Las elecciones intermedias en los Estados Unidos: implicaciones para la política migratoria
Por Neil Harvey*
Las elecciones intermedias en Estados Unidos del pasado 8 de noviembre fueron notables por varias razones. En primer lugar, el Partido Republicano no arrasó con los demócratas como muchos encuestadores y analistas habían pronosticado. Muchos de los candidatos avalados por el expresidente Trump perdieron sus contiendas ante los contrincantes del Partido Demócrata, provocando la ira de Trump y las disputas por el liderazgo entre Trump y un número creciente de sus críticos en el partido republicano rumbo a la próxima elección presidencial en el 2024. No se logró el temido tsunami de votos a favor de los republicanos, quienes perdieron una oportunidad de ganar una amplia mayoría en la Cámara de Representantes y de volver a ganar el control del Senado si tomamos en cuenta el tradicional rechazo de votantes al presidente del partido gobernante en elecciones intermedias (como lo fue para Obama en el 2010 y el mismo Trump en el 2018).
Los demócratas llegaron a estas elecciones con varias desventajas: un bajo nivel de aprobación del presidente Biden en las encuestas y una tasa de inflación del 9 por ciento anual que ha impactado la economía familiar duramente. Sin embargo, los republicanos perdieron su oportunidad por varias razones. Una de las principales fue el impacto negativo de Trump entre muchos votantes independientes. Trump había dado su aval a candidatos quienes apoyaban la falacia de que él había sido despojado de la reelección presidencial en el 2020 por un supuesto fraude masivo. Otra razón fue el hecho de que muchos votantes reaccionaron en contra de la decisión de la Suprema Corte en junio de 2022 acerca de revertir el derecho constitucional que, desde hace casi cincuenta años, apoyaba la libertad de la mujer de decidir sobre el aborto. La Corte cuenta con una clara mayoría conservadora debido a la integración de tres magistrados nombrados por Trump durante su mandato presidencial. Esta decisión despertó mucha oposición en el país, la cual fue expresada en las urnas con el apoyo dado a enmiendas de constituciones locales garantizando la protección de los derechos reproductivos, o, en su caso, el rechazo a enmiendas y candidatos avalados por Trump que buscaban anular tales derechos.
Ya que Trump es muy conocido por su discurso antinmigrante y por las medidas crueles que implementó su gobierno en el periodo del 2016 al 2020 (por ejemplo, la separación de familias en la frontera; el programa Quédate en México; y, la aplicación del Título 42 durante la pandemia), cabe reflexionar sobre el posible impacto de estas elecciones intermedias en la política migratoria de los Estados Unidos.
La llegada de miles de migrantes a la frontera sur no parece haber sido un factor determinante para la mayoría de los votantes en gran parte del país en donde los temas de la economía, el aborto y la amenaza antidemocrática al proceso electoral predominaban. La inmigración sí fue relevante en la reelección de los gobernadores republicanos Abbott en Texas y DeSantis en la Florida, pero parece que no influyó mucho en las preferencias de votantes en otros estados. Incluso, al terminar el conteo de votos en los próximos días, si pierde Kari Lake (avalada por Trump) como la candidata republicana a gobernadora en Arizona, sería otra señal de los límites de su discurso antinmigrante, tomando en cuenta que durante su campaña Lake habló a favor de seguir con la política de Quédate en México. Cabe señalar que en Arizona también perdió el candidato republicano al Senado, Blake Masters, otro de los candidatos apoyados por Trump, cuyos anuncios de campaña, como más de 400 anuncios a nivel nacional, trataron de falsamente vincular el consumo del fentanilo con la migración indocumentada cuando, en realidad, la mayor parte de las drogas, incluyendo al fentanilo, que entran a los Estados Unidos pasan por los puertos fronterizos oficiales, escondidas en tráileres que cruzan mercancías legalmente.
¿Estamos llegando al fin del discurso xenofóbico, antinmigrante y racista que Trump promovió desde el arranque de su campaña presidencial en 2015? No. Pero los resultados de estas elecciones intermedias (como las de 2018 y la elección presidencial de 2020) indican que este discurso no tiene la misma eficacia electoral en la mayor parte del país.
Aunque los republicanos no hayan arrasado en estas elecciones, es probable que ganen una ligera mayoría en la Cámara de Representantes. La posibilidad de llegar a una reforma integral de la inmigración sigue siendo remota en este contexto. Sin embargo, existe la posibilidad de legislar a favor de los DREAMERS y trabajadores agrícolas de forma bipartidista, sobre todo si se considera el probable daño económico que provocaría el despido de miles de trabajadores en sectores importantes si su protección legal no se codifica en la legislación federal. Contando con su mayoría en la Cámara de Representantes, los congresistas republicanos sólo aceptarían un acuerdo a favor de los DREAMERS si los demócratas aceptan parte de su agenda más restrictiva, por ejemplo, la continuación del plan de Trump de construir el muro fronterizo y de dar más recursos a las agencias dedicadas a la detención y deportación de migrantes indocumentados. La misma disyuntiva persiste en cuanto a la legalización de trabajadores indocumentados en sectores como la agricultura que necesita mano de obra. Los empresarios agrícolas están presionando para que el Congreso pase reformas que les den seguridad durante un periodo en que faltan muchos trabajadores. Debido a que la fuerza de trabajo en la agricultura consiste mayormente de migrantes y no de trabajadores estadounidenses, este lobby espera convencer a sus representantes de la importancia económica que implica legalizar a los trabajadores indocumentados con visas temporales, aunque la demanda de la comunidad migrante es por una legalización plena para lograr la ciudadanía estadounidense y la igualdad de los derechos políticos.
Lo que queda claro es que cualquier cambio en la política migratoria necesita superar el discurso dominante que otorga una exclusiva prioridad a la seguridad fronteriza, un discurso que fue muy redituable en términos electorales en 2016 pero, salvo en algunos estados como Texas y la Florida, ha dejado de dar los mismos resultados en 2022. Los demócratas, por su parte, enfrentan una disyuntiva que podría ser muy significativa para los migrantes indocumentados en el país y para los que siguen llegando en busca de asilo. Por un lado, la tendencia de muchos de los candidatos y congresistas demócratas ha sido muy conservadora en cuanto a la migración, prefiriendo no hablar de un problema que no tiene soluciones fáciles. En consecuencia, algunos de los candidatos demócratas de distritos electorales del sur de Texas que ganaron en estas elecciones intermedias han aceptado y hasta apoyado gran parte de las medidas y leyes republicanas que dan más recursos y agentes para controlar la frontera y contener la migración. Por el otro lado, hay otros congresistas demócratas en otros estados, por ejemplo, el nuevo senador de Pennsylvania, John Fetterman, quienes hablan de los muchos aportes de migrantes al país, la necesidad de crear un sistema de inmigración más humano, y los beneficios de la legalización de migrantes indocumentados para todos, un mensaje que tuvo aceptación entre votantes.
Existe la oportunidad para que los demócratas canalicen el rechazo a los candidatos de Trump en un sentido menos cauteloso y más progresista, hacia el fortalecimiento de alternativas que buscan la legalización de la población indocumentada, la construcción de un sistema de asilo adecuado a los tiempos, y la cooperación regional para mejorar los niveles de bienestar y seguridad personal y comunitaria en el continente.
* Universidad Estatal de Nuevo México, colaborador del ODEMCA
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