Espiados
No sabemos la existencia de “topos” en el interior de las fuerzas armadas. No sabemos qué profundo ha sido la introducción y robo de información… Lo que sí sabemos es que esa acción de espionaje ni es de novatos ni de aficionados. Sólo instituciones encargadas del contraespionaje y espionaje estatal tienen la infraestructura para ingresar a una de las instituciones más herméticas, como las militares, en particular la mexicana que poco a poco ha ido mostrándose más pese a sus resistencias.
El hackeo ha sido un serio golpe contra uno de sus aliados, acaso el más importante de todos, del actual gobierno. Como instrumento que ha venido siendo desde ya varios años de los civiles para realizar labores básicamente internas, las cuales son desde cuidar una fuga en una prisión, monitorear tomas clandestinas de gasolina, hasta balear contra narcotraficantes, entre muchas otras. Lo ocurrido continúa siendo una importante atracción de la opinión pública, de los debates, de comentarios, como tal vez no vista antes. No quiere decir esto que haya habido una ausencia en cuanto a cuestionar la imagen militar desde que el 60 la dañó, no; después vendrían otras, como la aprehensión del general Gutiérrez Rebollo, o las recientes acusaciones contra el exsecretario de la defensa, el general Cienfuegos, quien, a pesar de haber sido detenido en Estados Unidos, regresó.
Volviendo con el espionaje, este tipo de filtraciones hechas contra la SDN se vuelven importantes para México porque las múltiples agencias de la llamada “comunidad de inteligencia” están con el vecino del norte, y no habría duda que trabajan mucho para espiar al vecino del sur. Sobre todo porque gracias a Edward Snowden sabemos que una de esas agencias, la Agencia de Seguridad Nacional, espía a prácticamente todo el mundo. (Existe también la versión en película dirigida por Oliver Stone, llamada Snowden.)
Al respecto, piensa que una “filtración” suele confundirse y usarse con “soplo”. Sin embargo, precisa que aquella “… debería utilizarse de un modo distinto a como se usa comúnmente. Habría que usarlo para describir actos de revelación hechos no por el interés público, sino por el interés personal, o en beneficio de unos objetivos institucionales o políticos. Para ser más preciso, entiendo una filtración como algo más próximo al trabajo de un infiltrado, o un caso de ´siembra de propaganda´: la liberación selectiva de información protegida para influir en la opinión pública o afectar a un proceso de toma de decisiones. Es raro que pase un solo día sin que algún funcionario de alto rango del Gobierno ‘sin nombre’ o ‘anónimo’ filtre, mediante una insinuación o un apunte a un periodista, alguna información clasificada que suponga un adelanto de su agenda o de las actividades de su agencia o partido”.
Las escuchas de conversaciones o videos se han convertido en una arma política que a veces los responsables suelen no mostrarse. No sabemos aún si el ataque cibernético a las fuerzas armadas provino de sus supuestos autores autollamados, Guacamaya Leaks. Lo que sí sabemos es que las intenciones de varias filtraciones tenían y tienen, un objetivo político en una coyuntura importante. Por ello no sorprende que esa información haya caído en las manos de uno de los enemigos de la 4T. Lo mismo se podría penar -como en el COVID- que los responsables de vulnerar las computadoras de la Defensa sean los chinos y rusos. No cuadra, teniendo al lado un vecino al que si se compara, George Orwell se quedara pequeño.
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