Borges, 1
Casa de citas/ 615
Borges
(Primera de siete partes)
Héctor Cortés Mandujano
El voluminoso Borges (Ediciones Destino, 2006), de Adolfo Bioy Casares, de 1663 páginas, con edición al cuidado de Daniel Merino, es un extracto de los diarios del autor (p. 11) “escritos a lo largo de más de cincuenta años”.
Este librote sólo tiene como tema la relación cercanísima entre Bioy y Borges, sus charlas informales (que destilaban veneno, vulgaridades, finos juegos, reflexiones inteligentes, pleitos de comadres…), sus comidas cotidianas… “Come en casa Borges” es sin duda la frase que más se lee en el libro, que va de 1931 a 1989, y que es políticamente muy incorrecto; las “buenas conciencias”, los censores de hoy, de todos los colores, lo acusarían de machista, misógino y mil lindezas más. Borges y Bioy ya están muertos, ni a quién reclamarle.
1948
En su informalidad, dado que son notas de diario, Borges es una biografía, y dice su autor (p. 33) “Tal vez las biografías y los ensayos sustituyan a los clásicos”. Ojalá que no.
1950
Bioy y Borges hablan de los editores, de lo incómodo que es hablar con ellos. Borges remata (p. 50): “Hablar con una persona es adularla, uno quisiera escupirla en la cara”.
Dice Bioy (p. 57): “Evidentemente la realidad produce con más abundancia mujeres inteligentes que mujeres hermosas”.
1951
Borges inventa un palíndromo (una oración que dice lo mismo al derecho que al revés), p. 60: “Sapos, oíd, el rey ayer le dio sopas”.
1952
Los dos trabajaron juntos en muchísimos proyectos publicados y no. Aquí anota Bioy unos versos para una Antología pornográfica (p. 64):
La señora de Pérez y sus hijas
comunicaron al público y al clero
que han abierto un taller de chupar pijas
en la calle de Santiago del Estero
Borges (p. 70): “La más dulce prueba de intimidad la da una mujer cuando nos habla de sus reglas. Es como si nos besara”.
1953
Es una constante en la literatura de Borges inventar libros y autores. Bioy dice (p. 73): “Después de comer, con Borges redactamos una contratapa para Brat Farrar de Josephine Tey, un libro que ninguno de los dos ha leído y del que no sabemos nada; ni siquiera tenemos el jacket inglés: inventamos un crítico y un juicio”.
Se plantean otro trabajo y Borges propone comprar un libro sobre ello. Bioy dice (p. 76): “ ‘No, contemos nosotros el episodio y lo atribuimos a un autor cualquiera’. Así lo hicimos”.
Traducen ambos a Kafka (cuatro reflexiones) y dice Borges (p. 84): “No sé por qué La metamorfosis es tan famoso. No parece de Kafka”.
1954
Menudean los juegos sobre autores y libros. En alusión a Emilio Salgari, célebre autor de muchísimas novelas, cita Borges la frase (p. 97) “de Pérez Ruiz: ‘Salga lo que Salgari’ ”.
1955
Borges se burla de alguien que dice que con el pensamiento se pueden combatir las desdichas (p. 115): “En Alice in Wonderland hay un personaje que dice: ‘piense que está sentado, piense que tiene piernas, que tiene cuerpo, y no pensará: soy desdichado’ ”.
Borges cita lo que le ha dicho la señora Bibiloni (p. 134): “No soy una mujer frívola; a mí lo único que me interesa es el dinero”.
Bustos Domecq es un personaje que Bioy-Borges inventaron; lo usan para que se burle del libro de lecturas escolar que se llama Veo y leo (p. 142): “Una variante desilusionada de la literatura sería Leo y meo”.
1956
Norah, la hermana de Borges, era pintora. Dice (p. 155): “Alguien dijo que el trabajo más interesante de los pintores sería la invención de caras”.
Cuenta Borges que a Lugones una señora le dijo que cómo era posible que con esa cara escribiera sus versos; Lugones le dijo (p. 157): “Sí, señora, pero no escribo los versos con la cara”.
La mamá de Borges celebra sus ochenta años; llega tanta gente a su cumpleaños, que “uno sólo cabe en el sitio que ocupa de pie”. Cuenta ella a Borges que (p. 163) “de pronto sintió algún mareo y se consoló pensando que de todas maneras no podría caer”.
Bernard Shaw y H. G. Wells se supone que eran amigos. Dice Borges (p. 182): “Cuando murió Shaw, se descubrió que Wells, muerto poco antes, había dejado una nota necrológica sobre él. La nota, aseguran, tenía ataques bastante mezquinos contra Shaw. ¿Te das cuenta, qué horrible? Escribir una nota de ataque para que se publicara cuando el amigo de toda la vida muriera”.
Borges siempre tuvo diferencias con la academia que otorga el Nobel de Literatura. Le parece una pésima elección que se lo hayan dado a Juan Ramón Jiménez y a Gabriela Mistral (p. 232): “Son mejores para inventar la dinamita, que para dar premios. […] Los malos poemas de Juan Ramón son malos, pero los mejores son bastante buenos. Gabriela Mistral no ha escrito ningún poema bastante bueno”.
Borges cuenta de las ideas de Ibarra, un conocido suyo (p. 235): “Ibarra se preguntaba si los dibujos animados de Walt Disney habrían hecho reír a Homero. ¿Virgilio descubriría en un filme de Laurel y Hardy la intención cómica? ¿Cómo sería la conversación con Shakespeare?”.
Borges en su tinta, habla mal de varios. De Pío Baroja (p. 254) “Escribió Horas solitarias: el título era un desafío porque Baroja tenía fama de onanista. […] Le preguntaron a Azorín por qué ponía títulos en inglés a sus obras de teatro. ‘Shakespeare también lo hizo’, contestó. […] (Arturo Cuadrado contesta a Estela Canto cuando ésta le pregunta si le gusta su libro) “Me gusta porque aún no lo he leído”.
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