Nombrar las violencias, ya no alcanza
Por Nashyelli Salazar Flores*
A 23 años de que la Asamblea de las Naciones Unidas decretara el 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra Las Mujeres, Conmemoración que nace de nombrar y visibilizar la violencia feminicida ejercida por parte del dictador Rafael Leónidas Trujillo sobre las hermanas Mirabal; aprovechando que en múltiples espacios hemos visibilizado nuestras acciones a favor de las mujeres, quisiera traer a cuenta el peso que las instituciones, así como las y los servidores públicos tenemos en el trabajo de mermar la violencia contra las mujeres y las niñas.
Muchas de nuestras acciones en estas fechas han estado enfocadas en visibilizar la violencia y sus modalidades; en capacitar y brindar herramientas para que las mujeres sepamos qué hacer en caso de sufrir algún tipo de violencia, talleres, eventos deportivos, festivales, bazares, conferencias y ponencias han llenados nuestras agendas de noviembre a diciembre al responder al llamado de los 16 días de activismo contra la violencia de género; sin duda, estas acciones son valiosas y necesarias en un país donde el 70.1% de las mujeres en México hemos sufrido algún tipo de violencia (ENDIREH, 2022), lo que hace visible que uno de nuestros retos en el siglo XXI es construir espacios seguros para todas.
Construir espacios seguros implica generar estrategias que contravengan el pacto social de permisividad a la violencia, en particular aquella que se reproduce en las instituciones a través de las personas servidoras públicas, quienes tenemos un papel fundamental en evitar la burocratización y administración de las denuncias que se ve representada en la Violencia Institucional.
La Ley de Acceso a las Mujereres a una Vida Libre de Violencia (2015) define la Violencia Institucional comoaquellos actos u omisiones cometidos por las personas servidoras públicas en cualquier orden de gobierno que discriminen, obstaculicen o impidan el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, así como su acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia.
Esta modalidad de violencia contra las mujeres, aparece como una forma de perpetuar los sistemas de desigualdad y de revictimizar a quienes se atreven a romper con el pacto de silencio frente a los abusos y negligencias; así, la violencia institucional es quizás, la violencia en la que más necesitamos enfocar nuestro análisis y nuestras estrategias de lucha, porque es la que permite que aquellos espacios abiertos para proteger a las mujeres resultado de las luchas y negociaciones sean pervertidos; espacios donde mujeres en situación de violencia y defensoras de éstas, peregrinan para empujar la implementación de políticas públicas, la reparación de un daño y el respeto al ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, espacios en los que nuestras compañeras activistas con todas las herramientas que tienen a cuesta para defenderse y defender a otras, no son inmunes.
No dudo en que necesitamos realizar un trabajo más profundo en la capacitación y sensibilización para nombrar y visibilizar las violencias, y las modalidades en las que esta se da, pero números altos en capacitaciones no es igual a una erradicación de la violencia contra las mujeres, si no nos detenemos a revisar nuestras prácticas institucionales seguiremos perpetuando las desigualdades, la discriminación, pero ahora con la licencia y los créditos que nos otorga el poder de estar detrás de un puesto público.
Necesitamos otros enfoques que nos permiten generar una cultura institucional que no sea indolente frente a los males que nos aquejan como sociedad; que permitan la escucha y el diálogo con un avance más rápido y certero en la implementación y transversalización de las políticas de equidad, que protejan a las mujeres en situación de violencia y sus defensoras, que no solo burocraticen y administren la denuncia. Las capacitaciones y los eventos con perspectiva de género son necesarios, pero también es necesario conocer si estas estrategias hacen una diferencia en la respuesta y soluciones a las denuncias, en las propuestas de reparación de daños.
* Antropóloga, colaboradora del ODEMCA
Referencias
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Secretaría General y Secretaría de Servicios Parlamentarios. (1 de febrero del 2007). Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LAMVLV). https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/209278/Ley_General_de_Acceso_de_las_Mujeres_a_una_Vida_Libre_de_Violencia.pdf
INEGI. Violencia contra las Mujeres en México. Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021. ENDIREH. Nacional. 2022
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