más de una vez papá por quedarnos adoloridas de levantar la cabeza al cielo. Esas estrellas me han recordado a todas las personas que forman parte de la vida, las que con su brillo nos alumbran y dan ánimo para continuar en los momentos más difíciles y que también se alegran por los logros que tenemos.

Alba respiró profundo y respondió,

—Tenés razón Regina, somos afortunadas en tenernos como hermanas, amigas y también a toda la gente que queremos y nos apoya. Ya casi es Nochebuena y Navidad, te has puesto nostálgica hoy, ya mero vienen los regalos.

Regina volteó a ver a Alba, sonrió discretamente y dijo,

—Lo más bello de la vida no son regalos materiales sino un momento como este, una noche de paz.

Alba percibió un nudo en su garganta, no pudo decir algo, solo asintió con la cabeza, mientras volvía su vista al cielo.

PD. Al público de las Voces Ensortijadas y a quienes integran el portal Chiapas Paralelo les deseo muy Feliz Navidad, que la pasen en armonía y paz con sus seres queridos.

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