Panamá: un congreso fallido y un país en convulsión
El pasado XIV Congreso Centroamericano de Antropología celebrado en la Ciudad de Panamá me dejó un sabor agridulce. Dulce porque nos vimos con colegas muy queridos, nos saludamos, nos conversamos los proyectos que desarrollamos y en una palabra, convivimos con la Memoria de otros tiempos en el regocijo de encontramos. Agrio por los sucesos que ocurrieron al dispersarnos los organizadores de tal manera que no era posible estar juntos, además de que ocurrió algo insólito: el boicot a mesas que se supone no eran del agrado de los dichos organizadores. En uno de esos boicots que viví junto a otros colegas, una presentación de libros, nos señalaron un local recóndito en alguno de los edificios de la Universidad de Panamá, al que por fin pudimos localizar para encontrarnos con las puertas cerradas y sin nadie que informara al respecto. Por casualidad, una persona que por allí pasaba, sin ocultar su curiosidad ante un grupo de extraños que estaba allí, nos interrogó y acertamos a decirle que se suponía que teníamos un acto del Congreso Centroamericano de Antropología en el local de marras. Pasó un tiempo mientras el personaje hacía búsquedas para que alguien abriera el local, lo que por fin ocurrió. Por supuesto después de esperar un buen rato no acudió nadie además de que los colegas que harían su participación por vía remota no pudieron conectarse porque justo en ese local “no llega el internet” según se nos informó, no sin cierta sorna. Más claro no canta un gallo. El segundo boicot que viví ocurrió en una mesa en la que exponían dos figuras señeras de la antropología en América Latina: Gladys Casimir, por cierto, arqueóloga panameña pero radicada en Xalapa y Profesora de la Universidad Veracruzana y Álvaro Brizuela Absalón, compañero de muchos años, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, arqueólogo de larga trayectoria. Allí el boicot fue bastante perverso. Si hubo internet debido a que ambos colegas hablaban desde Xalapa, Veracruz, pero sólo se podía ver su imagen sin que fuera posible escucharlos. Alguien conectó dos pequeñas bocinas a una computadora con lo cual apenas se percibía lo que exponían. Me levanté de mi silla y pegué el oído a la susodicha bocina y fui explicando al público lo que podía distinguir de la exposición. Muy mal. Pero luego me enteré que los boicots venían desde antes y para ello me permito reproducir párrafos de una carta que fue dirigida a los Miembros del Pleno de la Red Centroamericana de Antropología:
“Distinguidos y respetados Colegas:
Dirijo a ustedes esta misiva con la finalidad de manifestarles que, por vez primera en un congreso internacional de la Red Centroamericana de Antropología (RCA) he sido víctima de rechazo y exclusión, desafortunadamente en el evento que hoy comienza en mi propia “casa”.
“Sean todos bienvenidos…” dicen en las publicaciones que hacen redes sociales del evento. Para mí, son meras palabras forzadas o publicidad engañosa. Esto lo digo porque presenté abstractos de ponencias en tres mesas de trabajo, en una me enviaron tardíamente una notificación de no aceptación, en tanto que en las otras dos obtuve la confirmación de aceptación y a pesar de ello alguien desde el anonimato (para mi) decidió dejarme por fuera del programa. Las mesas en cuestión son: Arqueología; Nuestros Colegas, Nuestros Amigos; Antropología Visual.”
El párrafo siguiente es muy importante. Dice: “Esto es censura, veto, inequidad, no quiero suponer que pudiera tener matices de racismo;…en suma, en medio de un mundo que clama por la inclusión, la equidad, oportunidades, etc, en el principal evento de Antropología regional, ocurren sin sentidos y atropellos como el que aquí expongo” Y más adelante la carta dice: “Mi primera experiencia en los congresos de la RCA las tuve en el año 2000 aquí en Panamá, cuando formé parte del comité de organización del evento y donde participé también como ponente. En las ediciones posteriores a las que solicité participación (Xalapa, Mérida, Costa Rica, El Salvador), siempre conté con la aceptación del comité organizador. Ahora me tocó enfrenar la situación inédita e injusta que les he descrito líneas arriba.
“Memorias, espacios y tiempos para seguir construyendo la antropología”. De qué nos sirve una antropología que cimenta sus bases en la exclusión, en la segregación, en la inequidad, en la cesura y en las apariencias. O…¿de qué antropología se está hablando?
Me despido de todos ustedes con el debido respeto y el cariño de tantos años”
La carta cuyos párrafos he citado, está firmada por el arqueólogo Mexicopanameño, Álvaro M. Brizuela Casimir, fechada en Panamá el viernes 4 de agosto de 2023.
En lo personal me quedé con la impresión de que este Congreso fue controlado por verdaderos tránsfugas de la Antropología, que no tenían ni idea de por qué fundamos este Congreso Centroamericano de Antropología, ni de quiénes lo fundamos y ni de la trayectoria de tan importante evento académico. Es muy importante conocer los hechos denunciados porque el Congreso debe continuar pero sobre las bases de su fundación y para que nunca más se repita, ni se permita, que personajes como los que ordenaron estos boicots vuelvan a repetir actos tan nocivos a la hermandad que debe imperar en los medios académicos de América Latina y el Caribe. Estamos a la expectativa de la respuesta que se dé a la carta del Arqueólogo Álvaro Brizuela Casimir. El objetivo de este Congreso nunca fue el de crear plataformas para el lucimiento personal de nadie y mucho menos para ser usado en favor de ambiciones de poder, que desafortunadamente existen en las universidades y en los medios académicos en general. El próximo Congreso en 2025 se celebrará en Honduras y allí estaremos para apoyar la consolidación de una comunidad académica que dirima sus diferencias en los términos que dicta la cortesía y la fraternidad.
Por otra parte, justo en la noche del jueves 15 de octubre, el Congreso de Panamá tomó la terrible decisión de permitir a las mineras canadienses que hagan lo que les plazca en territorio panameño. El viernes la ciudad amaneció convulsa, bloqueadas sus líneas principales de comunicación, recorridas las calles por miles de manifestantes que denunciaban la corrupción y la por desgracia costumbre de las mineras de dar jugosos sobornos a las cleptocracias en el poder, para permitir el terrible saqueo de los recursos naturales en América Latina y El Caribe. Seguramente cuando este texto se publique nos llegarán las noticias de un Panamá convulso porque todo un pueblo estará enfrentando a los cleptócratas y a los saqueadores en defensa de su país. Que triunfe el pueblo panameño es nuestro deseo más ferviente.
Ajijic. Ribera del Lago de Chapala, A 22 de Octubre de 2023
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