El día internacional de los pueblos indígenas y la radiografía de sus juventudes

Arranque de los Centro de Desarrollo de las Mujeres, trabajo de campo, junio, 2023. Foto: Emmanuel Nájera

 

Por Emmanuel Nájera de León*

Como cada año, el 9 de agosto se conmemoró el día internacional de los pueblos indígenas. A nivel global, desde 1995 este día es celebrado con una serie de eventos en el que se pone en el centro de la mesa conmemorativa una serie de reflexiones en torno a los retos y alcances del reconocimiento efectivo a las diferencias culturales: tradiciones, valores, idiomas, costumbres y cosmovisiones, como parte de un nuevo esquema relacional social.

A partir de 2015 dicha celebración abandera problemáticas que en muchos casos siguen estando pendientes para las realidades de los pueblos; lo que supone -lamentablemente- si lo vemos desde otro punto de vista, una serie de blancos fallidos en la configuración de la relación entre el Estado y los pueblos originarios. Así, por ejemplo, en pleno 2015 la celebración mostró la agenda pendiente del acceso a servicios de salud en las geografías indígenas, es decir, la violación sistemática del derecho al acceso a servicios de salud en las múltiples realidades de los pueblos. En 2022 el centro de la conmemoración ubicó el rol activo de las mujeres en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional (ONU, 2022). Es decir, la constante invisibilización del segmento poblacional femenino indígena en la serie mujeres-preservación-saberes tradicionales.

Este 2023 el título de la conmemoración fue “juventud(es) indígena(s), agente(s) de cambio hacia la autodeterminación” buscando reflexionar acerca del papel activo de este segmento poblacional en la agenda amplia de incidencia alrededor de los pueblos locales: luchas por la autonomía y autodeterminación; participación efectiva en espacios de decisión; procesos de transparencia y rendición de cuentas gubernamental con pertinencia cultural; agencia local y comunitaria; uso y (re)apropiación de las tecnologías desde sus sistemas de creencias.

En ese contexto y tratando de construir un ejercicio comprensivo sociológico en el que se ubiquen las posibilidades reales de incidencia de las juventudes indígenas chiapanecas valdría la pena revisar la estadística incluyente del INEGI a partir del planteamiento de una serie de interrogantes que busquen analizar: ¿Cuáles es su realidad hoy? ¿Dónde se encuentran a nivel geográfico-político-participativo? ¿Cuáles son los escenarios que enfrenta dicho segmento poblacional en el Chiapas contemporáneo?

En Chiapas existen 1 millón 459 mil 648 personas mayores de 3 años que hablan una lengua indígena, lo que corresponde a 26.32% de la población total de ese grupo de edad. Del total poblacional, 745 mil 048 son mujeres y 714 mil 600 son hombres. Por número de hablantes, los idiomas indígenas se comportan de la siguiente manera: tseltal 562 mil 120 hablantes; tsotsil 531 mil 662; Ch´ol 210 mil 771 y Tojolabal 66 mil 092 hablantes.

Ahora bien, valdría la pena comentar que, mientras que a nivel nacional el porcentaje de la población joven (grupo de edad de 12-29 años) representa 30%, particularmente Chiapas se ubica como la entidad federativa con el porcentaje poblacional más alto de ese rango poblacional 32.7 por ciento.

Por grupos de edad, encontramos que la población chiapaneca es joven, toda vez que la mayoría de las personas jóvenes se encuentran en el grupo de 15 a 19 años (29.2%) seguido de del grupo de 20 a 24 años (26.9%). Si incluimos la variable de población hablante de lengua indígena (PHLI) encontramos que en ese rango de edad se estima una población de 491 mil 123 hablantes; 241 mil 816 son hombres y 249 mil 307 son mujeres. La edad mediana es de 24 años, lo que supone que la población en la entidad es más joven con respecto al comportamiento observado a nivel nacional.

Ahora bien, si retomamos la bandera conmemorativa del día internacional de los pueblos indígenas “juventud(es) indígena(s), agente(s) de cambio hacia la autodeterminación” conviene señalar que para hacer efectiva esa capacidad de agencia, además de ubicar el entorno comunitario como un elemento que en el corto, mediano y largo plazo puede incidir para que los procesos de visibilización de las juventudes indígenas incidan en sus diferentes espacios inmediatos; es necesario rastrear los otros elementos que posibilitarían su libertad humana (ingreso, educación, salud, servicios, comportamiento de las violencias) en términos de Sen (2000) y por lo tanto, realmente ser actores del cambio en las múltiples y agresivas realidades de municipios y localidades chiapanecas.

