Reflectores

Integrantes del Ejército Mexicano Foto: Archivo Chiapas PARALELO

Las fuerzas armadas se encuentran otra vez en los reflectores. Desde donde la derecha jura venganza, aprovechando cada error de la izquierda en el poder político por primera vez. Y es que muchos de los voceros sumisos, académicos leperos, “periodista” a sueldo, aún tienen el acceso a varios espacios televisivos que aprovechan para descarrilar trenes, iniciativas o infiltrar videos, o de plano injuriar hasta lo que en el pasado parecía intocable, como el atrevimiento hecho por la extrabajadora del partido Demócrata norteamericano, Ana María Salazar, llamando en forma de pregunta “porro” al secretario de la Defensa Nacional (El Financiero, septiembre 22 de 2022).

Si nos fijamos bien, también en muchos medios periodísticos están dominados por los afectados, encabronados muchos de ellos y ellas porque la teta sexenal de beneficios, revistas, confidenciales, proyectos, becas, plazas, camuflajeados en fideicomisos, de pronto desaparecieron por culpa del maldito gobierno. Ni con el PAN, enemigo histórico del PRI pero ahora aliado, gritaran a los vientos: ¡contra la corrupción!, ¡Contra la militarización!  Sería un suicidio que ni el mismo Durckheim comprendiera. Antes en el poder, la derecha no escatimó esfuerzos para darle a las fuerzas armadas el incómodo y no gratuito papel de la seguridad pública; y hoy en el poder, la izquierda tampoco desestima esa decisión echada a andar por los civiles desde prácticamente Zedillo…, o antes.

Podría interpretarse como cierto golpeteo a la Secretaría de la Defensa Nacional, porque además de su cuestionado papel en la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa −el 68 neoliberal, el cual arrastra detrás a el Charco, Atenco, Acteal… Ahora, a escena, otros casos. Porque la incomodidad que produce para algunos civiles y militares el avance para esclarecer esa simple ocurrencia para darle carpetazo y pasarla al olvido: la llamada “verdad histórica”, ha tomado un camino que sigue pintado de verde olivo: el Campo Militar 1, espacio del ejército que permitió ingresaran las víctimas del ayotzinapazo… por voluntad del presidente de la República. Algo nunca visto, hay que reconocer. También se coló un “detractor del actual gobierno”, como dijeran Los Periodistas, como Jorge Fernández, quien de pronto lo vimos sentado frente a un general implicado para que diera su versión.

“Tratan de dinamitar el proceso”, habría dicho el presidente Obrador, sobre el informe de las investigaciones de Ayotzinapa. No les gustó el informe que cinco nombres de militares estaban allí escritos. En la matanza de estudiantil de 1968 la historia puso en su lugar al presidente Díaz Ordaz, quien asumió la responsabilidad. En este sentido, las reticencias en el interior de las fuerzas armadas tienen que ver con el hecho de que el ejército como institución queda públicamente como el responsable, sean cinco de sus miembros. Pero si el exfiscal, mensajero de esa “verdad”, sólo se le intentó entambar, para luego salir libre e irse a su residencia en las Lomas de Chapultepec, las acusaciones contra algunos militares podría no  ser bien recibida en la SEDENA; pero si fue una decisión presidencial…

En la obra algunos actores ya salieron a escena para no regresar más, y otros, aún no han entrado, ni en un papel secundario. En la derecha del público, hay gritos y frustraciones, pero se frotan las manos y dan la cara; en la izquierda, ven el final del tercer acto con un camino de color verde. ¿Cómo se llama la obra?

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