Borges, 5
Casa de citas/ 619
Borges
(Quinta de siete partes)
Héctor Cortés Mandujano
1964
María Esther Vázquez, interés amoroso y colaboradora de Borges, lo ayuda a hacer una valija para un viaje. Dice Borges (p. 1009): “Cuando la vi en esas tareas caseras casi lloré. Más que los diálogos de amor, que al fin y al cabo son casi iguales con cualquier mujer, me conmueve lo doméstico, lo que no sirve para la poesía. ¿Comprendés? Me sentía al borde de una larga costumbre, de un largo tedio, por qué no, que es la verdadera felicidad”.
Dice Bioy (p. 1013): “¿Sabés que Melville no podía publicar nada sin que se lo corrigieran las hermanas?”. Borges (hamacándose en la silla y riéndose): “¿Es verdad? ¡Las hermanas! No tendrían ningún talento literario. Serían señoras como cualquiera, pero sabrían sintaxis y ortografía”.
Bioy (p. 1018): “Un viajero contó a Borges que en la entrada de Puebla (México) había un arco, con la inscripción:
Bienvenidos a Puebla.
No somos como dicen.
1965
Borges (p. 1061): “En España, los buenos libros no tuvieron descendencia. ¿Qué escuela nació del Quijote? Fue estéril”.
Bioy escribe (p. 1065): “Me comunica un proverbio árabe: ‘Nada dura más de tres días’ ”. Comenta Borges, después de un viaje, expresiones colombianas (p. 1069): “ ‘¿No le provoca un tinto?” por ‘¿No quiere un café?’ ”.
Dice Borges el 25 de agosto (p. 1075): “Yo veo cada día menos. Antes podía cruzar la calle, si no era una avenida. Ahora no veo casi nada. Estoy seguro de que dentro de un año estaré completamente ciego”.
“Come en casa Borges”, dice Bioy. Borges (p. 1078): “En una reunión hay una duda sobre quién debe pasar primero, Valle-Inclán o Benavente. Colérico, Valle-Inclán se adelanta, pasa y declara: ‘¡Yo no permito que pase primero un puto!’. Benavente, que era ceceoso, contesta quedamente: ‘Yo zí’ ”.
Dice Borges, quien trabajaba en la Biblioteca, acerca de los manuscritos de autor (pp. 1080-1081): “Quieren que la Biblioteca compre los manuscritos de Güiraldes. La Biblioteca no tiene plata ni manuscritos; todos los manuscritos están en el Archivo General de la Nación. ¿Qué valor tienen? Permitirán ver las correcciones por las que arruinaba del todo un texto. Le pedí a Madre que si me pasa algo destruyan todos los manuscritos míos que encuentren. ¿Para qué sirven? Para que se escriban tesis, trabajos de estilística, imbecilidades”.
Acerca de la imbecilidad y su contraria, dice Borges (p. 1081): “El primer síntoma de la inteligencia es la estupidez. O la equivocación…”.
Pregunta Bioy (p. 1085): “¿Ponés a la Divina Comedia por encima de todo?. Borges: En cuanto a lo literario, sólo es inferior a los Evangelios”. Dice en esa misma página que en Chile “a los españoles agresivamente los llaman coños. No me atreví a preguntar cómo nos llaman a nosotros… Nos odian bastante”.
En todos lados hay supuestos escritores que en realidad sólo son funcionarios culturales que publican, obtienen a través de ellos reconocimientos, premios, contratos. A Borges le ofrecen la presidencia del PEN Club y él la rechaza, porque no quiere ser como (p. 1087) “esa gente que no puede ser escritora sino a través de comisiones directivas y congresos”.
Borges cuenta a Bioy (p. 1096) “que Ulyses Petit de Murat, llegado a México, asistió a una reunión social, en la que le dijeron: ‘Mañana nos reuniremos en su casa. Habrá más de treinta personas’, etcétera. Él oía con alarma, hasta que entendió que su casa era la del que hablaba, como en las cartas: su casa, que es la del remitente”.
1966
Escribe Bioy acerca de la vejez y la ceguera de Borges (p. 1136): “Borges hoy no orinó en la letrina, sino en el piso. Por esta mala puntería, con dolor en el alma lo he desviado de mi baño a otro, que nadie usa”.
Por una anécdota que escribe Bioy, se explica a pie de página que (p. 1144) “tocar el violín” es degollar. “El coronel Mariano Maza era llamado ‘violón’, porque, tras degollar seiscientos prisioneros, escribió en el parte en que refirió el hecho, que había habido ‘violín y violón’ ”.
1967
Anota Bioy sobre Borges (p. 1164): “Su ceguera ha aumentado. Entra en un cuarto y desde lejos tiende la mano, porque ahora no advierte la distancia que lo separa de la gente. Tal vez ni siquiera vea bultos”.
Borges (p. 1166): “Vinieron a verme unos escritores mexicanos. Querido maestro, me llamaban, gente muy rudimentaria, muy tosca. Quieren hacer un premio más importante que el Nobel, ya que los suecos no dan el Premio Nobel a escritores de aquí”.
Anota Bioy (p. 1167): “Me entero de que ha muerto Oliverio Girondo. Borges, que lo conocía mejor que yo, lo menospreciaba. […] un escritor por decisión, no por Minerva o musa”.
Borges anuncia a Bioy (p. 1168) “que en septiembre va a casarse con Elsa Astete”.
Piensa Borges, apunta Bioy, que el taxista que le abre la puerta y el que lo critica en la primera plana de un diario (p. 1190) “son dos caras de un mismo fenómeno, sin mayor significación una que otra: ‘El que me ataca a lo mejor se ha dado el trabajo de conocerme o de leerme’ ”.
Sobre la decadencia (p. 1201) “recita los versos de un epígrafe de Ascasubi:
En un tiempo fui fusil
con que tiraban al blanco:
de fusil pasé a baqueta,
de baqueta a saca trapo.
Me llama la atención que Borges cuenta un sueño (p. 1203), que luego se convertirá en su cuento “El enemigo”. Sueño y vida, sólo material literario.
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