Así tenemos que, mientras que en México 46.1% de la población joven vivía en situación de pobreza multidimensional, Chiapas se ubicó como la entidad con el porcentaje más alto de la población (77.5%) en esa condición. Además, en cuanto a la medición de carencias sociales, habría que señalar que en la entidad 91.8% de las personas jóvenes presentan al menos una carencia social (seguridad alimentaria, rezago educativo, acceso a la salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda y acceso a los servicios básicos de la vivienda), siendo las carencias más representativas para dicha población las de acceso a servicios de salud (84.6%), acceso a servicios básicos en la vivienda (67.4%) y rezago educativo (47%).

De acuerdo con datos de la encuesta intercensal 2015 y los informes de CONEVAL (2020), en todas las entidades del país el porcentaje de la población indígena en situación de pobreza es mayor que la no indígena. Para el caso chiapaneco[ii], esta brecha representa más de 27 puntos porcentuales, la más alta en el país. Así, tenemos que, en 2018, 76.4% de la población chiapaneca vivía en situación de pobreza, (mientras que el promedio nacional fue de 41.9%) es decir que presentó al menos una carencia social y que su ingreso fue inferior a la línea de pobreza por ingreso; de ellos 49.4% era indígena.

Además, habría que agregar que de acuerdo con CONEVAL (2020) en 9 de cada 10 municipios indígenas, más de 60% de su población se encontró en situación de pobreza, de ellos, de acuerdo con la revista alcaldes de México (2021) cuatro municipios chiapanecos se encuentran en los primero diez lugares: San Juan Cancuc (cuarto lugar), Chanal (sexto lugar), Aldama (octavo lugar) y Chalchihuitán (noveno lugar). Si a ello le agregamos la variable de “región indígena” encontramos en ese mismo informe que la región de Los Altos de Chiapas (hoy región tsotsil-tseltal) se ubica como la novena región con los porcentajes más altos en situación de pobreza, solo detrás de los Chimalapas y la Montaña de Guerrero.

Si a ello, ubicamos la variable del escenario convulso en la geografía diversa de los municipios y localidades chiapanecas, debido a los focos rojos por la latencia de la violencia: San Cristóbal de Las Casas, Aldama, Oxchuc, Pantelhó; y la región fronteriza en la que lamentablemente las juventudes tiene que lidiar cotidianamente, y en algunos casos hasta incorporarse a la reproducción de actos ilegales, los más agresivos: crimen organizado, secuestros, paso ilegal de migrantes, disputa de plazas, en gran medida porque se sigue (re)produciendo una agenda y políticas para este segmento de población desde las realidades de las generaciones adultas; en otros casos sin la consulta de los  jóvenes; y en otros, sin la posibilidad de dialogar de manera intergeneracional acerca de las áreas de oportunidad para mejorar sus condiciones de vida, desde sus propias voces, necesidades, aspiraciones.

Justamente, por ello es imperante que, a propósito del día internacional de los pueblos indígenas, se avizore más allá de los discursos vacíos y difusos una ruta que privilegie no sólo el reconocimiento efectivo sino el diálogo desde las diferencias culturales e intergeneracionales, mostrando interés, por incidir en aquellos escenarios viejos-nuevos agresivos a partir de la concepción de un nuevo acercamiento con las juventudes indígenas chiapanecas que sea orientadora de prácticas y constructora de acciones que posibiliten mejores realidades en las diversas geografías del estado. El tema está ahí y cada vez exige su pronta revisión y actualización.

Referencias:

Sen, A. (2000) Desarrollo y libertad, Editorial Planeta, Argentina.

Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Informe de pobreza y evaluación 2020. Chiapas, México

Revista Alcaldes de México. (16 de diciembre de 2021) “La mitad de la población mexicana es pobre y se concentra en 173 municipios”. https://www.alcaldesdemexico.com/notas-principales/la-mitad-de-la-poblacion-mexicana-en-pobreza-se-concentra-en-173-municipios/

Situación de las personas adolescentes y jóvenes en el estado de Chiapas (2021) Informe impulsado por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE), el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA)

Naciones Unidas. http://www.un.org/es/observances/indigenuos-day [consultado el 11 de agosto de 2023]*Dr. en Ciencias Antropológicas, Profesor-investigador Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Chiapas (FCS-UNACH). Director para el Diálogo con la Diversidad-Universidad Autónoma de Chiapas (DIADI-UNACH) y colaborador del ODEMCA. Correo-e: emmanuelnaj@hotmail.com; emmanuel.najera@unach.mx

 

[ii] El informe del CONEVAL para 2020 refiere que esta brecha es reproducida en los mismos puntos porcentuales en entidades federativas como: Durango, Nayarit, San Luis Potosí, Chihuahua, Yucatán, Hidalgo.

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