Chiapas, pueblos sin nacionalidad
Casa de citas/ 654
Chiapas, pueblos sin nacionalidad
Héctor Cortés Mandujano
Quien crea la patria es la ceniza de los muertos
Lamartine,
citado por Manuel B. Trens
Leo Historia de Chiapas. Desde los tiempos más remotos hasta la caída del Segundo Imperio (¿… 1867), volumen 1 (Coneculta Chiapas, 1999), de Manuel B. Trens.
En el prólogo, dice Víctor Manuel Esponda Jimeno que (p. XIII) “cuando el doctor Manuel Bartolomé Trens Marents (1893-1963) estuvo en Chiapas laborando en el departamento de sanidad y como legista del gobierno del estado (1926-1928), en sus ratos libres se ocupó en la lectura y estudio de documentos relativos a la historia y sociología de esta entidad”. Tardó diez años más en “ordenar, clasificar, criticar y evaluar todo el material recopilado”.
En su introducción, Trens aclara (p. XIX): “Yo no soy historiador ni abrigo la ridícula creencia de pretender serlo”; pero dice más adelante (p. XXXIII): “En mi labor he procurado mantenerme siempre apegado a la verdad: he estudiado detenidamente los acontecimientos históricos que presento y los he despojado de mentiras y exageraciones para exponerlos escuetamente y desprovistos de ficciones oropelescas”.
Y escribe que los mayas abandonaron las principales ciudades de su viejo imperio. ¿Por qué? Nadie sabe; sin embargo (p. 25) “lo cierto es que por el año 890 después de Jesucristo, para Morley el año 987 de la era vulgar, las principales ciudades de Chiapas, el Petén y Honduras habían sido abandonadas”.
¿De dónde vinieron los llamados indios chiapa, que fundaron la ciudad de Socton Nandalumi? Dice fray Antonio de Remesal (pp. 27-28) “que vinieron antiguamente de la provincia de Nicaragua unas gentes que cansadas de andar, y de las descomodidades que la peregrinación trae consigo, se quedaron en tierras de Chiapas y poblaron en un peñol áspero a orillas de un río grande que pasa por medio de ella y fortificáronse allí”.
Chiapas, con las pocas ciudades que tenía (p. 29), “fue invadida por las tropas mexicanas de Tiltototl”, en 1492, y en 1524, por los españoles sucumbió (p. 66) “por primera vez, el poderío guerrero de los belicosos indios chiapa”.
Luego de eso, declararon (p. 67) “prestar obediencia a la Real Corona indios de Zinacantán, Copanaguastla, Pinola, Hueyhuistán, Chamula, Zoques y Quelenes”.
En 1549 se dictaron medidas en contra de la esclavitud de los indios y esas, dice Trens (p. 99), “fueron causa indirecta de la introducción de la marimba en la provincia chiapaneca”.
Los “hombres de Dios”, que vinieron de España, no eran peritas en dulce (p. 109): “Algunos eclesiásticos de la Nueva España y de la misma tierra de Chiapa, tenían dos o tres cepos en su casa, metían en cada uno seis indios, y con el azote o rebenque en la mano les enseñaban la doctrina”.
En 1692, el Alcalde Mayor de Chiapas, don Manuel Maisterra y Atocha (p. 134) “fue muerto a palos y pedradas por los indígenas de Tuxtla”. Le pedían que destituyera al gobernador y no lo hizo; se lo exigieron y él “se encolerizó a grado tal que maltrató a los indios, quienes enardecidos por la áspera repulsa, lo apedrearon hasta dejarlo muerto. En el tumulto fue quemado el gobernador y muerto el alguacil. El escándalo fue mayúsculo, se practicaron averiguaciones y fueron ahorcados como 30 indios”.
El 10 de agosto de 1712, en Cancuc, luego de fiesta y misa (p. 143) “dieron el grito de rebelión y acordaron la forma en la que la desarrollarían en los veintiún pueblos que estaban comprometidos”; a principios de 1713, luego de varias matanzas (p. 148), “fueron sometidos a la obediencia todos los pueblos de Tzeltales, que se habían coaligado para la sublevación”.
Una vieja noticia (p. 183): “En 1790 las dos alcaldías de Chiapas y el gobierno de Soconusco se fundieron para formar la Intendencia de las Chiapas, cuyo primer intendente fue don Agustín de las Cuentas Zayas”.
Dice Trens (p. 187): “Durante la época colonial existió una muy marcada división de clases, la que con el transcurso del tiempo lejos de desaparecer se fue ahondando notablemente. Estas clases fueron: Los españoles peninsulares, los españoles americanos o criollos, los mestizos, los mulatos, los indios y los negros”.
Reflexiona Trens (p. 188): “¿Existe en Chiapas una nacionalidad, es decir, un alma nacional? En su colectividad social no hay unidad de lenguaje, hay una aparente unidad religiosa, no hay comunidad de intereses, ni los mismos recuerdos y tradiciones. Tampoco hay unidad de sentimientos y por tanto existe una desigualdad moral. Ni en aptitudes y tendencias existe una unidad. Por lo tanto lo real tangible es que existe una agrupación de individuos distribuidos en un marco geográfico de 74, 415 kilómetros cuadrados, pero no existe nacionalidad”.
Chiapas se agregó a México, dice Trens, por cuestiones “esencialmente económicas” (p. 208), “pues su comercio de ganado, azúcar, añil, cacao y demás productos de su suelo salían para Campeche, Tabasco, Oaxaca, Veracruz y Puebla que para Guatemala, la cual en tres siglos que había tenido a Chiapas bajo su dependencia no promovió en esta provincia adelantos de ninguna clase en las ciencias, las artes y las industrias”.
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En Gloria Bell (2019, película dirigida por Sebastián Lelio), se plantea una idea que yo no había escuchado sobre el Arca de Noé. Una de las amigas de la protagonista (la chulísima y gran actriz Julianne Moore) le dice que en el arca, donde sólo podían entrar dos animales, macho y hembra, de cada familia, se colaron dos ratones que se reprodujeron con mucha rapidez y comenzaron a comerse no sólo la comida de los demás sino incluso los maderos de la embarcación.
Noé, entonces, por consejo divino, acarició con suavidad la cabeza de uno de los leones y éste estornudó. De sus fosas nasales salió una pareja de gatos, que se encargó de controlar la proliferación de ratones.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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