A propósito de un libro de Marisa G. Ruiz Trejo
El libro escrito por Marisa G. Ruiz Trejo, antropóloga, titulado Antropologías Feministas en Rebeldía en Chiapas y Centroamérica (Tuxtla Gutiérrez, UNACH, 2022) recientemente presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), no sólo es original por su estructura y contenido, sino muy importante por la temática que aborda. El libro no sólo transmite las reflexiones de la autora acerca de la trayectoria de la antropología en Chiapas y Centroamérica, destacando la obra de antropólogas de larga experiencia en ambas partes, y cuyas etnografías y reflexiones forman parte del patrimonio etnográfico y teórico de las antropologías que se hacen, que se han hecho, en Chiapas y en Centroamérica. El libro contiene una serie de importantes entrevistas que la autora logró con figuras de gran relevancia en las ciencias sociales como June Nash, Mercedes Olivera, Walda Barrios, Calixta Guiteras, además de reflexiones acerca de los aportes de un importante grupo de mujeres científicas sociales, escritoras, dramaturgas, que desfilan en las páginas de este interesante libro. El texto de Martha Patricia Castañeda Salgado, “A Manera de Presentación”, es en sí mismo una reflexión muy sugerente que advierte al lector o lectora de la importancia teórica de las diversas reflexiones que en torno al feminismo campean en las páginas de la obra. Uno se pregunta si es dado hablar de un feminismo que no sea crítico. Leyendo en el título del libro “En Rebeldía” recordé a las comandantas de las guerrillas salvadoreñas que tuvieron una importancia central en las luchas sociales de su pueblo. Igual a las guatemaltecas como Alaide Foppa, asesinada por el ejército o Walda Barrios que tanto luchó por un cambio social en su patria guatemalteca. Vino a mi memoria que el Primer Congreso Centroamericano de Antropología celebrado en Costa Rica en 1994, se dedicó a dos personajes importantes de las ciencias sociales en América Latina, ambas asesinadas por el ejército de Guatemala: Myrna Mack, pionera del feminismo en nuestros países y Segundo Montes, luchador por un cambio radical de nuestras sociedades. Al conversar del feminismo en México con mi recordada amiga Victoria Novelo, ella me destacaba dos aspectos: 1. El feminismo en México recibió un impulso notable a partir del Movimiento Estudiantil de 1968 y 2. Viki no creyó pertinente antonombrarse feminista puesto que su relación con los hombres siempre fue de “tu a tu” como ella decía. Seguramente así lo piensan muchas mujeres en México. Estuve pensando en estas opiniones de mi querida ausente Viki Novelo al leer el libro escrito por Marisa G. Ruiz Trejo y recordé también que en los trabajos de campo en la región que Ángel Palerm y Eric Wolf llamaron “el Acolhuacan”, el primero insistía en que la situación de una antropóloga era diferente en comparación con la de un antropólogo. Por cierto, en aquellos días en que Palerm conducía el trabajo de campo en el poblado de Tepetlaoztoc enclavado en el Acolhuacan en el estado de México, las estudiantes eran amplia mayoría sobre los estudiantes. Y en no pocas rondas de conversación acerca del propio trabajo de campo, el tema de la mujer en la antropología surgía en relación a las experiencias de las propias estudiantes. Es justo lo que el libro de Marisa G. Ruiz Trejo transmite a través de las entrevistas: las experiencias que se convierten en contribuciones a la antropología pero que también forjan a la personalidad de quien investiga. Así, leer la conversación con June Nash es toda una lección de antropología, a través de la experiencia de una figura señera como lo fue, como lo es, June Nash, que con todo y su feminismo, nunca se quitó el apellido del marido Manning Nash, de quien se divorció y quien la explotó como “ayudante de investigación». El nombre completo de June, según consigna el texto de Ruiz Trejo es June Caprice Boulsley, hija de un matrimonio de trabajadores estadounidenses