El rey del cash en Chiapas
En el polémico libro El rey del cash, de Elena Chávez, no figuran políticos chiapanecos. No aparece Manuel Velasco Coello ni tampoco Juan Sabines Guerrero, dos gobernadores muy cercanos al actual presidente de la República. Sabines, quien se desempeña como cónsul de México en Orlando, hizo fluir en su administración cantidades inimaginables de dinero en efectivo. Eran maletas, según diversos testimonios, que llegaban a Palacio y a la Casa de Gobierno para aplacar los ánimos rijosos de líderes sociales.
Todo se solucionaba con dinero en efectivo. El cash imprimió el personal estilo de gobernar. El cash lo era todo. Fluía. Apagaba críticas. Se multiplicaba. Provocaba adhesiones. El cash era omnipresente. Las maletas iban y venían. El gobernador era obsequioso con los dineros públicos y lo repartía con ánimo caprichoso y dictatorial de premiar a quienes consideraba que lo merecían.
No era algo nuevo. Su padre se hacía acompañar de cash para repartirlo entre sus simpatizantes. En una ocasión regaló un cuarto de millón de pesos entre los habitantes de la recién creada Patria Nueva.
Días después un reportero, con la más buena fe del gremio, aconsejó al gobernador que la próxima vez arrojara los billetes en un campo de futbol donde solo hubiera periodistas.
Juan Sabines Guerrero promovió el uso de dinero en efectivo para no dejar rastro alguno. Si el lema del periodismo norteamericano, en casos de corrupción, es “seguir la ruta del dinero”, cuando se convierte en billetes no hay posibilidades de ubicar la huella del efectivo.
Alfredo Palacios, en su libro El inocente y el ladrón, dice que Sabines utilizaba el dinero en efectivo para “comprar la conciencia de los líderes sindicales, de organizaciones, de empresarios y hasta de religiosos de una y otra denominación”.
Pocos quisieron quedarse al margen del cash de Sabines. Se corrompieron presidentes municipales, diputados y líderes que creíamos parte de la “honestidad valiente”.
Un amigo, que ahora es presidente municipal de un pueblo chiapaneco, me dijo que acompañó a Alejandro Encinas a Palacio de Gobierno cuando el hoy subsecretario de derechos humanos buscaba convertirse en dirigente nacional del PRD. Le previno que desconfiara de su encuentro con Sabines.
Mi amigo se quedó en el coche esperándolo. Al cabo de una hora Alejandro Encinas regresó sonriente. Dijo que contaba con el apoyo del gobernador para ganar Chiapas en su búsqueda de la dirigencia perredista.
“No confíes en Sabines”, le repitió mi amigo. “¿Cómo no voy a confiar en él, si me dio esto para la campaña?”, respondió Encinas y mostró una bolsa repleta de billetes que le había entregado. Puro cash, pura marca sabinista.
Al final, pese a la bolsa con cash, Alejandro Encinas perdió la dirigencia nacional y en Chiapas, donde supuestamente habría de ganar con la estructura de Sabines, el triunfador fue Jesús Ortega.
Encinas entendió que el señor del cash en Chiapas no era confiable. Con Manuel Velasco disminuyeron las cantidades en efectivo para controlar líderes y personajes políticos, mas no con Andrés Manuel López Obrador, a quien apoyó a través de David León. Ahí están los videos de Pío y Martín Jesús, Martinazo.
Chiapas tiene su propia historia del cash, que aún debe contarse, y con más rigurosidad que en el libro testimonial de Elena Chávez.
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