El gobernador y las corcholatas chiapanecas

El gobernador Rutilio Escandón Cadenas se ha reunido con las tres principales corcholatas chiapanecas; el discurso ha sido el mismo: les ha ofrecido una transición tranquila y la herencia de finanzas saneadas.

            No se interpondrá, les ha dicho, en ese camino que puede estar lleno de espinas y traiciones hacia Palacio de Gobierno.

            A diferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se reunió al mismo tiempo con las principales corcholatas, el mandatario chiapaneco lo ha hecho por separado. Primero, se reunió con Eduardo Ramírez Aguilar.

            Después, con Zoé Robledo, quien debió dejar sus oficinas del IMSS en la Ciudad de México para hablar con el gobernador. El mensaje fue muy parecido para ambos: que si lelgan a Palacio de Gobierno se encontrarán con unas finanzas ordenadas.

            Ninguna de estas dos corcholatas piensa la contrario; ambos reconocen que Rutilio Escandón ha sabido administrar y ordenar los recursos públicos.

            Ni Zoé Robledo ni Eduardo Ramírez Aguilar están en el ánimo del gobernador chiapaneco. No son de su equipo, ni tampoco sus amigos, simplemente se han encontrado en los mismos terrenos comunes de la Cuarta Transformación.

Rutilio Escandón Cadenas-

            La corcholata favorita del gobernador es Sasil de León Villard, con quien también se ha reunido para hablar de su futuro, y para prometerle un traspaso de poderes amistoso entre correligionarios unidos por la figura presidencial.

            Desde el Partido Verde Ecologista de México y de algunos elementos claves de Morena se ha tratado de sembrar la idea de que la candidata por estos partidos debe ser una mujer, para cumplir con la cuota de género.

            Aunque no es necesariamente de esta manera, Sasil ha ido recogiendo adeptos, pero apenas pinta en las preferencias electorales. Solo podría ser tomada en cuenta, bajo el argumento de que Morena debe proponer una mujer, porque claramente se ubica por detrás, y por mucho, de Eduardo Ramírez Aguilar y Zoé Robledo, los punteros hacia Palacio de Gobierno.

            El gobernador sabe que no puede enemistarse con ninguna de estas corcholatas. Además, no tiene un ánimo belicoso, y más bien estas reuniones han tenido el propósito de decirles que pueden recorrer el estado sin levantar ninguna ampolla de animadversión.

            El no juntarse con los que estuvieron o están en su equipo de gobierno es un reconocimiento implícito que los suyos no despegaron para sucederle en palacio, y que su corcholata más cercana a su proyecto es Sasil de León.

            Los suyos han quedado varados en la cuneta, en espera de alguna posición legislativa para la próxima contienda electoral: Jorge Luis Llaven Abarca, Ismael Brito Mazariegos, Ángel Torres o José Manuel Cruz Castellanos. Es normal, casi todos los gobernadores han tenido que reconocer que sus colaboradores no han tenido suficiente gas para emprender una campaña exitosa para sucederlos y que otras fuerzas deben definir la sucesión.

            El gobernador ha preferido no interponerse en las actividades, que cada vez serán más intensas de las corcholatas chiapanecas, y a las tres les ha dado el banderazo de salida con un abrazo y un apretón de manos.

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