que logró graduarse de antropóloga en el contexto de un sistema de educación superior tan elitista como lo es el norteamericano. Al leer esta entrevista recordé que una mañana me encontré con June en las calles de San Cristóbal. Con cierta sorpresa de mi parte, la saludé y aproveché el momento para invitarla a la Universidad Intercultural, en cuyos locales se celebraba una muestra gastronómica regional. Aceptó con interés y con gusto y pasamos una mañana inolvidable entre platillos regionales y conversación acerca de Chiapas y la antropología. Igual con Calixta Guiteras, muy mencionada en el libro, la recordé la mañana en que la conocí en el cubículo que ocupábamos Guillermo Bonfil, Fernando Horcasitas y yo en lo que fue la Sección de Antropología del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM. Calixta llegó para saludar a Bonfil y a su ex esposo, Juan Comas, Director de aquella Sección de Antropología. Terminamos en una suerte de restaurante/cantina de Coyoacán entre risas y recuerdos que yo escuchaba embelesado ante la imponente presencia de Calixta Guiteras. Y qué decir del excelente capítulo con la entrevista entre Marisa G. Ruiz Trejo y Mercedes Olivera, maestra y colega, miembro de aquella legendaria “generación crítica de la antropología mexicana” que configuraron Guillermo Bonfil, Enrique Valencia, Arturo Warman, Margarita Nolasco, José Rendon y la propia Mercedes Olivera, autores de un libro que marcó época en la antropología mexicana: De eso que llaman Antropología Mexicana (México, Nuestro Tiempo, 1970). Una acertada presencia en el libro de Marisa G. Ruiz Trejo es la de Gertrude Duby, cuya obra merece mayor reconocimiento y análisis, y que su inclusión en este texto no sólo es un comienzo de ello sino un reconocimiento a una figura central de la etnografía en Chiapas y de la importancia de la fotografía como testimonio de la realidad social. Por cierto, la colección de fotos que contiene el libro es muy atractiva y parte del texto, lo que es notable. En una de esas fotos aparece Petrona de la Cruz Cruz, muy estimada escritora y política chiapaneca, que conocí en aquellos inolvidables días del Instituto Chiapaneco de Cultura y cuya obra en tzotzil es pionera en México. El libro de Marisa G. Ruiz Trejo conduce a pensar en lo importante que es el contexto del propio investigador o investigadora o el análisis del colonialismo y las corrientes de crítica al mismo, las resistencias, los conflictos, y las situaciones que una mujer, por serlo, así sea una profesionista muy reconocida o una intelectual con obra importante, tienen que enfrentar en un mundo signado por el machismo y las llamadas “culturas patriarcales”. Así que el libro no sólo contribuye a despejar un camino de comprensión de lo que ha sido la trayectoria de la antropología en Chiapas y en Centroamérica, sino a reconocer las contribuciones de las mujeres antropólogas. Marisa G. Ruiz Trejo es una joven antropóloga que ya ha construido una sólida trayectoria académica. Auguro que en el futuro cercano escribirá libros importantes, contribuciones duraderas a las ciencias sociales. El feminismo en México tiene en ella a una voz muy inteligente. Su libro comentado era necesario.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 1 de diciembre de 2023.
Post Data: Lecturas Paralelas.
Lina Rosa Berrio Palomo, et. al. Editoras (Grupo Las del Fondo), Antroologías Feministas en México. Epistemologías, éticas, prácticas y miradas diversas, México, UAM-Iztapalapa, 2020.
Margarita Bolaños Arquín y María Eugenia Bozzoli Vargas, Introducción al estudio del desarrollo de la antropología Centroamericana, 1810-2013, San José, Costa Rica, UCR-Editorial, 2015.
Gabriel Ascencio Franco, Editor, La antropología en Centroamérica. Reflexiones y Perspectivas, Chiapas, México, UNICACH/Red Centroamericana de Antropología/UNICH/UNAM (Instituto de Investigaciones Antropológicas/PROIMSMSE.
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