Borges, 6
Casa de citas/ 620
Borges
(Sexta de siete partes)
Héctor Cortés Mandujano
1968
Dice Borges (pp. 1212-1213): “Tiene razón Martín Fierro: el olvido es una forma de la memoria”. Sobre el mismo libro habla después (p. 1229): “Martínez Estrada vio algo de pederastia en el Martín Fierro. Es claro, si hasta se llama Fierro”. En el pie de página aclaran: “Alusión a la expresión lunfarda fierrazo (coito)” [en Chiapa de Corzo he oído que llaman al coito mucho más suave: cachuchazo].
Cuenta Borges que un taxista le dijo (p. 1231): “Para hablar mal de este gobierno, más vale meterse la lengua en el culo”.
La intervención de Elena Garro (Bioy escribe Helena) como apoyo incondicional del gobierno de Díaz Ordaz, después de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968, tiene una prueba más aquí. Escribe Bioy el 22 de octubre (p. 1237): “Después de comer, llamo a Borges para hablar de la contestación a un telegrama de Helena Garro, que pide telegrafiemos nuestra solidaridad a Díaz Ordaz, ministro de gobernación mexicano, por los últimos sucesos. Explica Helena que los comunistas tirotearon al pueblo y al ejército y ahora se presentan como víctimas y calumnian; que hay peligro de que el país caiga en el comunismo”.
Cita Borges (p. 1246) “el epitafio de un autor, de la Antología griega: Yo morí muchas veces, pero nunca así”; después dice (p. 1248). “¿Cómo Cortázar no piensa que un título como La vuelta al día en ochenta mundos lo muestra como un sonso?”.
Borges (p. 1251): “A mí me ha pasado de todo, salvo una cosa: no me he aburrido”.
El 10 de diciembre reciben una carta agradecida de Díaz Ordaz. Escribe Bioy (p. 1253): “¿Cierto halago, de que un presidente nos llame Distinguidos y finos amigos?”.
Borges ya no está contento con Elsa, su esposa (p. 1254): “Noto que me estoy cansando. Hasta de la perrita tiene celos. A mí me gusta hablar con animales (y con chicos). Son vidas tan misteriosas: de pronto toman una decisión y salen corriendo”.
1969
A Bioy no le gusta el título Elogio de la sombra, que Borges acaba de editar. Lo critica en su diario. Habla con la mamá de Borges: “Elogio de la sombra –me explica– es el elogio de la ceguera”. Dice Bioy (p. 1279): “Cada cual está en su mundito, hasta la estupidez; yo, que me creo tan próximo a Borges, no había entendido el título”.
En varias páginas habla de cómo lo consideran una extensión de Borges (hay una expresión, incluso, que los une: Biorges), que casi no lo toman en cuenta como escritor sin ligarlo a su amigo y mentor. Escribe, no sin ironía (p. 1282): “¿Para qué Bioy si está Borges?”.
Habla Borges de las diferencias entre la literatura y el periodismo (p. 1292): “Hay tanta actualidad que no hay pasado. Lo bueno de los libros es que están escritos para la memoria. Lo malo de los diarios es que están escritos para el olvido”.
Estrenan la película Invasión, que Borges y Bioy escribieron. Dice Bioy (p. 1293): “ ‘El bodrio del año’, escribió tristemente un desconocido”. Pedro Henríquez Ureña escribió en una carta, dice Bioy, “un minucioso e implacable ataque” a Borges: “En la literatura, a Borges sólo le interesa el mecanismo […]; el contenido humano le es indiferente. […] Como idioma sí, te diré, es estupendo; no se equivoca nunca […]. Como estilo es muy personal; pero es un modelo muy peligroso, porque sólo tiene un tono y no una serie de tonos”.
Sus amigos le dicen a Bioy que deben salvar a Borges de Elsa.
1970
Una nota de Bioy (p. 1314): “Le diré a Borges que si no escribimos la vida no tiene propósito”.
Bioy comenta a Borges que hay gente que llama depre a la depresión. Dice Borges (p. 1336): “Está bien. Parecería que están tan deprimidos que no tienen fuerza para terminar la palabra”.
1971
Julio Cortázar celebraba que su primer cuento exitoso, “Casa tomada”, hubiera sido publicado por Borges. Borges no le tenía gran estimación (p. 1340): “Se le ocurrió el argumento y lo escribió. […] Se ve que todos los cuentos no le importan nada. Los escribió por deber, aburridísimo. Los inventó y luego se encargó de redactarlos”.
Habla de nuevo de Shakespeare; él y Bioy han trabajado en la traducción de Macbeth (p. 1350): “”Lo que no tenía era un lenguaje preciso. Empleaba el lenguaje mágicamente, como para ejercer un encantamiento”.
Cuenta Borges sobre charlas con amigas (p. 1355): “Dora de Alvear me hablaba de amores lésbicos. Decía que eran muy satisfactorios. Por el contrario, Silvina Bullrich opinaba: ‘Qué querés que te diga, el amor entre mujeres se me ocurre que no es nada práctico’ ”.
Escribe Bioy (pp. 1372-1373): “Un sujeto, que se identificó humildemente como ‘un peronista’, llamó por teléfono a la madre de Borges y le dijo: ‘Voy a matarla’. La señora le contestó: ‘Bueno, apúrese, porque tengo noventa y cinco años, y todavía me le voy a morir sola’ ”.
Borges no quiere traducir sus textos al inglés (p. 1375): “¿Y qué me importan las traducciones? Yo soy argentino y escribo para ser leído aquí. Tengo setenta y dos años: el éxito no me importa”. Dice (p. 1388): “Vargas Llosa declaró que un escritor podía ser excelente y conservador, como yo, y pésimo y comunista, como Cortázar”.
Haydée Lange dice a Borges, escribe Bioy (pp. 1401-1402), “que está con ideas macabras, cansada de la vida. Borges le contesta: ‘Yo también. Cuando quieras, llamame y nos suicidamos juntos’. Haydée argumenta que a ella después se le pasa. Borges le dice: ‘No hay que esperar, entonces. Cuando tengás ganas, te suicidás; antes que se te pasen las ganas’ ”.
No le gusta el Fausto de Goethe (p. 1412): “¿No te parece que es el mayor bluff de la literatura? Ninguna luz, como diría Ibarra. No hay versos memorables”. Busca Bioy la palabra soconusco en el diccionario (p. 1416): “Pinole. Polvillo originario de México, que se echaba, con vainilla, en el chocolate”.
Cuenta Bioy que Borges (p. 1421) “recitando ‘Troy Town’ me orina largamente el piso del baño. ‘Estás miando fuera del tiesto’, le prevengo. Da un pasito hacia adelante y sigue recitando a Rossetti y meando en el piso. Sale con los zapatos empapados”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
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