Nuevas plataformas digitales: el futuro de la comunicación
Desde hace varios años las emergentes Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, conocidas también como TIC,s, llevan compitiendo con los clásicos medios de comunicación que en el siglo pasado se concentraban en la prensa escrita, la radio y la televisión. Hoy, sin que esos medios ya considerados tradicionales hayan desaparecido, resulta evidente que plataformas como Youtube o Twitch, por sólo citar dos de ellas, se presentan como alternativas de información y entretenimiento disponibles para cualquier persona que quiera o desee aparecer públicamente. Espacios abiertos, a la vez, para quienes deseen seguirlos y que en algunos casos tienen un costo económico.
Cambios acelerados en la forma de comunicar que hubieran sido impensables hace pocas décadas, y que trascienden a los propios medios para inmiscuirse en las relaciones personales y en las maneras de entender el trabajo cotidiano. Transformaciones que exigen estar pendientes y actualizados si no se desea quedar caduco o “estar fuera de onda”, incluso en el uso del vocabulario cotidiano.
Favorables o críticos de estas nuevas plataformas se confrontan en los debates de la plaza pública, sin embargo, lo que resulta innegable es que los emergentes soportes de comunicación ocupan cada vez más lugares en las preferencias de las jóvenes generaciones, aquellas que han nacido bajo la sombra de la revolución que significó el internet en la vida planetaria. Jóvenes que delinean el camino que, a los que nacimos con anterioridad a esos drásticos cambios tecnológicos, nos cuesta andar porque afecta la forma en que aprendimos y nos relacionamos.
Echar la vista atrás hacia la historia de la humanidad permite rememorar los recursos para transmitir las noticias que se producían en lugares cercanos y, por supuesto, en otros más alejados. Semanas y meses podían pasar para que ciertas informaciones llegaran al público a través, casi siempre, de la vía oral. La existencia de la imprenta y, con posterioridad de la prensa, facilitó la dispersión más rápida de los acontecimientos locales e internacionales. En la actualidad, las informaciones son ininterrumpidas e inmediatas. Celeridad a la hora de arribar a sus consumidores, al mismo tiempo que cualquier noticia se pulveriza al poco tiempo de salir a la luz pública. Rapidez y volatilidad de la información que caracterizan al mundo actual en todas las instancias de la vida, más allá de los medios de comunicación.
Así, se vive en un mundo en el que falta tiempo para analizar las incesantes informaciones, al igual que escasea para reflexionar sobre otros aspectos de la realidad personal y social. Se devoran noticias, ciertas o falsas, con una especie de fijación que debería hacer las delicias de los psicoanalistas. Lo que queda por preguntarse, en esta especie de vorágine, es cuánto tiempo durarán esas plataformas de comunicación mencionadas y cuáles serán las que se incorporen de forma novedosa. Dada la celeridad de los cambios no resulta extraño que la pulverización de noticias y hechos que llaman la atención vaya pareja a la incorporación de inéditos y originales medios para transmitir mensajes de todo tipo de temáticas. El reto, por lo tanto, va a seguir siendo incesante, aunque habrá que replantearse si tal velocidad en los ámbitos de la comunicación no resta la necesaria profundidad al análisis de la realidad que nos incumbe, tanto de los emisores como de los receptores.
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