La historia y las matemáticas
Casa de citas/ 639
La historia y las matemáticas
Héctor Cortés Mandujano
La historia es una puta, general
Elena Garro,
en “Felipe Ángeles”
Obras reunidas II (FCE, 2009), de Elena Garro, tiene el subtítulo que clarifica su contenido: Teatro y contiene las 16 obras que escribió la que es, desde mi punto de vista y desde el de muchos, la mejor dramaturga de nuestro país.
Elena Garro abordó con fortuna y talento la novela, el cuento, el ensayo y alcanzó vuelos altísimos en la dramaturgia casi desde que comenzó a escribir. Un hogar sólido me parece (no sólo a mí, claro) una joya literaria difícil de superar.
Ya he dedicado otra Casa de citas a las primeras obras. Hablaré aquí de las que no mencioné allá. “Felipe Ángeles” es una muestra de la diversidad en la pluma de Garro. El “juicio” amañado para matar a este revolucionario que era incómodo para Carranza es tocado aquí con sobriedad y maestría. Dice Ángeles, es decir, la Garro (p. 120): “La historia, como las matemáticas, es un acto de imaginación”.
Los jefes políticos se han creído siempre infalibles. Dice el coronel Bautista de Carranza (p. 121): “El principio del Primer Jefe es que no se equivoca nunca”.
Dice Ángeles es un discurso que no ha envejecido, que puede aplicarse a la actualidad (p. 132): “Siempre fui el mismo y siempre combatí para oponerme a lo que ustedes están haciendo ahora: reducirnos al estado de tribu, con un sacerdote mágico a la cabeza, pronunciando fórmulas sin sentido dizque para remediar los males de su pueblo”.
Ángeles decide no confesarse con el sacerdote que lo visita (p. 141): “Estoy perdonado, padre. Todos estamos perdonados. Otro tiempo me espera, sin jueces, sin premios, sin castigos. La salvación, el perdón, no están fuera sino dentro de nosotros mismos…”.
Participé, hace tiempo, en el montaje de “La dama boba” y releerla me trajo recuerdos. Dice Avelino, que parece experto en la descripción de las distintas mujeres: la mujer gallina, la mujer pescado, la mujer pitona, la hormiga arriera, la mujer pava y la mejor, la mujer múltiple (pp. 186-187): “La múltiple es transparente, y de hueso fino, quebradizo como el cristal. Conoce las sombras y en ellas se afila como un cuchillo. En lo oscuro brilla como el agua y sus cabellos son estrellas errantes. Su piel son sus ojos, y mira al hombre desde todas las esquinas de la noche, sin mirarlo. A ratos es paloma torcaz y a ratos lluvia. Es acanelada, y su hablar son todas las fuentes. Su cama es una barquilla en la mitad del río, y en ella duerme el hombre sólo noches diferentes. Cada día que amanece es un día nuevo, y el varón se despierta cubierto de rocío”.
A los demonios, propone la Garro en “Los perros”, les gusta hallar a la gente en soledad, para perderlos, para llevarlos a su reino. Dice Javier (p. 218): “¿No has oído cómo huyen las pezuñas del demonio cuando somos muchos?”.
Varias de las obras de Elena Garro muestran los abusos que se comenten en/con las mujeres. “Los perros” nos muestra la brutalidad de la violación; “La mudanza”, la crueldad con las ancianas; “El rastro”, la violencia y el crimen contra la indefensión femenina…
“Benito Fernández” es de las obras que no había leído y aunque se trata de un cambio de cabeza del personaje que da título a la obra, comienza, como si fuera normal, con esta acotación (p. 261): “Rincón del antiguo mercado de la Lagunilla. Un puesto de cabezas. Éstas se extienden hasta la acera. Las hay de negros, con pelos rizados, dientes blancos y ojos muy abiertos. Las hay de caballero español: pequeñas y con barbas oscuras y afiladas. De indios desgreñados”.
En “El árbol” la violencia se da entre dos mujeres (la sirvienta y su patrona). Marta, la patrona, le dice a Luisa que está endemoniada y ella le contesta (p. 293): “¿Endemoniada? Si sólo dos veces lo vi”. ¿A quién?, dice Marta. Responde Luisa: “Al malo, Martita”. Luisa le cuenta que ha matado a una mujer de un cuchillazo en la panza, le gustó la experiencia (p. 296): “¡Uy! Uno tiene harta sangre. Somos fuentes, Martita, hermosas fuentes…”.
En “Parada San Ángel”, Elena Garro revisita el tema que desarrolló tan brillantemente en “Un hogar sólido”: la vida después de la muerte. Los muertos conversan.
“Sócrates y los gatos” tiene nexos con una de sus novelas, que a mí me encanta: “Y Matarazo no llamó”. Uno de los personajes, de hecho, es mencionado con ese nombre. También, y aunque se trata de una historia que transcurre en España, entre policías y socialistas, hace referencia al movimiento del 68 que tuvo, incluso para ella, tantas repercusiones (p. 405): “Yo fui con él a Tlatelolco, él sabía que iba a haber una matazón”.
Un lujo leer todo lo que escribió en teatro esta gran escritora.
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Leo Elena Garro, Rosario Castellanos y Antonieta Rivas Mercado. La mujer en la escena teatral latinoamericana (Gobierno de Yucatán, 2022), memorias de los encuentros teatrales 2018-2020, antologados por Ana G. Várguez Pérez.
El volumen lo constituyen ensayos escritos por 17 mujeres sobre las tres mujeres señaladas en el título (salvo “Carta a Antonieta Rivas Mercado”, que firma Nelson Cepeda Borba).
En “La luz y el tiempo en dos narraciones de Elena Garro”, Virginia Carrillo Rodríguez cuenta que en la casa de infancia de la Garro había y la cita (p. 42) “dos o tres relojes de péndulo, y en la noche se quitaba el péndulo porque mi papá pensaba que así se detenía el tiempo”.
Cita también una línea de “La semana de colores”. Dice Elena Garro, a través de uno de sus personajes (p. 48): “Siempre has estado en la alcoba más preciosa de mi pecho”.
En “Las claras de Elena Garro”, Ana Marrufo Heredia también cita unas líneas de la Garro, que me encantaron (p. 57): “Hubo un tiempo en que corrí por el mundo, cuando era plano y hermoso. Pero los compases, las leyes y los hombres lo volvieron redondo y empezó a girar sobre sí mismo, como un loco”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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