A 12 meses del nombramiento del candidato de Morena en Chiapas

Por estas fechas del próximo año, Morena tendrá candidato o candidata a la gubernatura de Chiapas. Para no violentar la ley, como ha sucedido en otros estados, nombrarán a un presidente de comités de defensa del partido; mero eufemismo, porque en la práctica se tendría ya al ungido.

Esa inusitada anticipación que se ha vivido en otros estados, en el nuestro podría generar conflictos difíciles de solucionar. Los aspirantes perdedores de Morena podrían emigrar a otro partido y crear un frente que complicaría los propósitos electorales del gobierno.

Chiapas presenta características diferentes que podrían reventar la frágil unidad morenista, cimentada en fuertes intereses de grupos de presión política. Aquí no es el Estado de México. Aquí es el estado con mayor volatilidad de simpatizantes partidistas.

Es tan frágil y especial la situación de Morena, que su principal contendiente no es el PRI, el PAN o el desbalagado PRD. No. Su verdadero contrincante, aunque últimamente hayan marchado de la mano, es el Partido Verde Ecologista de México.

Su reto no es mantener cohesionado a sus simpatizantes, sino fortalecer la alianza con ese partido, y por supuesto con Chiapas Unido y Mover a Chiapas que, por su dependencia al gobierno estatal, deberán caminar por su lado. Es más, no puede permitir que el Partido del Trabajo abandone la alianza.

La tromba, que ha sido Morena en las elecciones, es fácil de desbaratar. Los partidos-tromba, si bien se apropian de territorios políticos, son destructores y generadores de conflictos permanentes, porque sus líderes buscan posiciones políticas, y si no son beneficiados, desencadenan rupturas.

En contraposición, el Verde Ecologista de México es un partido mejor organizado. Se sustenta en liderazgos y estructuras consolidadas. Además, Chiapas, con su pobreza y su dependencia de programas sociales, ha sido una parcela fértil para experimentar y adentrarse en la preferencia del electorado.

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No es fortuito que el Verde gobierne en 36 presidencias municipales, ocho más que Morena. Es cierto que Tuxtla y Tapachula están en manos del partido gobernante, pero varios de los municipios más poblados son gobernados por Partido Verde, como Ocosingo, Chenalhó, Huixtla, San Cristóbal de Las Casas y Villaflores.

Por el contrario, si Morena y el Verde van de nueva cuenta juntos, no habrá oposición alguna que opaque su candidatura al gobierno de Chiapas. ¿Lo harían el PRI, el PAN o el PRD? ¿Pondrían en predicamento si se juntaran?

Por supuesto que no. Esa oposición está desgastada. Sin rumbo. Es más factible que sea contrapeso en el escenario nacional para las elecciones de 2024, que en el escenario local. Aquí los protagonistas serán Morena y el Verde.

Es más, los nombres que se barajan para el 2024 están vinculados a estos partidos, como Zoé Robledo, Eduardo Ramírez Aguilar, Patricia Armendáriz, Carlos Morales Vázquez, José Antonio Aguilar Castillejos, Rosy Urbina y Sasil de León Villard.

Los personajes de la oposición ocupan pequeños espacios de popularidad en ciertas regiones. Paco Rojas se mueve en el centro de Chiapas, pero no le interesa ser candidato a gobernador; su aspiración es repetir en la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Roberto Albores Gleason, el más popular de la oposición, está enclaustrado, y quizá tenga pocas ganas de subirse al ring, en un combate de pocas posibilidades de triunfo, y Rómulo Farrera, aunque goza de popularidad, no ha buscado ser candidato de oposición.

Si bien en otros estados será una ventaja que los candidatos de Morena sean nombrados con anticipación, en Chiapas esa designación podría provocar un terremoto que dañaría los cimientos, nada profundos, de ese partido.

Por lo pronto, los aspirantes se preparan para salir bien posicionados en las encuestas que levantará, en el lapso de un año, la dirigencia de Morena. Por eso han comenzado a moverse, y lo harán con mayor intensidad en los meses que siguen, para aparecer en la foto que definirá al candidato o candidata a la gubernatura de este sur profundo.