Borges, 3
Casa de citas/ 617
Borges
(Tercera de siete partes)
Héctor Cortés Mandujano
1960
Sobre el oficio de escribir, dice Borges (p. 616): “Yo también tengo muchas cosas que escribir y nos las escribo porque un día debo preparar las clases o porque debo descansar. Uno debe escribir los libros y ninguna excusa para no hacerlo es válida. No tiene sentido decir que se presentó tal cosa y tal otra. Hay que escribir lo que uno tiene que escribir. Es el único deber; es el deber no sustituible por excusas”.
Hablan Borges y Bioy de la gente que no se baña. Bioy (p. 620): “Miguel Ángel opinaba que no había que lavar, sino limpiar, el cuerpo; que se limpiaba con un trapo y que nunca se bañó. Borges: En nueve años, Pepys registra un solo baño”. [Samuel Pepys, inglés (1633-1703), llevó un diario minucioso.]
Borges somete a crítica a escritores canónicos y a desconocidos. Dice de Robert Graves (p. 625): “Graves es bastante macaneador: lanza hipótesis, basadas en hipótesis, basadas en hechos hipotéticos, que nadie puede refutar ni probar. Dice que tales versos fueron escritos para grabar en un vaso, que tenía tales personajes: nadie vio ese vaso”; y de títulos populares (p. 642): “M’hijo el dotor, La gringa, Barranca abajo: una ventaja de estos títulos es que no hace falta leer las obras. En el título todo está dicho ad nauseam…”.
Dos libros que mencionan ambos y de los que hablan mal son el de Eckermann sobre Goethe y el de Boswell sobre Johnson. Los dos son muy parecidos a éste. El autor escribió sobre el personaje a partir de su cercanía, de comer, vivir, estar con él. Exactamente como el de Bioy sobre Borges. Por eso llama la atención lo que dice Bioy (p. 646): “¿Sabría Johnson que Boswell estaba escribiendo la Vida?”. La pregunta obvia es, por supuesto: ¿Sabía Borges que Bioy estaba escribiendo Borges?
Bioy y Borges escribieron varios textos y libros en bromas que no lo parecían. Cuenta Bioy (p. 655): “De camino me propone, deslumbrado con el proyecto, que escribamos la Historia de la literatura de un país imaginario; ‘sólo vos y yo podemos escribirla’, me dice, y ansiosamente me pregunta si el proyecto me atrae”.
Hablan del guaraní y dice Borges (p. 656): “La sartén, para el guaraní, es algo tan complicado como el teléfono. Qué raro que se empleara sartenudo como epíteto de complejo y que llamaran, a Dios, Sartenazo”.
Borges dice que la literatura francesa peca de literaria. Dice que en la pieza de teatro La bonne soupe, de Félicien Marceau (p. 662) “todo parece muy real y cuando hablan de un hotelucho […] dicen que allí los cuerpos silenciosamente se buscan como peces en el fondo del acuario. ¿Comprendés? De pronto estás en medio de un poema en prosa”.
Leen cuentos áridos de un concurso en el que son jueces y hablan de escribir; dice Borges (p. 674): “Es un arte difícil. ¿Cómo interesar con algo que nadie ignora que es mentira? […] El arte mejor se desentiende de la atención de los lectores pero corre el riesgo de perderlos”.
Borges (p. 679): “Por qué ese miedo a la posteridad? Como decía Wilde, hasta ahora la posteridad no hizo nada por nosotros”.
Dice Borges de memoria unos versos populares (p. 684):
Parado en las Cinco Esquinas
con toda mi contingencia,
por ver si te rompo el culo
ando haciendo diligencia.
Dice Borges que se podría escribir un libro sobre todo lo que han falseado (p. 686): “El juego de las atribuciones falsas o Autores y libros apócrifos, en la obra de Borges y Bioy”.
Más adelante habla sobre el hecho de hablarle a la gente por su título: “Tiene propósitos de adulación. Me asombra un poco cuando se usan los títulos en circunstancias ajenas… ‘¿Un whiskicito, arquitecto?’ o ‘¿Una empanada, ingeniero?’ ”.
Y en otro tema: “Todo lo que se hace en la India es feo. Imagínate lo que serán los artistas modernos de la India. Las ganan a todos. Hay países con vocación para la fealdad: la India, México”.
Norah fue la única hermana de Borges (p. 689): “Una mucama criolla le dijo a Madre, mirando a Norah, de días: ‘Igualita a usted, señora. Con ese mismo amarillo de muerto’ ”. En esa misma página dice: “Los escritores fracasados siempre imaginan conspiraciones contra ellos. Creen que los escritores más afortunados forman una mafia”.
Los dos ponen su inteligencia y su erudición en cualquier tema. Dice Borges (p. 695): “Octavio Paz envío a Sur un poema de amor, con el verso: tus pedos estallan y se desvanecen. Borges: Se verá a sí mismo como un conquistador de nuevas regiones para la poesía… Qué regiones. Bioy: Menos mal que se desvanecen.”
Luego cita Borges a Quevedo: “La voz del culo, que llamamos pedo (ruiseñor de los putos)…”, y reflexiona: “¿Vos creés que Quevedo sabía tan poco de putos que imaginaba que para ellos el pedo era una suerte de reclamo, que usaban para llamarse unos a otros? ¿O en las calles se oyen fusilerías de pedos, reclamos de putos llamando a putos? O más bien quiso indicar que eran una voz dulcísima, pronunciada por la parte que les interesaba…”.
Sobre las mujeres de las que uno se enamora, dice Borges (p. 701): “A las mujeres de cada uno, no las elige cada uno, sino la vida. Uno se pasa la vida hablando contra las morochas chuecas y se enamora de una morocha chueca”.
1961
Borges dice en italiano (p. 712) “el verso más grosero de la Divina comedia: ed elli avea del cul fato trombetta”, que traducen al pie de página: “Y él hizo de su culo una trompeta”.
Opina Borges que (p. 735) “los congresos de escritores son inútiles, y que además son perjudiciales, porque la gente cree luego que los escritores son tan vanos como los políticos; se los ve como figuras públicas, monstruos sagrados, y ya no llegan a nadie”.
Cuenta Borges sobre la charla de unas señoras (p. 751): “Una dijo: ‘Mire ese árbol. Qué enojado parece. En cambio aquel otro: es un idealista que quiere alcanzar el cielo’ ”.
Contactos: hectorcortesm@gmail.com
Sin comentarios aún.