El drama de la migración
Todo México es Frontera ha sido la tesis que sostuve desde aquellos primeros resultados del proyecto de investigación de la Frontera Sur en los años de 1983-1985. Lejos de abandonar dicho planteamiento ahora se confirma con los ríos de personas migrantes que atraviesan el territorio nacional en su caminar hacia los Estados Unidos, visto como el destino que cambiará sus vidas. En efecto, las fronteras del Mundo se recorren en México en los pies de quienes vienen desde muy lejanos territorios hasta quienes provienen de países que son nuestros vecinos. Viene a mi memoria cuando con el finado y recordado Juan Balboa recorrimos la Frontera Sur, ese punto de confluencia con Centroamérica y El Caribe, que nos llevó hasta Tecumán en donde observamos las concentraciones masivas de personas de todo el mundo que pretendían llegar a los Estados Unidos. Hoy son caravanas de más de mil personas las que se organizan para cruzar esa larga frontera que es México y alcanzar los muros norteamericanos que se interponen para impedir el ingreso a quienes buscan afanosamente transformar sus vidas y asegurar un mejor destino para ellos y sus familiares. No es sólo en Nuestra América en donde esto sucede. El drama de la migración es mundial y agravado por las guerras regionales. A diario los diversos canales por los que se transmite la información nos traen las imágenes de personas cruzando el mar en embarcaciones frágiles, buscando llegar a Europa y encontrar allí un mejor destino. Como será la desesperación de millones de seres humanos que se atreven a cruzar el mar sabiendo que sus vidas están en riesgo y que la muerte será una amenasa cotidiana. Miles viajan con sus hijos. Los llevan en brazos o las mujeres en su vientre. Cómo será la desdicha de sus vidas que arriesgan a los que más aman. El flujo es constante. Una tras otra llegan las embarcaciones-las que lo logran-a algún punto de Europa, a las islas griegas, a suelo español o a la Italia fascista de nuestros días. Además, están los desplazados de las guerras como la que se pelea en Ucrania, que desplaza a cientos de personas cotidianamente. Los noticieros trasmiten a los políticos rasgándose el pecho, pero haciendo nada por solucionar un problema que es muy complejo porque existe un nuevo colonialismo que no está dispuesto a dejar que los pueblos se desarrollen si ello implica dejar de explotar sus recursos naturales. Lo observamos en Centroamérica en donde los llamados para hacer realidad una solidaridad que implique colaborar para resolver los acuciantes problemas de pobreza de los países del Istmo caen en el vacío o bien en el contexto de pueblos sometidos a cleptocracias insaciables. Asombra la cantidad de migrante que atraviesan por Chiapas en caravanas con miles de caminantes. El sonido de sus pies es como un enorme clamor y una denuncia multitudinaria de las condiciones de infrahumanidad en las que sobreviven. Caminan y caminan con la esperanza de llegar al paraíso. Sus vidas se estrellan ante los muros que alargan sus sufrimientos y que sirven para calcular con frialdad quiénes y cuántos lograran pasar la frontera para convertirse en la mano de obra barata que necesita la economía más grande del mundo. Es una situación que veremos agravada in extremo si llega de nuevo un personaje como Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos. Seguro que usará a los migrantes como carta de negociación para obligar a nuestro país a aceptar las condiciones que se nos impongan. Ya pasó y no veo por qué no volverá a pasar. Son las expresiones del nuevo colonialismo, más complejas que en los albores de un sistema que una vez llegado a la Historia ha permanecido. Precisamente con personajes como Trump en el ejercicio del poder las imposiciones coloniales alcanzan sus grados máximos. Pero los caminantes no se frenarán. Mientras no se deje a los pueblos desarrollarse y continúe el saqueo de los recursos naturales del planeta por parte de los “grandes poderes”, habrá migraciones gigantescas, grandes caravanas, un México-Frontera que tendrá en las migrantes que lo atraviesan a uno de los problemas más graves y más complejos de resolver. Países como Honduras se están prácticamente vaciando porque su población se mueve cotidianamente hacia los Estados Unidos. Los haitianos se desplazan en masa cruzando el mar y buscando las costas de México para continuar caminando hacia los Estados Unidos. Se requiere un mayor compromiso y una voluntad real de resolver el problema y hacer que los acuerdos a los que se llegan tengan cumplimiento. Problema enredado en los hilos de una nueva era colonialista dominada por una economía orientada a la explotación y que con esa lógica “regula” el flujo de migrantes en el cruce de sus fronteras. Es obvio que la estrategia del “gran dinero” es: que se esperen en el lado mexicano mientras que la necesidad de mano de obra barata vaya requiriendo el ingreso de mano de obra. Es una lógica perversa que un personaje como Trump aplicará sin ningún remordimiento.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 12 de noviembre de 2023
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