La segunda marcha a favor del INE, también conjuntó protestas en contra del gobierno

Al escribir sobre la primera marcha en defensa del INE, hace más de tres meses, dije que los manifestantes éramos personas cincuentonas y clasemedieras.

         Esta vez hay muchos jóvenes, muchas mujeres y manifestantes de todos los estratos sociales. Mauricio vino de Bochil y Gilberto de Pueblo Nuevo. Los dos son jornaleros agrícolas. Los dos salieron de su comunidad rumbo a Tuxtla a las cinco de la mañana. Los acompañan una treintena más de pobladores de ese lugar que marchan de manera callada con mochilas en la espalda que son simpatizantes del PRD.

         Hay muchas mujeres. Mujeres clasemedieras, mujeres jóvenes que sonríen y que llevan flores. Mujeres mayores vestidas de rosa. Mujeres que expresan su apoyo al INE y su rechazo a este gobierno.

         Leticia, quien trabaja como profesora, me dice que ha venido aquí para defender una institución que nos ha costado mucho sacarla de las manos del gobierno en tiempos del priismo conservador.

         Percibo que, a diferencia de la primera marcha, en que el motivo principal era cuidar al INE de las embestidas gubernamentales, en esta ocasión se ha protestado también por las políticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

         Pensé que no habría marcha, sino solo concentración en el Parque Bicentenario, pero a las 11 con 6 minutos los manifestantes han empezado a caminar rumbo a Palacio de Gobierno.

         A la altura del Parque de la Marimba, platico con Andrés, un cafeticultor de San Andrés Duraznal. Está preocupado porque el kilo de café este año se vende a 55 pesos, mientras que el año pasado fue de 75. “Pero más que el precio del café nos jode un presidente como el nuestro”, y por eso, me dice, ha venido a protestar junto con 12 cafeticultores de su pueblo propietarios, cada uno, de dos hectáreas de café.

         En noviembre calculé que los manifestantes cubrían dos cuadras de un solo carril de la Avenida Central; en esta ocasión abarcan más de seis cuadras. La marcha ha sido ordenada y hasta alegre.

         Lorena, quien trabaja para el gobierno federal, no está de acuerdo con la reforma electoral que impulsa el presidente y Morena. Para que no lo reconozcan, por si acaso hay espías, lleva unos lentes oscuros y un cubrebocas que le tapa casi toda la cara. Así veo a muchos, a muchas, casi enmascarados.

         Al llegar ante Palacio, Valdemar Antonio Rojas López, el mítico luchador de la democracia en este país, arenga con una voz que está próxima a cumplir, el 30 de marzo próximo, los 94 años.

         Cuando contendió por la presidencia municipal de Tuxtla a fines de los setenta, recibió las primeras embestidas del priismo dictatorial. Hoy, dice, no hay muchas diferencias entre este régimen y aquel que gobernó a México por más de 70 años. Es una situación altamente peligrosa y regresiva.

         Como al inicio de la marcha, escuchamos otra vez el Himno Nacional y las estrofas y deseos de paz del Himno local: “que se olvide la odiosa venganza, que termine por siempre el rencor”.

El reloj de catedral marca un minuto para las doce del día, un minuto para que los apóstoles salgan al peregrinar eterno acompañados por el sonido de las doce campanadas.

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